“Brasil buscará formas de ayudar a la Argentina, pero no se harán locuras”, dice nuevo embajador de Lula en Buenos Aires
Ya instalado en el país, Julio Bitelli habló sobre la voluntad del gobierno brasileño de colaborar con la Argentina para hacer frente a la crisis económica y pronosticó cómo las elecciones pueden afectar al vínculo bilateral
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En sus primeros días al frente de la embajada de Brasil en Buenos Aires y luego de haber participado en la cumbre de presidentes del Mercosur en Puerto Iguazú, el embajador Julio Bitelli dijo, en entrevista exclusiva con O Globo, que Brasil mantiene la determinación política de ayudar a la Argentina, pero todavía hay dificultades en el camino.
“La voluntad política garantiza que seguiremos buscando formas de ayudar a la Argentina, está en curso, ya se detectaron algunas cosas y el proceso seguirá. Pero no se van a hacer locuras”, subraya Bitelli. Para el embajador, quien dice tener un cauto optimismo sobre la recuperación de la economía argentina, la actitud de Brasil refleja la solidez de sus instituciones: “Son necesarios una serie de requisitos para que pueda haber cierto tipo de ayuda, y eso se va a cumplir, independientemente de que es Argentina y las enormes ganas de ayudar”, subrayó el embajador.
-¿Cómo definiría el momento actual de la relación bilateral?
-La historia reciente de la relación bilateral es muy especial. Venimos de una época muy mala, de distancia, algo casi inaudito. Luego, se logró acortar un poco esa distancia, con el cambio que ocurrió en el Itamaraty [con la salida de Ernesto Araújo], y un trabajo excepcional del embajador [Daniel] Scioli en Brasilia. En cierto modo, había comenzado una transición a la normalidad. Con el nuevo gobierno en Brasil, obviamente hubo una recuperación inmediata en la calidad de la relación bilateral. En este momento estamos en una etapa electoral en la Argentina, pero creo que el escenario electoral y su evolución muestran que, independientemente del resultado de la elección, la calidad de las relaciones no sufrirá. La calidad de las relaciones es demasiado importante para pasarla por alto, sin importar quién esté en el gobierno. Lo que sucedió hace unos años fue completamente atípico. Por supuesto, cuando hay afinidades personales, esto ha contribuido, pero no es el único factor.
-¿Se han disipado los temores de que Argentina pueda virar hacia la extrema derecha?
- En función de las encuestas, creo que los riesgos han disminuido considerablemente en este sentido.
-Una victoria del peronismo, con Sergio Massa, no sería lo mismo para Brasil que para la alianza opositora Juntos por el Cambio. ¿Brasil confía en que, sea cual sea el resultado, la relación nunca volverá a pasar por un período tan malo como el de la presidencia de Bolsonaro?
-Sin duda, todos los candidatos con potencial para ganar la elección ya indicaron que la calidad de la relación con Brasil se mantendrá. En ese sentido podemos estar tranquilos. Por supuesto que hay matices, pero en relación a cuestiones de fondo, sobre todo la idea clara de que hay que cuidar esta relación, esta se mantendrá. La evolución histórica muestra que ambos ganamos cuando el otro lado lo está haciendo bien. La relación bilateral fortalece la inserción internacional y la situación interna de ambos países. Esto está más allá de cualquier duda.
-Es su segunda vez en la Argentina, ahora como embajador, y, una vez más, Argentina está en crisis. ¿Esto preocupa a Brasil?
-Eso sí, preocupa porque a Brasil le interesa una Argentina próspera. Por eso también hay una disposición brasileña de, en la medida de lo posible, ayudar a la Argentina a recuperarse. Ahora, lo que siento en mis primeras conversaciones es cierto realismo sobre la crisis, que es grave, profunda, multidimensional. Pero también hay cierto optimismo, porque una de las circunstancias que llevaron a esta crisis fue, por ejemplo, la peor sequía en 100 años, algo que en un país que tiene las exportaciones agrícolas como un aspecto importante de su economía es un desastre. Por otro lado, existen grandes expectativas positivas respecto a la próxima cosecha. También en cuanto al tema energético. Si bien se reconoce la gravedad de la crisis, existe un cauto optimismo. El proceso electoral, por un lado, es complicado, pero por otro, siempre genera esperanza.
-Es evidente, por parte del presidente Lula, un deseo de ayudar a la Argentina, pero también hay dificultades para implementar esta ayuda. ¿Cómo se proporciona financiación a un país que no puede garantizar el pago?
-En el fondo, este es un signo de la fortaleza de las instituciones brasileñas. Hay una enorme voluntad política de contribuir a mitigar la crisis argentina, y no es sólo por la amistad entre los presidentes, es porque a Brasil le interesa una Argentina fuera de la crisis. La crisis argentina acaba afectando también a Brasil, a los exportadores brasileños, al Mercosur. Hay un deseo, pero dentro de lo que es posible. Las dificultades que señalas, que son reales, se producen porque nada se hará al azar. Son necesarios una serie de requisitos para que haya un determinado tipo de ayuda, y esta se cumplirá, sin importar si es la Argentina o las enormes ganas de ayudar. La voluntad política garantiza que la gente seguirá buscando formas de ayudar a la Argentina, está en curso, ya se detectaron algunas cosas y el proceso seguirá. Pero no se harán locuras.
-Concretamente, lo que tenemos hoy es financiamiento del BNDES [Banco de Desarrollo de Brasil] para la ampliación del gasoducto Néstor Kirchner. Aún no se han encontrado mecanismos de financiación para exportadores brasileños que vendan a la Argentina, ¿no?
-Claro, se está buscando una fórmula para eso y aún no se ha encontrado, por el tema de las garantías. Hay diferentes ideas, estamos buscando maneras de hacer esto posible. El interés es muy fuerte, no solo del presidente, sino del estado brasileño.
-Y los empresarios, porque le están perdiendo mercado a China…
-Sí, exacto. Si miramos las cifras del comercio bilateral, cuando me fui de aquí, en 2013, llegábamos a unos US$ 40.000 millones. Luego bajó a US$ 22.000 millones y hoy estamos en US$ 28.000 millones. Hay un comienzo de recuperación, pero aún nos queda mucho por recuperar para volver a los números de hace diez años.
-Brasil y China compiten por ser el principal socio comercial de Argentina.
-Es una pregunta casi milimétrica, pero la tendencia [a favor de China] es muy clara.
-China tiene otras herramientas, ofrece financiación…
-La facilidad de financiación que China puede ofrecer no puede ofrecer ningún otro país, y eso es lo que hoy marca la diferencia.
-¿Cuáles son sus prioridades al inicio de su gestión como embajadora en la Argentina?
-Restablecer contactos, escuchar mucho. Le dije al embajador Scioli que entre Brasil y Argentina tenemos que tener una especie de diálogo, usando una expresión porteña, “a calzones quitados”, que significa con absoluta sinceridad. No debe haber juegos. Tenemos que escuchar lo que quieren los argentinos y decirles a los argentinos lo que es y lo que no es posible. En la cumbre de Iguazú, el presidente Lula dijo algo que debe ser la pauta básica en nuestra relación con Argentina: vamos a tratar sinceramente de sanear las exigencias. Siempre que sea posible, buscaremos soluciones.
Por Janaína Figueiredo
O Globo/GDAOtras noticias de Brasil
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