Boric le da impulso a una nueva Constitución que transforme el modelo chileno
A diferencia de Piñera, el presidente electo se reunió con la mesa directiva de la Convención Constituyente y entregó una poderosa señal de apoyo al órgano; dijo que respetará la autonomía del órgano
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SANTIAGO, Chile.– “Hemos ratificado nuestra plena voluntad de colaboración”. Sin sorpresas, el presidente electo de Chile, Gabriel Boric, entregó una contundente señal sobre su apoyo irrestricto al proceso constituyente que busca generar transformaciones al modelo chileno, tras acudir a la Convención Constitucional para reunirse con su mesa directiva. Allí explicitó su viejo anhelo de consolidar la creación de una nueva Carta Magna, pero enfatizó el respeto a la autonomía del órgano encargado de su redacción.
En medio de una intensa agenda, Boric llegó alrededor de la 10 de la mañana al ex Congreso Nacional, ubicado en el centro histórico de Santiago y donde regularmente sesiona la Convención Constitucional, para sostener un encuentro con la presidenta de la instancia, la académica mapuche Elisa Loncón, el vicepresidente Jaime Bassa y los integrantes de la mesa directiva ampliada.
“No queremos en ningún caso una Convención partisana, una Convención al servicio de nuestro gobierno porque no es lo que corresponde. La Convención va más allá de la coyuntura, nosotros hemos manifestado que respetamos plenamente la autonomía de la Convención e institucionalmente nos ponemos a disposición para su mejor funcionamiento”, dijo el mandatario electo tras la cita.
La cumbre marcó un contraste con la gestión del actual presidente, Sebastián Piñera, que no se reunió con la cúpula del órgano constituyente, que comenzó su trabajo el 4 de julio pasado, y con la que ha protagonizado una serie de desencuentros tras el rechazo a algunas indicaciones impulsadas por convencionales oficialistas y acusaciones cruzadas por temas presupuestarios.
“Ha costado mucho trabajar esa colaboración con el gobierno saliente, lo hemos conseguido a ratos, pero ha sido un trabajo muy dificultoso”, comentó sobre ese tema Jaime Bassa, vicepresidente del órgano, mientras que el propio Boric insistió en la independencia y autonomía de la Convención.
“Es la Constituyente la que tiene la potestad de discutir cuáles son las normas constitucionales de aquí en adelante y cuáles van a ser los aspectos transitorios. No me cabe ninguna duda de que se actuará con sabiduría en el mejor sentido y pensando en lo mejor para todos los chilenos [...] no voy a tratar de pautear a la Convención respecto a lo que tiene que hacer, sino más bien respetar e implementar lo que se decida acá”, añadió el presidente electo.
Con todo, el decidido respaldo de Boric a la Convención también tiene que ver con la propia génesis y el rol que tomó en un momento complejo, lo que terminó transformándose en uno de sus mayores capitales políticos. El presidente electo fue uno de los políticos de la izquierda más dura que acudió a la firma del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que encauzó una salida institucional al estallido social de octubre de 2019. Una de las consecuencias fue que en ese entonces su propio partido Convergencia Social le suspendió la militancia tras firmar a título personal.
Nuevas perspectivas
La llegada de Boric al poder fue vista como una señal tranquilizadora para los convencionales -mayoría de izquierda- del órgano que creará la Constitución, y que durante la campaña fueron instados por el entonces candidato conservador, José Antonio Kast, a “cerrar el proceso” en los plazos acordados. En la práctica esto significa entregar una propuesta de texto a más tardar a principios de julio de 2022, o bien utilizando los tres meses de prorroga que establece la ley. Tras ello, la nueva Constitución deberá aprobada o rechazada por los chilenos en una plebiscito de salida con voto obligatorio.
“Al igual que respecto de su coalición, Gabriel Boric tiene el desafío de marcar diferencias con los polos más radicales que lo acompañan, para contribuir a una Constitución que nadie pueda tachar por ser de un solo sector político”, dijo a LA NACION Rodrigo Pérez de Arce, subdirector del Instituto de Estudios de la Sociedad.
“A pesar de que la Convención es un órgano autónomo, que tiene sus propias dinámicas, el presidente electo contribuye mucho al clima de la discusión constituyente. El triunfo de Gabriel Boric en segunda vuelta se debe, en gran medida, a que logró captar bien la pulsión de cambio profundo pero por los cauces institucionales que había en la ciudadanía. La Convención debería tomar nota de que fue la moderación y no la radicalización la que le dio el triunfo al candidato de Apruebo Dignidad, y actuar en consecuencia”, añadió Pérez de Arce.
Para Jaime Abedrapo, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad San Sebastián, el nuevo escenario hace bastante más propicio hacer reformar más profundas.
“Más allá del punto a punto en materia de pensiones o salud pública, lo sustantivo tiene que ver con transformaciones en términos de redestribución de poder y que se encarna a través del proceso de descentralización o de resituar posiblemente el papel de la propiedad privada. Esta mirada de país es la que viene empujando Boric, pero ahora con un discurso bastante más moderado que el de la primera vuelta y también es un aspecto en juego. En ese sentido, es más probable que se apruebe un borrador bastante más transformador, aunque tiene que tener un consenso mínimo para ser presentado a la ciudadanía”, señaló el académico.
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