Bombas termobáricas y de racimo: cómo funcionan y por qué son consideradas demasiado cruentas
La OTAN acusa a Rusia de usar este tipo de armamento en su ofensiva en Rusia
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NUEVA YORK.- Con su constante flujo de videos y fotos que muestran la devastación de los ataques, la invasión de Rusia a Ucrania ha reavivado discusiones sobre la excesiva crueldad o indiscriminación de ciertas armas para ser usadas en la guerra.
Los oficiales del Pentágono dicen estar al tanto de los informes y denuncias que indican que Rusia está usando municiones de fragmentación —o “de racimo”— y armas termobáricas —o “de vacío”—, pero no han podido confirmarlo. La semana pasada, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confirmó que Rusia estaba usando bombas de racimo en Ucrania.
Durante la reunión de emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas realizada el miércoles en respuesta a la invasión rusa a Ucrania, la embajadora de Estados Unidos hizo un alegato sobre las armas usadas en esta guerra. “Hemos visto imágenes de las fuerzas rusas transportando a Ucrania armas de excepcional letalidad, como bombas termobáricas y de racimo, que están prohibidas por los Convenios de Ginebra y no deberían estar en el campo de batalla”, dijo Linda Thomas-Greenfield.
Ese mismo día, en la cadena CNN, el general retirado y excomandante del Comando Central de Estados Unidos, David Petraeus, denunció el uso de “misiles, cohetes, artillería, bombas de racimo, y hasta pavorosas armas termobáricas, que chupan el oxígeno de toda una zona y de los pulmones”.
La embajadora de Ucrania en Estados Unidos, Oksana Markarova, había hecho un comentario similar la noche anterior. “Hoy usaron bombas de vacío”, señaló la diplomática según la agencia Reuters. “Rusia se ha propuesto devastar Ucrania.”
Pero al denunciar el accionar ruso, algunos funcionarios y analistas norteamericanos han repetido información incorrecta sobre algunas de esas armas. Ni las municiones de fragmentación ni las bombas hiperbáricas, por ejemplo, aparecen mencionadas en los Convenios de Ginebra, como se conoce a la serie de acuerdos internacionales que regulan los conflictos armados.
Sus características
Las armas “de racimo” incluyen cohetes, bombas, misiles, morteros y proyectiles de artillería que se fragmentan en el aire y dispersan municiones o explosivos más pequeños sobre un área muy extensa. Las organizaciones humanitarias dedicadas al desminado han señalado que el 20% o más de las versiones antipersonales de esas “minibombas” no estallan al hacer impacto, pero pueden explotar en otro momento si son tocadas o manipuladas.
La Convención sobre Municiones en Racimo, que entró en vigor en 2010, prohíbe su uso por el riesgo que implican para los no combatientes. Y aquí viene el detalle: más de 100 países firmaron ese tratado, pero entre ellos no están ni Estados Unidos, ni Rusia, ni Ucrania.
El arma a la que Markarova se refirió como “bomba de vacío” es comparativamente menos conocida, raramente usada por los militares de la actualidad, y no está prohibida por los tratados internacionales.
La cabeza de la mayoría de las bombas y cohetes convencionales está diseñada para expulsar miles de letales fragmentos de metralla al estallar. Pero una “bomba de vacío” —generalmente llamada “explosivo aire-combustible”— libera un explosivo líquido que se pulveriza en el aire, se dispersa y se mezcla con oxígeno antes de explotar.
Las armas aire-combustible se han usado en minería a cielo abierto y para abrir claros y pistas de aterrizaje donde la vegetación es muy espesa. Pero los videos que llegan de Ucrania muestran que la artillería rusa incluye esas armas en su sistema de cohetes llamado TOS-1A.
TOS-1A pic.twitter.com/9oQO8sQCSF
— Sakuyama 咲山 (@hf5564s1) March 10, 2022
La descripción del TOS-1A que hace el propio ejército ruso añade todavía más confusión. Rusia se refiere alternativamente a ese sistema como “lanzallamas pesado” o “arma termobárica”, mientras que este último término es usado por los militares norteamericanos para describir el tipo de munición que ha reemplazado la mayoría de los explosivos aire-combustible. Las nuevas armas tienen mezclas sólidas de explosivos, que producen ondas de choque igualmente fuertes y más largas.
El Pentágono ha utilizado explosivos termobáricos en bombas lanzadas desde el aire para destruir complejos de cuevas en Afganistán, así como en granadas de mano especializadas y cohetes “de hombro” destinados a destruir edificios.
El término “bomba de vacío”, que se refiere a que el arma utiliza el oxígeno atmosférico y a la gran onda de presión que produce, a veces es utilizado erróneamente y genera más confusión. El malentendido sobre estas armas se remonta a un incidente de 1975 en el que se acusó a los pilotos de Vietnam del Sur de usar armas con explosivos aire-combustible en Xuan Loc, una de las batallas finales de la Guerra de Vietnam. Esa puede haber sido la génesis de un mito que aún hoy persiste: que esas explosiones matan a las personas al succionarles el aire de los pulmones.
Cuando le preguntaron sobre los informes que aseguraban que una bomba fabricada en Estados Unidos había matado por asfixia a cientos de personas en Xuan Loc, el mayor general Winant Sidle, por entonces vocero del Pentágono, especuló que un arma explosiva de aire-combustible podría consumir todo el aire en un radio de 20 metros a la redonda. Pero si eso hubiera ocurrido como lo expresó el general Sidle, el aire atmosférico habría llenado inmediatamente el vacío resultante.
Pero es posible que en Xuan Loc los sobrevivientes y los rescatistas se hayan encontrado con una escena pavorosa: cadáveres sin heridas visibles. Debido a que las armas de aire-combustible producen una explosión masiva pero relativamente poca metralla, algunos de los muertos probablemente habían sufrido únicamente lesiones internas.
Los pulmones de esas víctimas no fueron vaciados de aire, sino que se habrían llenado de sangre al romperse los sacos de aire conocidos como alvéolos. La presión también podría haber aplastado sus órganos internos, sin dejar necesariamente un cadáver destrozado.
Eliminación y revisión
En 2008, el secretario de Defensa, Robert M. Gates, prometió que el Pentágono eliminaría el uso de las armas de racimo más antiguas y propensas a fallar antes del 1 de enero de 2019.
En 2009, Petraeus supervisó el último uso conocido de armas de racimo por parte de las fuerzas estadounidenses en combate.
En noviembre de 2017, poco más de un año antes de que entrara en vigor la prohibición autoimpuesta para el uso de municiones en racimo por parte de las fuerzas armadas estadounidenses, el Pentágono dio marcha atrás con el argumento de una posible guerra con Corea del Norte.
La transcripción oficial de los comentarios de Thomas-Greenfield ante la Asamblea General de la ONU de la semana pasada ahora contiene una nota al pie que aclara que Estados Unidos, Ucrania y Rusia no son firmantes del tratado sobre municiones en racimo. El uso específico de armas de racimo y las llamadas bombas de vacío “dirigidas contra civiles” está prohibido por los Convenios de Ginebra, aclara la nota.
La semana pasada, John Kirby, vocero del Pentágono, dijo que la política de bombas en racimo del Departamento de Defensa norteamericano está “bajo revisión”.
Por John Ismay
Traducción de Jaime Arrambide
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