Bolsonaro suma otro frente de tormenta con la pelea entre su clan y el vicepresidente
El mandatario salió a contener un creciente conflicto entre sus hijos y Mourão, a quien acusan de conspirar contra el gobierno; malestar entre los ministros militares
RÍO DE JANEIRO.- Como si los problemas de Brasil no fueran pocos, un intenso fuego amigo aturde al Palacio del Planalto, donde el presidente Jair Bolsonaro ha tenido que salir a contener el creciente conflicto entre sus hijos y el vicepresidente Hamilton Mourão, a quien acusan de conspirar contra el gobierno.
Las relaciones entre el general Mourão y los tres hijos políticos del mandatario -Flavio, senador; Carlos, concejal en Río de Janeiro, y Eduardo, diputado- ya estaban tensas desde la campaña electoral del año pasado, cuando Bolsonaro fue apuñalado en un acto y tuvo que quedar varias semanas confinado en un hospital. Mientras sus hijos -en especial Carlos, que es quien manejaba y aún influye en las redes sociales de su padre- grababan videos de Bolsonaro convaleciente, Mourão exhortaba por terminar con aquella "victimización". Las sospechas e intrigas del clan Bolsonaro contra el compañero de fórmula de su padre solo se incrementaron con el tiempo.
El último fin de semana, Carlos Bolsonaro publicó en su cuenta de Twitter un video del presunto "gurú" del gobierno, el filósofo ultraderechista Olavo de Carvalho, que desde su residencia en Estados Unidos volvió a cargar contra los militares que integran el gabinete presidencial.
Los acusó de buscar controlar al mandatario, destruir a los políticos de derecha y ser unos vanidosos "de cabello pintado y voz impostada". Mourão, que ya había sido blanco de varias críticas de De Carvalho, desestimó sus dichos y señaló que el supuesto ideólogo oficialista debería mejor dedicarse a su antigua profesión de astrólogo.
Lejos de aplacar los ánimos, las declaraciones del vicepresidente enardecieron al segundo hijo presidencial, apodado 02 por Bolsonaro. En una serie de tuits, recordó las distintas veces desde que el nuevo gobierno asumió el poder en que Mourão expresó posturas opuestas a las del mandatario: su respeto al derecho al aborto (cuestión que en su momento horrorizó a la base religiosa y conservadora bolsonarista), sus gestos conciliatorios con políticos de izquierda (desde el encarcelado expresidente Luiz Inacio Lula da Silva hasta el exiliado diputado Jean Wyllis, que se fue del país en medio de amenazas por su orientación homosexual), y su participación en conferencias internacionales en las que se presentó como "la voz de la razón y la moderación" dentro de la nueva administración.
"Recuerdo que no estoy reclamando del vice solo ahora... ¡Son apenas informaciones! No ataco a nadie, son apenas hechos que ya sucedieron y me gustaría compartirlos con los amigos", destacó anteayer Carlos Bolsonaro.
Las embestidas generaron gran malestar entre los ministros militares -ocho de los 22 que integran el gabinete-, quienes desde hace tiempo sugerían al presidente que sus hijos no debían inmiscuirse en temas del gobierno federal.
Apoyo
El ambiente se enrareció más cuando el diputado Eduardo Bolsonaro salió en apoyo de su hermano y a arremeter contra Mourão.
"Lo que causó bastante ruido son las sucesivas declaraciones del vicepresidente de manera contraria al presidente de la República", dijo, y apuntó que el protagonismo que buscaría Mourão ya lo ha llevado al aparecer en los medios más que todos los anteriores vicepresidentes democráticamente elegidos juntos. "Esa ahí no es la conducta de un vice", advirtió para llamar la atención sobre las verdaderas intenciones de Mourão.
Sus palabras reavivaron el temor de la llamada "maldición de los vicepresidentes brasileños", que pretendieron minar el poder de los jefes del Estado. El diputado Marco Feliciano, pastor y aliado de Bolsonaro, llegó incluso a pedir el impeachment de Mourão por "conspirar contra el presidente". Pero su intención fue rápidamente desechada por el titular de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.
"La paranoia familiar es alimentada por la historia, porque nada menos que ocho presidentes fueron sustituidos por sus vices desde el inicio de la República por motivos variados, desde la muerte del titular hasta la destitución por impeachment", buscó explicar el columnista Merval Pereira, del diario O Globo, al rememorar el más reciente caso de Michel Temer, exvicepresidente de Dilma Rousseff, que fue tildado de "traidor" por apoyar el juicio político a la entonces mandataria.
En ese cada vez más caldeado clima, ayer el propio presidente Bolsonaro trató de poner paños fríos a la situación durante un desayuno con periodistas, en el que invitó también a Mourão.
"Sé que mi hijo [Carlos] tiene un ánimo un poco exaltado. Pero este casamiento [con Mourão] es, como mínimo, hasta 2022", afirmó. "El vice siempre es una sombra que a veces no se guía de acuerdo con el sol, pero por ahora está todo bien. No hay problemas. Como un excelente casamiento, si todos dicen sí todo el tiempo, no funciona. Seguimos durmiendo juntos; el problema es quién va a lavar los platos al final del día", ilustró. "O cortar el pasto", acotó el vicepresidente, sentado a su lado.
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