Bolsonaro respalda a Moro en el caso de las filtraciones, que le dan aire judicial a Lula
El presidente salió a apoyar al exjuez de Curitiba, en el ojo de la tormenta mientras una sala de la Corte Suprema resolvió tratar en sesión plenaria un pedido de habeas corpus del expresidente
BRASILIA.- La filtración, durante el fin de semana, de las conversaciones entre el exjuez federal Sergio Moro y los fiscales de la causa Lava Jato le dio aire judicial al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, que cumple una condena en la cárcel por ese caso.
La segunda corte del Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima instancia judicial del país, barajó ayer la posibilidad de validar un pedido de habeas corpus de Lula. Aunque no lo validó, resolvió que será discutido en el plenario del tribunal, con fecha a confirmar.
Al mismo tiempo, el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro debió salir a respaldar a Moro, su actual ministro de Justicia, a quien recibió en su residencia oficial.
La solicitud del habeas corpus había sido presentada tiempo atrás por los abogados de Lula y no estaba directamente relacionada con la filtración de los documentos y las conversaciones del domingo por el portal The Intercept. Pero su inclusión anteanoche en la agenda del STF, para ser tratada ayer, fue interpretada en los círculos del poder como fruto de esa conmoción.
La defensa de Lula señaló que no se privará, de aquí en adelante, de usar esas conversaciones pirateadas entre los fiscales de la operación anticorrupción Lava Jato entre sí, y con el exjuez Moro, para pedir la anulación de un proceso que desde siempre denunciaron como viciado. De esas conversaciones se desprende que Moro orientó a los fiscales durante la investigación.
Durante la sesión de ayer, la segunda corte del STF, integrada por cinco magistrados, discutió si los abogados de Lula tuvieron un amplio derecho a la defensa cuando su condena fue tratada por el Superior Tribunal de Justicia, en abril pasado. Ese tribunal ratificó la culpabilidad de Lula, pero redujo la condena de más de 12 años de prisión a ocho años y diez meses.
El presidente Bolsonaro, que hizo de Lula uno de los blancos favoritos de sus discursos en la campaña que lo llevó al poder el año pasado, salió por su parte a respaldar a Moro, acusado de haber actuado políticamente para marginar Lula de la vida pública e impedir su regreso al Palacio del Planalto.
Bolsonaro no hizo declaraciones sobre el caso, pero sí utilizó un lenguaje simbólico: recibió a Moro para una reunión privada en su residencia oficial, y luego atravesaron juntos en lancha el lago Paranoá de Brasilia, para una ceremonia en la que el ministro fue condecorado.
Lula, de 73 años, cumple condena por el caso de un departamento en el balneario de Guarujá, que según la condena recibió de una constructora a cambio de facilitar contratos millonarios con la empresa estatal Petrobras.
El expresidente (2003-2010) siempre se declaró inocente y cuestionó la imparcialidad de Moro y del fiscal del Lava Jato, Deltan Dallagnol, quien lo acusó de ser el "cabecilla" de una organización criminal con la que pretendía aferrarse al poder. Esa postura se vio reconfortada por la bomba informativa lanzada por The Intercept.
"La verdad se enferma, pero nunca muere", dijo Lula sobre las filtraciones. El expresidente se sintió "sorprendido por la rapidez con que la verdad salió a la luz a través de las conversaciones captadas por la prensa y por el elevadísimo grado de promiscuidad entre quien juzga y quien acusa en un mismo proceso", según relató uno de sus abogados, José Roberto Batochio, luego de visitarlo en prisión.
"El material que ya fue divulgado refuerza lo que siempre fue dicho: el juez actuó como coordinador de acusación y profirió veredicto encima de la acusación que él mismo ayudó a construir", dijo por su parte Cristiano Zanin Martins, otro abogado del equipo legal de Lula.
Entre los mensajes publicados por The Intercept se destaca una serie de septiembre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a Fernando Haddad. La operación Lava Jato, la mayor investigación anticorrupción de Brasil, fue puesta en jaque tras esas revelaciones.
El Consejo Nacional del Ministerio Público abrió una investigación disciplinaria para determinar si los fiscales cometieron una falta, y la Orden de Abogados de Brasil (OAB) recomendó la separación temporaria de sus funciones de Moro y Dallagnol hasta que una investigación imparcial determine si hubo colusión entre ellos.
El STF también decidió agendar otro recurso de Lula para el 25 de junio, cuando discutirá la presunta parcialidad de Moro por aceptar ser ministro de Bolsonaro, que derrotó al candidato de Lula.
La crisis agita los ambientes políticos y judiciales, pero no desbordó hasta ahora en las calles.
Agencias AFP, AP, ANSA y Reuters
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