Jair Bolsonaro prohibió las quemas controladas

PORTO VELHO.- Luego de poner a las Fuerzas Armadas en acción para el combate del fuego en la Amazonia y en un nuevo intento de reducir el daño a la imagen internacional de Brasil debido a los incendios que arrasan con la selva, el presidente Jair Bolsonaro prohibió ayer las quemas controladas en todo el país.

Con un decreto, el mandatario dispuso la medida para los próximos dos meses, período que coincide con el fin de la temporada de sequía, cuando más incendios se registran para despejar vegetación de terrenos que luego serán usados para la alimentación de ganado con pasto o para cultivos agrícolas. En teoría, el Código Forestal ya prohíbe casi todas las quemas; solo permite que se realicen para control fitosanitario si tienen autorización de un órgano ambiental, en prácticas de prevención y combate de los incendios, y en casos de agricultura de subsistencia de poblaciones tradicionales e indígenas, por lo que la mayoría de los fuegos que provocan los productores rurales deberían ser considerados crímenes.

"La quema de vegetación es una forma primitiva y barata de limpiar la tierra, pero que en zonas como la Amazonia, donde se busca preservar la selva, resulta muy peligrosa, como vimos este año con el aumento de incendios. La gente no tiene educación ambiental y busca la manera más rápida de obtener un beneficio económico", dijo a LA NACION el ingeniero forestal José Saraiva, del departamento de peritaje criminal ambiental de la Policía Civil del estado amazónico de Rondonia, adonde las lluvias de los últimos días trajeron un poco más de calma.

De cualquier manera, el experto se quejó de la falta de recursos humanos y técnicos para lograr una buena fiscalización. "No tenemos efectivos suficientes para cubrir el amplio espacio sobre el que actuamos y tampoco contamos con la tecnología adecuada para mantener un monitoreo constante de dónde surgen los focos de fuego", explicó.

Los últimos datos satelitales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) apuntaron que desde enero hasta el miércoles se registraron 84.957 incendios forestales, más de la mitad de ellos (51,8%) en la Amazonia, compuesta por nueve estados (Acre, Amapá, Amazonas, Maranhão, Mato Grosso, Pará, Rondonia, Roraima y Tocantins). Y aunque las Fuerzas Armadas, a cargo de la Operación Verde Brasil, insisten en asegurar que ha habido una disminución del fuego, en las últimas 24 horas, el Inpe había sumado 1628 nuevos focos.

Más allá de que este año ha sido de altas temperaturas, baja humedad y vientos fuertes, lo que ha propiciado que los incendios forestales se expandieran, se sospecha que muchos productores rurales se sintieron incitados tácitamente a quemar más por el discurso antiambientalista de Bolsonaro. Ya durante la campaña electoral del año pasado había resaltado que se oponía a la compleja reglamentación de preservación ambiental por considerarla un obstáculo para el desarrollo económico de las regiones más pobres del país, como la Amazonia. Y desde que llegó al poder, el 1º de enero, cortó fondos a las agencias de control ambiental, redujo en un 30% las operaciones de combate de la deforestación y las multas ambientales cayeron ya un 65% en el primer semestre.

Ahora, debido al clamor internacional por los incendios que devastan la selva, el gobierno estudia presentar la próxima semana un paquete de medidas de protección del medio ambiente y combate de la deforestación, con propuestas sostenibles de explotación agrícola, ganadera y mineral. El proyecto está a cargo del jefe de Gabinete, Onyx Lorenzoni, que viajará a la región el lunes para analizar el plan con los gobernadores de los estados amazónicos, que ya se reunieron con Bolsonaro esta semana en Brasilia y, pese a los cuestionamientos que el mandatario había hecho a la ayuda internacional, le indicaron que no debería desistir de esos fondos.

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