Bolsonaro choca con su base electoral por su primer nominado a la Corte
RÍO DE JANEIRO.– Jair Bolsonaro vive una crisis inesperada. El presidente brasileño enfrenta un creciente descontento de su base ideológica, luego de que el viernes nominara al juez Kassio Marques para ocupar la vacante que se abrirá este mes en el Supremo Tribunal Federal.
La elección de Marques, un magistrado de apelaciones de 48 años de perfil bajo, considerado moderado y poco conocido en Brasilia, frustró a sectores evangélicos que esperaban un hombre de su riñón para integrar la Corte.
Marques, oriundo del estado de Piauí, es el primer indicado por Bolsonaro para integrar el máximo tribunal debido a la vacante que abrirá la salida del decano Celso de Mello, que se jubilará el 13 de octubre, días antes de cumplir 75 años. El magistrado de Piauí todavía deberá superar una votación en el Senado para llegar a la Corte.
El apuntado por Bolsonaro no satisfizo a los evangélicos. La iniciativa fue recibida como un intento de agradar a parte del alto tribunal y a los partidos políticos del denominado centrão, quienes le habrían dado el visto bueno en reuniones previas. No se le conoce a Marques un claro perfil conservador en pautas relacionadas a las costumbres, como el aborto o el armamento de la población civil.
Bolsonaro, que durante un servicio religioso en Diputados en julio de 2019 había prometido que la primera nominación sería para un juez "terriblemente evangélico", compró un conflicto con su base religiosa.
El ultraderechista se valió en 2018 del apoyo de vastos sectores religiosos para alcanzar la presidencia. Bolsonaro cautivó a los evangélicos -cerca de un tercio de la población brasileña- al prometerles que impulsaría los valores tradicionales y atacaría la llamada "ideología de género", presuntamente implantada por los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT).
"Presidente, esto es una vergüenza. Tendría que hacer como Donald Trump. No precisa ser evangélico (el candidato), pero sí terriblemente de derecha", reclamó el influyente pastor Silas Malafaia, líder de la popular Iglesia Asamblea de Dios Victoria en Cristo.
Malafaia fue uno de los primeros en activar el fuego amigo el viernes pasado, cuando se oficializó la nominación. "Está poniendo a un hombre que atiende al centrão, al PT, a la izquierda, corruptos y a quien está contra el Lava Jato. Usted (Bolsonaro) fue colocado ahí para combatir exactamente lo que está favoreciendo ahora", dijo Malafaia en un video. Las redes sociales se hicieron eco del descontento. "Bolsonaro Traidor" fue agitado por evangélicos y se convirtió en uno de los tópicos más comentados.
Metáfora
El presidente tomó nota de los ataques y con una metáfora futbolística salió a defender a su candidato en Brasilia.
"¿Hay muchas críticas sobre a quien estoy nominando para el Supremo? Indicación para el Supremo para muchas personas es igual a formar la selección brasileña: todo el mundo tiene su nombre, y aquél que no entró reclama", dijo ayer a sus seguidores en la puerta del Palacio de la Alvorada. "(Marques) es católico, tiene una cierta vivencia en el área militar".
El nombre de Marques comenzó a ser vapuleado por sectores ideologizados y vinculado con una supuesta proximidad al PT, debido a que fue nominado en 2011 durante el gobierno de la expresidenta Dilma Rousseff para integrar el tribunal de apelaciones donde se desempeña. Olavo de Carvalho, considerado gurú del bolsonarismo, dijo en su Twitter que Kassio era una "elección de mierda".
El episodio de Marques revela, más que la elección de un nombre, el cambio de prioridades que ha encarado el presidente brasileño en los últimos meses, explicó Michael Mohallem, coordinador del centro de Justicia y Sociedad de la Fundación Getulio Vargas (FGV).
"Existía la expectativa de que eligiera a un candidato cercano a él y que fuera conservador, afín a una pauta de costumbres, pero acabó pesando el criterio de la búsqueda de gobernabilidad", explicó Mohallem.
Marques, apuntado como hombre del paladar del numeroso bloque del centrão en el Congreso, facilitará al jefe del Estado la obtención de apoyo para aprobar pautas del oficialismo y el bloqueo a cualquier pedido de impeachment. "La elección tiene sintonía con el momento político de Bolsonaro. El gobierno cambió su tono, dejó de entrar en conflicto con otros poderes y adoptó una estrategia de composición de intereses", aseguró el profesor de la FGV.
Los ataques de sectores más radicales del bolsonarismo refuerzan el descontento mostrado con el presidente por una serie de decisiones que tomó en las últimas semanas, acompañadas a la aproximación con los partidos políticos del centrão. El ministro de Salud, Eduardo Pazuello, firmó el 24 de septiembre una resolución que facilita el trámite para que mujeres víctimas de violación puedan acceder a un aborto sin dar aviso a la policía. La decisión había generado repudio de referentes ideológicos, como el bloguero bolsonarista Allan dos Santos, que llamó "canalla" a Pazuello.
"Marques se encuadra en el nuevo Bolsonaro que emergió a mediados de este año. Con un sesgo hacia la derecha, Bolsonaro es cada vez más parecido a Lula", dijo Leandro Consentino, profesor de ciencia política del Insper.
"Tiene un discurso combativo, de romper el orden establecido, pero en la práctica es paulatinamente más pragmático y asociado a las relaciones fisiológicas con lo más antiguo de la política que alguna vez criticó".
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