Bloomberg será el sucesor de Giuliani en Nueva York
Se impuso al demócrata Mark Green
NUEVA YORK.- En unas ajustadísimas elecciones que tuvieron a Nueva York en vilo hasta la madrugada de ayer, el multimillonario Michael Bloomberg se consagró vencedor de las elecciones de alcalde más caras de la historia de Estados Unidos. Sucederá en el cargo al popular Rudolph Giuliani, a quien, en gran medida, le debe su triunfo.
"Nueva York está viva, bien y abierta a los negocios", declaró ayer este exitoso empresario dueño de un imperio de noticias financieras que lleva su nombre y que anualmente factura 200 millones de dólares.
"Reuniré al mejor equipo de trabajo que jamás se haya visto", agregó, parado junto a su anciana madre Charlotte, este republicano de 59 años que hasta hace poco era un importante contribuyente demócrata. Esta vez, en cambio, decidió gastar la cifra récord de 41 millones de dólares de su propio bolsillo en la campaña, lo que le valió una avalancha de críticas.
El año pasado, Bloomberg se pasó de partido para no atravesar por unas internas difíciles. El candidato demócrata, Mark Green, aceptó su derrota pasada la medianoche, mientras algunos analistas lo culpaban por haberse enfrentado tanto durante las primarias con Fernando Ferrer, el favorito de los latinos.
Ambicioso, astuto y previsor, Bloomberg buscó conquistar desde un principio al electorado latino de la ciudad (que representa el 27% de la población y que tradicionalmente ha votado por los demócratas), aprendiendo español y haciendo campaña para ellos en su propia lengua. Las encuestas demostraron ayer que los latinos, resentidos con el candidato demócrata, se pasaron al bando republicano y fueron un elemento importante para la victoria de Bloomberg, que logró el 50% de los votos frente al 47% de Green.
El otro elemento clave fue el "factor Rudy", en referencia al alcalde saliente, que goza de una enorme popularidad luego de su demostración de liderazgo tras los ataques terroristas del 11 de septiembre, y que decidió hacer campaña por Bloomberg.
En sus ocho años de gobierno, el siempre colorido Giuliani redujo a la mitad el crimen en la ciudad, la limpió de prostitutas y sex-shops, hizo desaparecer el déficit presupuestario y llevó a la Gran Manzana a su auge económico. Incluso quienes lo criticaban por los repetidos casos de brutalidad policial se convirtieron en sus simpatizantes luego de su "heroica" actuación en los días posteriores al 11 de septiembre. Tanto que hasta se debatió si se lo autorizaría a postularse para un período más, cosa que la ley no permite.
Un cambio inesperado
El que hubiera sido un legado de lujo para Bloomberg, sin embargo, cambió radicalmente después de los atentados contra el World Trade Center y ahora la ciudad se enfrenta a los grandes desafíos de recuperar los 100.000 empleos perdidos, reconstruir el sur de Manhattan, capear la incipiente recesión económica y equilibrar el déficit presupuestario estimado este año en US$ 6000 millones. Son retos para los que Bloomberg, que asumirá en diciembre, asegura estar bien preparado. Después de todo, dice él, no cualquiera logra crear y mantener en pie una empresa con 8000 empleados y 200.000 clientes.
Bloomberg, cuya fortuna personal valuada en US$ 4000 millones lo convierte en el sexto hombre más rico de Nueva York, comenzó casi con nada. Nacido en Boston, estudió Ingeniería en la Universidad Johns Hopkins (Baltimore) y luego Administración de Empresas en Harvard. De allí pasó a trabajar para la firma Salomon Brothers, ganando unos 800 dólares por mes; pero hizo carrera allí y en 1973 fue nombrado socio. En 1981, cuando la compañía fue comprada, Bloomberg fue despedido llevándose un cheque de 10 millones de dólares. Con ese dinero comenzó su propia empresa de noticias financieras, primero distribuyéndolas en forma cablegráfica y luego a través de una cadena de televisión.
Considerado uno de los divorciados más codiciados de la ciudad, a "Bloomy" (como lo ha apodado ya el tabloide New York Post) se lo ha vinculado sentimentalmente con mujeres tan diversas como Diana Ross, Barbara Walters (una de sus mejores amigas) o Marisa Berenson, que lo acompañan en las fiestas y galas benéficas, de las que es fanático. Sin embargo, todavía mantiene una excelente relación con su ex, Susan Brown, con quien tiene dos hijas (Emma y Marjorie), y que, curiosamente, era una de las voluntarias más enfervorizadas durante la campaña por la alcaldía.
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