Biden y el año de las dudas sobre su candidatura a la reelección en 2024: vinculó su postulación a la de Trump
“Él compite y yo tengo que competir”, dijo anoche el presidente de EE.UU. en la Casa Blanca
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WASHINGTON.- Hace cuatro años, Joe Biden dijo que decidió volver a competir por la presidencia luego de ver la marcha neonazi en Charlottesville, Virginia, en respaldo de Donald Trump, quien a su vez llamó a los manifestantes “buena gente”. Biden se lanzó a la batalla “por el alma de la nación”, el lema de su campaña. Biden dijo ahora que si Trump no se hubiera postulado de nuevo para competir por la presidencia, él tampoco lo hubiera hecho.
“Si Trump no se postulara, no estoy seguro de que yo lo hiciera, pero no podemos dejar que gane”, soltó Biden, anoche, en Boston, durante una recepción para recaudar fondos para su campaña.
El comentario de Biden llamó la atención porque fue la primera vez que admitió de una manera tan cruda y frontal que su candidatura presidencia está atada a las circunstancias políticas de Estados Unidos, más allá de sus propias ambiciones personales.
Cuando Biden regresó por la noche a la Casa Blanca y se encontró con los periodistas esperándolo en el jardín donde aterriza el helicóptero presidencial, Marine One, se topó con una pregunta lógica: si se postularía a la presidencia aun si Trump estuviera fuera de la contienda.
“Eso espero, pero él compite y yo tengo que competir”, respondió.
Cuando le preguntaron si se bajaría en caso de que Trump lo hiciera, Biden fue tajante: “No, ahora no”.
Las frases de Biden coronó un año en el que tanto su candidatura presidencial como la posibilidad de que logre la reelección del presidente quedaron en duda por su edad –Biden acaba de cumplir 81 años– y la caída de su popularidad.
El apoyo a la gestión del Biden oscila alrededor del 40%, según coincide la mayoría de los sondeos, una aprobación anémica para un mandatario norteamericano en busca de un segundo mandato. Y Trump aparece arriba de Biden en un eventual cara a cara en las elecciones de noviembre de 2024, según el promedio de encuestas de RealClearPolitics, y los sondeos le otorgan esa ventaja aun cuando el magnate y expresidente republicano enfrenta casi 100 cargos por delitos estatales y federales en cuatro causas judiciales.
Los números de Biden generan una fuerte preocupación en el establishment demócrata, un tanto perplejo por la solidez que ha mostrado Trump en las encuestas, y la falta de tracción de Biden a pesar de que los números duros de la economía le juegan a su favor: el empleo crece, y la inflación, que hizo mucho daño en el bolsillo de los norteamericanos, sigue bajando. La Casa Blanca y el equipo de campaña de Biden confían en que, a medida que se acerque la fecha de las elecciones y los norteamericanos vuelvan a estar frente al mismo dilema de 2020, los números de Biden mejorarán y el presidente logrará imponerse en los comicios.
Trump se encamina a capturar nuevamente la nominación presidencial del Partido Republicano. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien para muchos era el candidato mejor posicionado para desafiar el liderazgo de Trump, aparece cada día más cerca de dejar la carrera presidencial. Su candidatura nunca logró despegar, y su campaña ya ha intentado varios “reseteos” para intentar ganar terreno, pero nada ha funcionado. La única persona que parece capaz de enfrentar a Trump es Nikki Haley, su antigua embajadora ante las Naciones Unidas y exgobernadora de Carolina del Sur, quien ha desplegado la campaña más consistente hasta el momento. Pero Haley aparece de todos muy relegada en los sondeos.
Con la certeza de que Trump se encamina a ser el candidato presidencial de los republicanos, Biden y su equipo se preparan para el segundo round de la elección presidencial de 2020. Ya sin la pandemia del coronavirus de por medio, la campaña volverá a su formato tradicional. Biden tendrá las ventajas que otorga la presidencia: esquivará la temporada de primarias, cada acto oficial se transformará en un acto de campaña, y el Air Force One lo llevará a aquellos estados donde necesite sumar respaldos para ganar.
Aunque la gran mayoría de los norteamericanos cree que el país avanza en la dirección equivocada, Biden y su equipo confían en que la amenaza para la democraica de un eventual retorno de Trump y el trumpismo al poder, la defensa de derechos como el acceso al aborto y una economía que, pese a las dificultades de los últimos años, ha logrado eludir una crisis bastará para asegurar la reelección.
La discusión acerca del derecho de las mujeres a interrumpir voluntariamente un embarazo también concentró gran parte del debate durante las elecciones locales que se realizaron este año. El equipo de campaña de Biden espera que ese escenario se repita el año próximo, y que, tal como ocurrió en las elecciones legislativas de 2021, sea un tema tanto o incluso más determinante que la economía, un área en la que los norteamericanos le bajan el pulgar a Biden a pesar de que el empleo crece y la inflación baja.
De momento, la campaña de Biden ya busca remarcar el contraste entre el presidente y Trump. Esta semana, Trump dijo en un ida y vuelta con votantes organizado por Fox News que si regresa a la Casa Blanca sería un dictador el primer día con dos temas: cerrar la frontera, y expandir la producción de petróleo. La campaña de Biden respondió casi de inmediato.
“Donald Trump nos ha estado diciendo exactamente qué hará si es reelegido y esta noche dijo que será un dictador desde el primer día. Los estadounidenses deberían creerle”, dijo en un comunicado la directora de campaña de Biden, Julie Chávez Rodríguez.
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