Beto O'Rourke, el "Obama blanco" que quiere aguarle la reelección a Trump
AUSTIN, Texas.- La estrella en ascenso del Partido Demócrata, Beto O'Rourke, a quienes muchos bautizaron como el "Obama blanco", finalmente anunció hoy que buscará la candidatura presidencial de su partido para las elecciones del 2020.
O'Rourke era poco conocido más allá de su ciudad de El Paso, en Texas, hasta que se postuló contra el senador Ted Cruz el año pasado. Durante aquella campaña, el excongresista de 46 años se convirtió en una sensación por su popular campaña de inclusión y de participación ciudadana.
Finalmente, el demócrata perdió ante Cruz, pero lo hizo por solo tres puntos porcentuales en el estado más grande de tendencia republicana y ademas batió récords de recaudación de fondos.
Atractivo y buen orador, algunos analistas y admiradores lo empezaron a comparar entonces con Bobby Kennedy y Barack Obama. "Tiene un aura especial. La mayoría de los lugares a los que va en El Paso, lo persiguen los gritos de "¡Beto! ¡Beto!", dice sobre él la revista Vanity Fair en una larga entrevista que publicó ayer. "Quiero estar ahí. Hombre, he nacido para estar ahí" es el título de la nota, que tiene fotos de la fotógrafa Annie Leibovitz en una ruta de El Paso.
Pero O'Rourke ahora tendrá que probar si puede reproducir la energía que logró en su campaña en Texas a nivel nacional. A pesar del revuelo que causó su candidatura a Senador, no demostró muchos conocimientos de política nacional o internacional. Además, es un hombre blanco, en una contienda interna donde hay una gran cantidad de mujeres y gente de color.
O'Rourke pasa a engrosar un atestado grupo de candidatos demócratas, compuesto, entre otros, por Elizabeth Warren, Kamala Harris, Cory Booker, Kirsten Gillibrand, Amy Klobuchar y Bernie Sanders.
"Esta será una campaña positiva que tratará de sacar lo mejor que tenemos, cada uno de nosotros, que buscará unir a un país sumamente dividido", dijo O'Rourke en un anuncio por video. "Vimos el poder de esto en Texas".
En el video aparece en un sofá sentado al lado de su esposa, Amy, una psicóloga que se dedica a la enseñanza nueve años menor que él y con la que tiene tres hijos.
Poco convencional
O’Rourke se hace llamar Beto pero su primer nombre es Robert. Es un norteamericano de cuarta generación y no tiene nada de hispano, excepto su interés por hablar español.
El político que fue bajista en los 90 de una banda Punk que tuvo un éxito local en El Paso, aprovechó su carisma de estrella de rock en su campaña, en la que también sedujo a sus bases con sus paseos en skate por los estacionamientos de todo el estado de Texas.
Como congresista entre 2012 y 2019, fue más bien cauteloso, situándose al centro del Partido Democráta. Pero cuando aspiró al Senado apostó por una campaña poco convencional adoptando posturas progresistas en materia de inmigración y del acceso a la salud, que expuso en cada rincón de este bastión tradicionalmente muy conservador con un mensaje de que era hora de superar la división en el país.
En su anuncio del jueves hizo otra referencia a este mensaje y enfatizó en las promesas de priorizar la justicia criminal y la lucha contra el cambio climático.
Para Beto, la campaña de 2018 tuvo un alto costo personal y dijo que se sintió desconectado de su familia. "Mi familia no me ha visto", le dijo a Oprah Winfrey en febrero. "No he estado ahí para ellos", agregó.
Tras perder la carrera por el Senado se embarcó en un viaje de bajo perfil y escribió en su blog sobre su experiencia confesando que "estaba entre que salía y no del bajón".
Pero también apareció disfrutando el viaje: patinando y cantando en el escenario junto a la leyenda del country Willie Nelson, que lo había apoyado en su campaña. Entonces prometió "escuchar a todos, sin importar las diferencias".
En un documental que captó su osada campaña para el Senado, titulado "En la carrera con Beto", la estrella naciente de los demócratas le ofreció un consejo a los candidatos jóvenes como él: "Compitan como si no hubiera nada que perder".
Agencias AP y AFP
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