Benjamín Netanyahu, un líder en jaque: protestas, juicio y coronavirus
TEL AVIV.- "Este país es rehén de un corrupto y un ladrón", afirma Nadav, en referencia al primer ministro Benjamín Netanyahu, mientras sostiene una bandera de Israel en la Plaza París, renombrada como Plaza de la Democracia, ubicada en el centro de Jerusalén, a metros de la residencia oficial del mandatario.
Las vallas dividen a quienes están a favor de Netanyahu –una decena de personas que no hablan con la prensa– y a quienes piden la renuncia inmediata del líder del partido Likud. Cada sábado cientos de policías se hacen presentes en el lugar, colmado de carteles y banderas negras. Incluso hay una pancarta con la leyenda "que se vayan todos" . Entre la multitud, León Belinko sostiene una frase que se repite entre muchos de los manifestantes: "No puede haber un primer ministro procesado, sea del partido que sea".
Las protestas se repiten en distintos puntos del país, la crisis económica no cede (19% de desocupación, frente al 3% registrado en febrero) y los intermitentes confinamientos parecen no tener fin. A esto se le suma un juicio con tres causas de corrupción que dejan a Netanyahu en la cuerda floja. A este complejo panorama se le suma una variable más: si en diciembre no hay acuerdo sobre el presupuesto, se disolverá el Parlamento e Israel irá a unas cuartas elecciones en menos de dos años.
El retrato de Benjamín Netanyahu
"Es muy buen actor, es capaz de mentirle a todo el mundo pero, al mismo tiempo, convencer a una parte de la gente de que dice la verdad", sostiene el periodista Anshel Pfeffer, autor del libro Bibi: la vida y los tiempos turbulentos de Benjamín Netanyahu.
Rajel Leghziel, analista política, se refiere al mandatario como una persona brillante y "que sabe manejar las instituciones gubernamentales", pero que, a la vez, "divide mucho a la sociedad con su discurso". Según su mirada, Netanyahu logró que la política de Israel pase de ser ideológica a centralizada: "está enfocada en él, quién lo quiere y quién no".
Tanto Leghziel como Pfeffer coinciden en un punto fundamental: la crisis del coronavirus está mostrando sus limitaciones como político y será la prueba de fuego para ver si es capaz de conservar su puesto.
Once años en el poder: ¿Falta de rivales o apoyo popular?
Dueño de una extensa trayectoria política, hace más de una década que Netanyahu es el primer ministro de Israel. ¿Por qué? ¿Qué lo lleva a ganar elección tras elección?
"Es mejor político que cualquiera de sus rivales, es un político completo, es un superpolítico. Siempre está haciendo campaña, no solo en elecciones", asegura Pfeffer, y agrega: "Tiene una idea muy clara de lo que quiere y sabe cómo formar coaliciones".
Leghziel, por su parte, lo define como "un genio de las campañas políticas", que supo construir una base muy grande y fiel de electores y votantes. "No ha tenido una contraparte, no hay un líder de su nivel, y además ha sabido manejar el sistema político a su favor", asegura.
Crisis política ¿o el terremoto del coronavirus?
La pandemia pisó fuerte en Israel el 19 de marzo, cuando Netanyahu anunció la cuarentena obligatoria. Habían pasado 17 días desde las elecciones y los partidos estaban negociando para formar coaliciones. Dos meses después, el 17 de mayo, el actual mandatario y el líder del partido Azul y Blanco Benny Gantz formaron un gobierno de coalición con rotación en el poder.
"Había crisis política antes del coronavirus y el gobierno de unidad fue una respuesta a la pandemia, pero está unido por un pequeño hilo que se puede romper", afirma Leghziel. Sin embargo, según la analista, la popularidad del mandatario sigue alta, "especialmente por anuncios que sorprenden como los acuerdos de paz con los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein", que Netanyahu firmó en Washington el 15 de septiembre pasado.
Según Pfeffer, su condición es "políticamente estable" debido a la falta de oposición, pero hay otra crisis en curso: la legal. "No ha podido evitar terminar en juicio", asegura.
Tres causas, un juicio, y muchos interrogantes
Netanyahu está acusado por soborno, fraude y abuso de poder, causas por las que podría enfrentar hasta diez años en prisión. Si bien opositores y manifestantes le piden que abandone su cargo, él se autoproclama inocente y afirma que es un "intento para derrocarlo". Sin embargo, el mandatario tendrá que volver al banquillo de los acusados en enero.
"Es una situación sin precedentes, pero nada lo obliga a renunciar. Si la cuestión política sigue como hasta ahora, él hará lo posible por postergar el juicio", indica Leghziel.
Pfeffer, por su parte, agrega: "Trató de aprobar leyes que le dieran inmunidad, pero no tiene la mayoría para lograrlo. Hace meses estamos viendo su campaña agresiva contra el sistema legal, contra los jueces, fiscales y el procurador. Esto se va a intensificar. Va a ser el tema de campaña de Netanyahu: la legitimidad del establishment legal".
Acuerdos de paz, el gran logro de Netanyahu
El 13 de agosto Donald Trump hizo un anuncio histórico: Israel y los Emiratos Árabes Unidos habían firmado un acuerdo de normalización de relaciones, luego llamado "Acuerdo de Abraham". El 11 de septiembre, llegó el segundo anuncio: un nuevo acuerdo entre Israel y Bahrein. Cuatro días después, llegaron las firmas que sellaron la paz.
"Estuvo trabajando mucho tiempo en eso, pero no les dijo nada a Benny Gantz –actual ministro de Defensa– ni a Gabi Ashkenazi –ministro de Asuntos Exteriores– porque no confía en nadie más y quiere todo el mérito para él", afirma Pfeffer en relación al primer acuerdo. En su opinión, es popular "pero no es algo que le permita ganar las elecciones".
Leghziel, en tanto, considera que el mandatario tuvo un rol muy central en el acuerdo y que fue una consecuencia del cambio en su enfoque de política exterior: "Empezó a entender que el proceso de normalización tiene que comenzar por países donde ya hay algo construido". ¿Puede este acuerdo modificar su imagen frente al pueblo? Segùn Leghziel puede ayudar, "pero quien está convencido de que él no debe ser el líder, no va a importar cuántos acuerdos haga".
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