El acercamiento a América latina, uno de los legados de Barack Obama a su sucesor
A meses de abandonar la Casa Blanca, el presidente se dispone a mejorar las relaciones con los países del sur
Era viernes en Mar del Plata y el cielo estaba cubierto de nubes. El por entonces presidente de Estados Unidos, George Bush , había llegado al país la noche anterior, en medio de una leve lluvia, para participar de la IV Cumbre de las Américas. Sabía que el escenario iba a ser duro. No se imaginó que tanto. En las 36 horas que estuvo en la Argentina, el mandatario debió hacer frente a las protestas de partidos de izquierda en su contra, a los reclamos de los líderes de la región, al rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y a una contra-cumbre encabezada por el bolivariano Hugo Chávez que se robó el protagonismo.
Desde entonces, desde ese 4 de noviembre de 2004, la relación del continente con Washington cambió: el argentino Néstor Kirchner , el brasileño Lula da Silva y el venezolano Chávez consensuaron impulsar las relaciones y la integración de la Patria Grande, que también incluía al boliviano Evo Morales , con un Estados Unidos al margen.
Bush se fue de la Casa Blanca sin poder hacer algo al respecto. Cuando Obama asumió la presidencia cinco años después, sabía bien cuáles eran los pasos que quería seguir. En su agenda, además del cierre de Guantánamo, la venta de armas, la guerra en Irak y la reforma migratoria, estaba en primera plana la recuperación de la confianza de los países del sur. Por eso, a sólo días del comienzo de su presidencia, y otra vez en una Cumbre de las Américas, dijo a sus pares latinoamericanos que Estados Unidos había cambiado: ""Buscamos una asociación entre iguales. No hay socios principales y socios menores en nuestras relaciones". La misión era que el país dejase de ser la excusa de dirigentes populistas para una retorica antiestadounidense.
"Cuando el presidente estadounidense asumió y asistió al encuentro en Trinidad Tobago, América latina y el Caribe mostraban una actitud crítica hacia Estados Unidos. La constitución de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) era la creación de un ámbito de concertación de políticas, del cual solo estaban excluidos EE.UU. y Canadá. El ALBA, el nucleamiento de países articulado por Venezuela y Cuba en una posición francamente crítica hacia el norte, reunía a 15 de los 34 países de la Celac. Predominaban gobiernos de centro-izquierda, ya sea en su versión populista como la venezolana o social-demócrata como la brasileña, que mantenían posiciones duras hacia Washington. El avance del comercio con China y sus inversiones mostraban que la potencia asiática comenzaba a disputar el liderazgo en la región, sobre todo en América del Sur", dijo a LA NACION Rosendo Fraga , director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
Fueron varios los gestos del primer gobierno de Obama: le estrechó la mano a Chávez y el bolivariano se mostró dispuesto a retomar las relaciones, se reunió con el presidente nicaragüense Daniel Ortega, visitó en El Salvador la tumba de monseñor Oscar Arnulfo Romero, cuyo asesinato está vinculado con escuadrones estadounidenses, y en Chile habló de "errores" cuando se refirió al golpe de Estado contra Salvador Allende.
"Desde 2009, a poco de asumir la presidencia, Obama ha instado a ir más allá de los viejos debates de la Guerra Fría en las relaciones entre Estados Unidos y América latina. Reconoció los serios errores que el país cometió en la región y quiso mostrar al mundo que EE.UU. podía jugar un rol positivo en el continente. Quería demostrar que la mentalidad y la agenda asociadas al pasado había terminado y que ya era hora de mirar hacia adelante", aseguró al respecto Michael Shifter, presidente del Diálogo Inter-Americano, el laboratorio de ideas en Washington clave para el desarrollo de los asuntos americanos.
Un paso histórico
En sus primeros cuatro años, durante su segundo mandato, las acciones de Obama para con Latinoamérica fueron cada vez más. Y el momento cumbre ocurrió en el último año de su gobierno: se subió al Air Force Once junto a una comitiva multitudinaria y aterrizó en La Habana, casi 90 después de la última visita de un presidente estadounidense, a más de 50 años del comienzo del embargo económico a la isla, "una política fallida que sólo triunfó como un castigo para el pueblo cubano", de acuerdo a Shifter.
El giro político se conoció el 17 de diciembre de 2014, cuando Barack Obama y Raúl Castro anunciaron en simultáneo el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. El sello al deshielo tardó meses: se concretó el 22 de marzo de este año, con un discurso compartido en el Palacio de la Revolución, el principal edificio dentro del Complejo Plaza de la Revolución de La Habana.
Después de Cuba, fue el turno de Argentina. Desde la complicada visita de 2005, el gobierno nacional y el estadounidense no habían mostrado señales de acercamiento. Con la asunción de Mauricio Macri las cosas cambiaron. "En septiembre del año pasado, la entonces presidenta Cristina Kirchner mantuvo encuentros con sólo dos colegas del mundo: el de China y el de Venezuela. Ahora Obama es el primero de los seis presidentes estadounidenses que han estado en Argentina que sólo viene al país en América del Sur", resaltó Fraga respecto del nuevo gobierno.
Una nueva relación
En el país, el mandatario estadounidense confirmó que desclasificará archivos militares y de inteligencia sobre la dictadura militar y además hizo un mea culpa sobre la posición del gobierno durante aquellos años oscuros de la historia argentina. El embajador argentino en Washington, Martín Lousteau , habló con LA NACION sobre el tema: "La visita de Obama es muy importante para retomar la colaboración mutua en áreas que estaban frenadas, pero no hay que caer en la euforia fácil: para recuperar un lugar permanente en el escenario internacional más acorde a nuestra historia y potencial tenemos por delante una ardua tarea".
Por el lado estadounidense también reconocieron el acercamiento como una buena noticia y a la Argentina como otro líder regional. "Macri y Obama hablaron sobre cómo trabajar juntos para promover energías más limpias, combatir el tráfico de drogas en la región y alentar una paz duradera en Colombia. Desde el gobierno, coincidimos con el presidente Macri, que describió esta nueva fase positiva ?en la relación bilateral como una relación inteligente y madura, lo cual permitirá un diálogo mucho más rico y una acción más eficaz en una amplia gama de asuntos", indicó a este medio el embajador estadounidense en la Argentina Noah Mamet .
En cinco días el presidente Obama mostró las intenciones del gobierno estadounidense. A 9 meses de terminar su gestión al frente de la Casa Blanca, a ocho de las elecciones que designarán a su sucesor en el cargo, el presidente estadounidense selló a pleno lo que parece ser un giro histórico de las políticas del norte para con toda América latina.
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