Ballottage de Ecuador: la pelea por el voto indígena marca el cierre de campaña
Las encuestas muestran para el domingo un empate técnico entre el correísta Arauz y el conservador Lasso; los casi 1.800.000 votos que obtuvo Yaku Pérez, claves
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CARACAS.- “No te quedes en blanco, no anules tu futuro. Vota bien”. Más allá de los discursos finales, la campaña de la segunda vuelta electoral cerró este jueves en Ecuador con un debate abierto en su sociedad: el cambio político o el regreso al correísmo en medio de una gran crisis económica. El entrecruce digital entre el exvicepresidente Otto Sonnenholzner y el exmandatario ilustra a la perfección el momento del país: mientras el primero llamaba a votar por el conservador Guillermo Lasso, asociándolo con el voto “bueno” y el futuro, Rafael Correa arremetía contra él insinuando su antigua cercanía.
Tanto gira la campaña entre pasado y futuro que el expresidente, prófugo de la Justicia y con una condena pendiente de ocho años por corrupción, adelantó que no tiene intención de regresar a su país por el momento. Una afirmación que no todos creen, sobre todo tras su omnipresencia entre los bastidores de la campaña de su elegido, Andrés Arauz, quien parte como favorito.
La pandemia volvió a marcar de forma trascendental los 24 días de una campaña que sorprendió por la inesperada remontada de Lasso, que promete una noche electoral llena de emociones cuando la diferencia de 13 puntos en la primera vuelta y la polémica abierta tras la denuncia de supuesto fraude por el indígena Yaku Pérez presagiaban el “paseo” electoral del abanderado de Unión por la Esperanza.
Si ya en febrero la incertidumbre marcó la apertura de las urnas, en abril estas se multiplican con un país sumido en el laberinto del Covid. El Consejo Nacional Electoral (CNE) exhortó a las dos candidatos a que evitaran las aglomeraciones en sus cierres.
En las últimas horas, el presidente Lenín Moreno ha cesado a su ministro de Salud, inconforme con su gestión al frente de la vacunación de la población. Una sensación de deriva política que el ciudadano siente desde hace semanas, incrementada tras la decisión de la Corte Constitucional, que impide renovar el estado de excepción y el toque de queda impuestos en los municipios de ocho provincias. Entre ellos, Quito y Guayaquil, en donde se celebraron este jueves los cierres de campaña y que, según los analistas, son trascendentales para el resultado final.
En primera vuelta, ni Arauz ni Lasso fueron profetas en su tierra. El izquierdista, nacido en Quito, cayó en las urnas capitalinas frente a Lasso pero se impuso en Guayaquil, cuna del candidato de CREO y del Partido Social Cristiano (PSC). ¿Cómo se explica semejante paradoja política? En Quito, el voto de castigo contra Correa es fuerte; sin embargo, en la costa las clases populares mantienen un apoyo importante al expresidente, nacido en la segunda ciudad del país.
“Esta será una victoria contundente, vamos a trabajar por el futuro de tus hijos. Es el momento de la renovación generacional, este es nuestro momento”, arengó Arauz a sus seguidores.
Por su parte, Lasso reclamó al pueblo ecuatoriano “hundir con nuestros votos un pasado injusto que nos ha llevado a una pobreza que no nos merecemos. El cambio es imparable”. El exbanquero no dudó en reivindicar sus éxitos profesionales: “Quiero entregarles mi experiencia para construir con todos los ecuatorianos un futuro próspero”.
Situación precaria
Mensajes muy distintos y a la vez coincidentes: ninguno quiere ser vinculado al actual gobierno. Ecuador perdió en torno al 9% de su PBI el año pasado, lo que profundizó el desgaste de una economía castigada por el derroche de la década correísta. La precaria situación actual y las 15.000 víctimas mortales provocadas por el Covid configuran una herencia de la que huyen ambos candidatos.
Otra de las claves del domingo es cómo se repartirá el 19,39% de apoyos obtenido por el candidato indígena Yaku Pérez, casi 1.800.000 votos que pueden decantar la balanza cuando las encuestas arrojan algo parecido a un empate técnico. La apuesta por el voto nulo de Pérez provocó un terremoto interno en las filas de Pachakutik (PK) y de la Conferencia de Nacionalidades Indígenas (Conaie), incluso le ha costado la expulsión a su presidente, Jaime Vargas.
Tanto él como el dirigente Leonardo Iza, quienes estuvieron al frente de las protestas antigubernamentales de 2019, boicotearon desde las sombras a Pérez en primera vuelta. Ya enfrentados al balottage, Vargas hizo público su apoyo al correísta Arauz, pese a los enfrentamientos que desde hace años mantiene la Revolución Ciudadana tanto con la Conaie y PK. De hecho, Yaku Pérez alcanzó notoriedad nacional cuando fue perseguido y golpeado por la policía gubernamental de Correa.
Por el contrario, Virna Cedeño, que participó de la fórmula presidencial como vice de Pérez, también fue expulsada tras dar su apoyo a Lasso: “No puedo permanecer irresponsablemente neutral ante la posibilidad de que se establezca en el país el fallido y tramposo socialismo del siglo XXI”.
“El 19% de votación de Yaku no solamente corresponde al movimiento indígena organizado. Es un voto hiperheterogéneo. Incluso el porcentaje del voto que correspondería a la Conaie es diverso y hasta antagónico”, desvela el analista Matías Abad.
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