Bajo presión, Joe Biden se anota un triunfo con la aprobación de su plan de infraestructura
Anoche, la Cámara de Representantes convirtió en ley el paquete de obras públicas por US$ 1,2 billones que estaba estancado en medio de las negociaciones por la agenda económica del mandatario, que celebró el nuevo logro legislativo
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WASHINGTON.- Apremiado por mostrar resultados, Joe Biden logró finalmente que el Congreso le diera un alivio: la Cámara de Representantes aprobó anoche su plan de infraestructura, una de las principales promesas de su campaña presidencial, que prevé inversiones por 1,2 billón de dólares durante la próxima década en puentes, puertos, aeropuertos, autopistas, trenes, banda ancha, autos eléctricos y agua limpia, y fue catalogado por la Casa Blanca como el impulso más significativo a la competitividad global del país en casi un siglo.
La aprobación del paquete de obras públicas, que los demócratas consiguieron gracias al respaldo de un puñado de republicanos en el Senado y en la Cámara de Representantes, representa una victoria para Biden, que ahora podrá mostrar un logro que Barack Obama y Donald Trump intentaron, pero nunca consiguieron: un plan para revitalizar la alicaída infraestructura de Estados Unidos, que en algunos rincones del país se parece más a la de una economía emergente que a la de un país desarrollado. Estados Unidos está 13º en el ranking de infraestructura del Foro Económico Global.
El plan incluye 550.000 millones de dólares en inversiones nuevas. Además de renovar el andamiaje sobre el que opera la primera economía global, acelera la transición hacia una economía verde al reducir emisiones, desplegar la mayor inversión federal de la historia en transporte, y desarrollar la primera red nacional de cargadores para autos eléctricos. La ley prevé también inversiones para prevenir ciberataques, ampliar el acceso a banda ancha y al agua limpia.
Un Biden mucho más suelto y ligero al de los últimos meses celebró el segundo logro legislativo de su presidencia –el primero había sido el plan de rescate a la pandemia aprobado a principios de este año– con un discurso y una conferencia de prensa improvisada en la Casa Blanca. Biden dijo que la ley desatará la ola de inversiones más significativa de una generación y que se trataba de un salto que el país se debía “desde hace mucho tiempo”.
“No creo que sea una exageración sugerir que hemos dado un paso monumental hacia adelante como nación”, afirmó el mandatario.
Meses turbulentos
El nuevo paquete de obras le permitirá a la Casa Blanca celebrar una buena noticia luego de meses turbulentos signados por la caótica salida de Afganistán, el azote de la variante delta y el estancamiento de la campaña de vacunación, una reactivación económica dispar que recién ahora parece comenzar a caminar con mayor fuerza, y un repunte inflacionario muy palpable en las góndolas de los supermercados y las estaciones de servicio que crispó los nervios del país.
El resultado fue una vertiginosa caída del nivel de aprobación de Biden, que derrapó diez puntos desde la primavera, al 43%, un nivel solo comparable a esta altura de un primer mandato con Donald Trump.
Más allá de la vuelta olímpica de Biden, la aprobación del plan dejó heridas internas entre los demócratas. Luego de meses de drama legislativo, Nancy Pelosi, líder de los demócratas en la Cámara baja, decidió imprimir un cambio de estrategia a último minuto: divorció la votación del plan de infraestructura del otro proyecto demócrata, el megapaquete de “infraestructura blanda” que busca expandir el gasto en salud, educación, las familias y la lucha contra el cambio climático del gobierno federal por US$1,75 billones.
Esa ley, impulsada por el ala progresista del partido, ha encontrado resistencia entre los moderados, renuentes a darle luz verde a una brutal expansión del gasto público en un país escéptico del rol del Estado.
Hasta anoche, Pelosi y los demócratas habían dicho que los dos proyectos, el plan de infraestructura, y la expansión del gasto, pilares de la agenda económica de Biden, debían moverse juntos. Era una condición forzada: los progresistas retenían el paquete de obras para conseguir los votos moderados necesarios para pasar la expansión de los programas sociales.
La decisión de separarlos, que cayó mal entre los progresistas –todas las congresistas del llamado “squad” demócrata, entre ellas, Alexandria Ocasio-Cortez, votaron en contra del plan de infraestructura– dejó a la vista la premura de los demócratas por mostrar logros luego de la mala elección del martes pasado, en la cual perdieron la gobernación de Virginia, un termostato político del país y un bastión demócrata.
“El mensaje que recibimos es ‘hagan las cosas’”, reconoció Biden al finalizar su discurso y responder preguntas de los periodistas. “Eso es lo que busca el pueblo estadounidense”, afirmó.
La duda es si, ya con el plan de infraestructura listo para la firma de Biden, el plan social recibirá el apoyo necesario para llegar al Salón Oval, o si se quedará en el camino. Biden prometió hacer todo lo posible por conseguirlo, y se mostró confiado en que conseguirá los votos para aprobarlo. Envalentonado por la nueva victoria, cuando le preguntaron qué le daba la confianza necesaria para afirmar que el proyecto sería aprobado, respondió: “Yo”.
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