Bajo presión, Biden reconoció que la evacuación de Afganistán es una de las “más difíciles de la historia”
En medio de las críticas por el operativo estadounidense tras la toma de poder de los talibanes, el presidente dijo que movilizará “todos los recursos necesarios”, pero que no puede prometer “cuál será el resultado final”
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WASHINGTON.- Bajo una enorme presión interna y de los aliados europeos, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció que la retirada de Kabul es una de las “más grandes, más difíciles de la historia” y prometió movilizar “todos los recursos necesarios” para sacar a los norteamericanos y los afganos aliados que buscan huir del nuevo régimen talibán, aunque en un crudo reconocimiento de los riesgos la enorme incertidumbre que acompaña a la evacuación, admitió que no puede garantizar cuál será “el resultado final”, o que no habrá muertos.
Apremiado por evitar un eventual derramamiento de sangre en Kabul de proporciones catastróficas, Biden intentó enviar un mensaje de confianza sobre los planes de evacuación que el Pentágono, el Departamento de Estado y la Casa Blanca debieron improvisar en los últimos días ante la estrepitosa caída del gobierno afgano y Kabul, y el relampagueante retorno de los talibanes al poder, que desató la peor crisis de su joven presidencia y hundió a Afganistán en el caos.
Biden debió volver a corregir su mensaje ante la turbulenta realidad en Kabul, desde donde siguen surgiendo imágenes desgarradoras de decenas de miles de afganos intentando dejar el país. Luego de afirmar, en abril, que la salida sería “segura” y ordenada, y no ocurriría de manera apresurada, y de asegurarle a la gente, esta semana, que su gobierno había planeado para “toda contingencia”, Biden admitió en su discurso más crudo los peligros y las hercúleas dificultades de la evacuación.
“Esta es una de las evacuaciones aéreas más grandes y difíciles de la historia”, dijo Biden en un discurso de la Casa Blanca, flanqueado por la vicepresidenta, Kamala Harris; el secretario de Estado, Antony Blinken, y el jefe del Pentágono, Lloyd Austin. “No puedo prometer cuál será el resultado final o que será sin riesgo de pérdidas, pero como comandante en jefe puedo asegurarles que movilizaré todos los recursos necesarios”, enfatizó el mandatario.
Watch live as I deliver remarks on the evacuation of American citizens and their families, SIV applicants and their families, and other vulnerable Afghans. https://t.co/g1Pkeq3gwI
— President Biden (@POTUS) August 20, 2021
Tal como lo hizo desde el inicio de la crisis, el equipo de Biden insistió en que la Casa Blanca ha avanzado de acuerdo con los planes contingentes trazados cuando se ordenó la retirada, una planificación que, en aras de lo visto esta semana, se trazó a ciegas respecto de lo que ocurría en el terreno en Afganistán. Las agencias de inteligencias han quedado en la mira. La impresión que dejó la lentitud de la evacuación desde el aeropuerto de Kabul fue que la Casa Blanca aparecía atada de manos, forzada a trabajar con los talibanes y con el único recurso de la solitaria pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Kabul.
Una de las preguntas que debió responder el Pentágono esta semana fue por qué el gobierno entregó, a principios de julio, la base aérea de Bagram, ubicada a unos 60 kilómetros de Kabul, que cuenta con dos pistas de aterrizaje y funcionó como cuartel general de las tropas norteamericanas en la capital afgana. El Pentágono dijo que carecía de las tropas suficientes para proteger Bagram y la embajada debido a la retirada, y que se tomó la decisión de custodiar la embajada. Por ahora, Estados Unidos elevó la cantidad de tropas en Kabul a 5200 efectivos.
La corresponsal de CNN en Kabul, Clarissa Ward, dijo esta mañana que había pasado las últimas doce horas en el aeropuerto y no había visto despegar un solo avión de Estados Unidos. “¿Cómo van a evacuar 50.000 personas en las próximas dos semanas? Simplemente no puede ocurrir”, afirmó.
Video shows a toddler being handed over the Kabul airport wall to US troops.
— CNN (@CNN) August 20, 2021
CNN's @clarissaward describes the chaos and desperation as Afghans head to the airport in Kabul trying to escape. https://t.co/rCKaNNnUn2 pic.twitter.com/6XOBkIgTXm
Biden dijo que habían hecho progresos, y que desde el inicio de la evacuación habían logrado sacar a 13.000 personas desde el 14 de agosto, antes de la caída de Kabul. El mandatario prometió que todos los norteamericanos que quieran salir del país podrán salir, y que su gobierno hará “todo lo posible” para darle una evacuación segura a los aliados afganos, que, según las estimaciones oficiales, son hasta 65.000 personas. Pero el propio Biden y sus funcionarios reconocían que no sabían a ciencia cierta cuánta gente deben evacuar de Afganistán.
Estados Unidos envió personal de otras embajadas en la región al aeropuerto de Kabul en los últimos días para acelerar el procesamiento de visas especiales de los afganos aliados de Washington que buscan desesperadamente abandonar el país por temor a sufrir represalias de los talibanes. Estados Unidos mantiene un canal de comunicación abierto con los talibanes para asegurar el traslado seguro de la gente al aeropuerto.
“Estamos en contacto constante con los talibanes y estamos trabajando para garantizar que los civiles tengan un acceso seguro al aeropuerto”, sostuvo el mandatario.
Pese a que las críticas al manejo de la retirada de Estados Unidos de Afganistán llegaron incluso desde el otro lado del Atlántico, de los aliados europeos de Washington, Biden rechazó la idea de que la caótica salida sea un golpe para la credibilidad de Estados Unidos, que lideró la coalición occidental que permaneció en Afganistán durante las últimas dos décadas, y en la que participaron el resto de las naciones que integran la OTAN.
“No he visto ningún cuestionamiento sobre nuestra credibilidad de parte de nuestros aliados en todo el mundo”, dijo Biden.
Apenas unas horas antes del dicurso de Biden, Josep Borrell, el jefe diplimático de la Unión Europea, dijo en un mensaje al parlamento europeo que había habido una falla en la inteligencia para anticipar el rápido retorno de los talibanes al poder, y llamó a la retirada una “catástrofe” para los afganos, la credibilidad de Occidente, y las relaciones internacionales.
“Permítanme hablar claro y sin rodeos, esto es una catástrofe”, dijo Borrell. “Es una catástrofe para el pueblo afgano, para los valores y la credibilidad occidentales, y para el desarrollo de las relaciones internacionales”, apuntó.
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