Baches en el camino de China para recuperar la normalidad
Endurecieron las normas para los ciudadanos que regresan desde zonas calientes por temor a una segunda ola de contagios; un brote local pone a un condado entero en cuarentena
Desde el frente chino llegan noticias esperanzadoras. Esta semana se abría el cerrojo sobre la provincia de Hubei, epicentro de la pandemia, y la escasez de contagios en el país permite ya que la maquinaria económica se desperece.
El vertiginoso avance del coronavirus también dinamitó la percepción temporal. Pasaron apenas unas semanas desde que el mundo miraba esos hospitales desbordados, enfermos amontonados y médicos desprotegidos como un apocalipsis lejano. Ese tránsito de zona cero a refugio la empuja a China hacia un problema que ahora anhela cualquier gobierno: blindarse ante la amenaza externa.
Los recuentos diarios de la última semana calcan el patrón. Por un lado, los contagios internos frecuentan el cero; por el otro, los importados se cuentan por docenas y superan ya el 90% de las infecciones. Llegaron a rozar el centenar diario y los 31 del lunes elevan la cuenta a 723. Pekín teme que el caudal incesante de chinos regresados desde zonas calientes provoque la "segunda ola", que arruinaría lo conseguido tras meses de esfuerzos titánicos y cuarentenas desquiciantes. La prensa recuerda que un fósforo basta para incendiar el campo y Pekín ha endurecido las condiciones del regreso.
Apenas tres semanas atrás no exigía cuarentena, después impuso la domiciliaria y ahora es preceptiva cumplirla en un hotel designado por las autoridades y pagar la factura. Solo unas pocas excepciones permiten ya la domiciliaria y la decisión recae en aterrorizados comités vecinales que alejan el problema.
Además, un brote local en la provincia de Henan, limítrofe con Hubei, recordó esta semana que no faltarán baches hasta la erradicación total del coronavirus. Las autoridades impusieron una cuarentena extrema sobre los 600.000 habitantes del condado de Jia después de que tres médicos de un mismo hospital dieran positivo. El cerrojo impide salir del condado y obliga al confinamiento domiciliario. Solo quedan abiertos los supermercados, hospitales, estaciones de servicio, farmacias y hoteles.
Testimonio
Yidan, empresaria treintañera, desvela desde Tailandia que las autoridades de su Hangzhou natal desaconsejaron a sus padres que regresara. "Les advirtieron que me someterían a un control muy estricto. Ya no tengo seguridad social en China así que tendría que pagarme el hotel", señala. Pekín ha recomendado a los estudiantes que no vuelvan si no media una causa de fuerza mayor. Pero China cuenta con 35 millones de ciudadanos desperdigados por el mundo y muchos juzgan asumible cualquier factura. Los pasajes de avión se agotan a pesar de que la demanda ha doblado o triplicado sus precios y Pekín ha habilitado hoteles de confinamiento en la vecina Tianjin o Hohhot (Mongolia Interior).
Fang Tianyu, estudiante de 19 años, regresó a Pekín desde Toronto en un avión atiborrado de estudiantes chinos. Sus abuelos lo llamaban a diario, su instituto había cerrado, los vuelos ya escaseaban y temía que China cerrase sus aeropuertos. "Allí no se lo toman en serio. La gente sigue saliendo y los líderes no están preparados, decían que era una gripe y solo les preocupaba la economía. Lo ven como un virus extranjero, algo que puede afectar a China o Irán pero no a ellos", señala por teléfono desde su cuarentena domiciliaria. Los vecinos y los guardias de seguridad de su complejo fiscalizan que la cumple y cada día envía dos veces por WeChat (el WhatsApp chino) su temperatura a las autoridades.
Late cierto rencor hacia esos compatriotas que medraron en el extranjero. Algunos repatriados han mostrado más apego a los derechos individuales occidentales que a esa mentalidad confuciana que prioriza el bien social. Por las redes sociales se viralizó el video de una mujer australiana de origen chino que salió a correr en su primer día de cuarentena. Las palabras del policía, tras chequear su pasaporte, evidencian el clima: "¿Por qué has regresado? ¿Se preocupó Australia de cuidarte? Solo tu patria es responsable de ti ahora". Fue despedida por su empresa y su visado ha sido revocado.
No es previsible que la dinámica global rebaje el flujo. Un caso resume la desesperación: una mujer china voló hacia Pekín después de que tres hospitales de Boston rechazasen su ingreso a pesar de los evidentes síntomas de coronavirus. Fue diagnosticada en el aeropuerto y afronta cargos penales por mentir sobre sus síntomas. Es improbable que sea la última ciudadana que busca el asilo médico en China.
Pekín aprobó dos medidas contundentes contra el efecto búmeran. Limitó los vuelos de las aerolíneas locales e internacionales a uno semanal hacia cada país y prohibió la entrada a los extranjeros a pesar de que el 90% de los casos importados corresponden a chinos.
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