"Baby Doc" Duvalier: el heredero de una sangrienta dinastía, que gobernó Haití con crueldad y despilfarro
PUERTO PRÍNCIPE.- El derrocado dictador haitiano Jean Claude "Baby Doc" Duvalier, autoproclamado "presidente de por vida'' y cuyo régimen brutal y corrupto ocasionó un levantamiento que lo obligó a exiliarse 25 años, murió ayer por un ataque cardíaco a los 63 años.
El ex líder, que gobernó Haití entre 1971 y 1986, murió en su casa cercana a Puerto Príncipe, donde vivía desde 2011, cuando regresó al país tras un exilio de 25 años en Francia.
Con su muerte, queda en suspenso el proceso judicial que los tribunales haitianos seguían en su contra por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno y por desvío de fondos.
"Baby Doc" se convirtió en el jefe de Estado más joven del mundo a los 19 años, cuando se autoproclamó "presidente vitalicio" tras la muerte de su padre, François "Papa Doc" Duvalier.
No bien asumió, prometió el fin de la represión que había instaurado su padre y una revolución económica. Sin embargo, pronto imitó a "Papa Doc" en el alto grado de corrupción de su mandato y en el uso del ejército y la policía secreta, los temidos tonton macoutes (un término que significa cuco en créole) para aterrorizar a la población y sojuzgar a la oposición política. El entonces joven líder sumó además una segunda milicia, los "Leopardos", para asegurar su poder.
Además de la mano dura con la que gobernó Haití, a "Baby Doc" se lo conoció por su opulento estilo de vida en un país caracterizado por una increíble miseria. Con su debilidad por los yates y los autos deportivos, pareció superar los lujosos gustos de padre.
Si "Papa Doc" cimentó su poder sobre su popularidad entre las clases bajas de raza negra, Jean Claude se apoyó sobre todo en las clases media y alta de los mulatos, de piel más blanca.
Su gobierno estuvo marcado por la corrupción, pese a la relativa estabilidad económica del país. Las acusaciones de despilfarro estaban asociadas sobre todo a su primera esposa, Michéle Bennett, una mulata de clase alta que cuidaba su imagen impulsando la construcción de hospitales y obras caritivas.
Duvalier se casó con Bennett, hija de un importante empresario cafetalero, en 1980, en una suntuosa ceremonia que, según se calculó entonces, costó unos cinco millones de dólares. Con ella tuvo dos hijos, François Nicolas y Anya.
En 1986, quedó claro que el presidente "vitalicio" de Haití no iba a mantenerse en su cargo por mucho más tiempo. En febrero, revueltas constantes de miles de haitianos, la disconformidad del ejército y la presión internacional pusieron fin a la sangrienta dictadura de 29 años de la familia Duvalier, a la que se responsabiliza de haber causado entre 40.000 y 60.000 víctimas.
Tras ser rechazado por Suiza, España, Grecia y Gabón, "Baby Doc" se refugió en Francia, donde fue arrestado temporalmente a su llegada. Ya en libertad, retomó su estilo de vida excesivo. "Baby Doc" vivió en París y Cannes, y se lo solía ver a menudo en la Costa Azul. "El destino de la gente de Haití es sufrir", es una frase atribuida al dictador. En 1993, se separó de su mujer y luego se casó con su amiga de juventud Veronique Roy.
El 16 de enero de 2011, por sorpresa y sin dinero, Duvalier regresó a Haití. El país vivía una situación crítica al no conocerse los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2010, en las que hubo denuncias de fraude.
Cuando llevaba dos días en el país, prestó declaración ante la fiscalía y quedó en libertad con cargos por el desvío de capitales durante su mandato. Luego, cinco haitianos lo denunciaron por crímenes de lesa humanidad.
Se le prohibió la salida del país y en marzo de ese año recibió arresto domiciliario. El 30 de enero de 2012 un juez concluyó un informe que recomendaba su enjuiciamiento por desvío de fondos, pero no por crímenes contra la humanidad, pese a las críticas de la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Sin embargo, en 2013, un tribunal de apelaciones ordenó que el ex dictador fuese trasladado a la corte, donde enfrentó por primera vez el testimonio de 30 víctimas de su gobierno y negó calmadamente las acusaciones en su contra.
"Las muertes ocurren en todos los países. Yo no intervine en las actividades de la policía", declaró durante la audiencia pública, y afirmó que durante su mandato había menos crímenes, menos pobreza y menos corrupción en el país. El proceso avanzó muy lentamente desde entonces y aún se encuentra en fase de instrucción.
Desde su regreso al país, Duvalier había sido hospitalizado en varias oportunidades. Pero siempre volvía, recuperado, a mostrarse por las calles y restaurantes de la capital. En los meses previos a su muerte, "Baby Doc" incluso estaba trabajando para recomponer un movimiento político.
Pese a los excesos del dictador, el actual presidente haitiano, Michel Martelly, escogió palabras conciliadoras al anunciar ayer su muerte. "El amor y la reconciliación deben superar siempre nuestras luchas internas", pidió Martelly en su cuenta de Twitter. "Pese a nuestras luchas y nuestras divergencias, saludamos la partida de un auténtico hijo de Haití", agregó el presidente.
Mientras tanto, los testigos y abogados que lucharon por juzgar a Duvalier temen que la muerte del ex dictador congele para siempre los esfuerzos por hacer justicia.
Agencias Reuters, AP, AFP y DPA
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