Autonomía diferenciada: revuelo en Italia por un proyecto de un aliado de Meloni que podría “partir” al país
La Liga, el partido de Salvini, busca otorgar mayor poder a las regiones con una iniciativa que despertó críticas de varios sectores
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ROMA.- El Senado de Italia le dio su primera luz verde el martes pasado a la autonomia differenziata (autonomía diferenciada), un proyecto de ley que apunta a darle mucha más autonomía en temas clave a las regiones de Italia. Se trata del viejo sueño y caballito de batalla de la antes separatista Liga Norte, partido secesionista creado hace 27 años por Umberto Bossi que acusaba a la “Roma ladrona” de centralismo -luego pasó a llamarse Liga y tiene como líder a Matteo Salvini- y que, según la oposición de centroizquierda, amenaza con “partir” a Italia dramáticamente: con las pobres regiones del Sur, cada vez más pobres y las ricas, del Norte, cada vez más ricas.
Aunque la Liga Norte abandonó hace años su idea de secesión y de formar una “Padania” independiente, como tuvo en sus albores, nunca dejó de lado su reclamo por más libertad de cara al centralismo y burocracia romanos. Fue en este marco que, en octubre de 2017, en las prósperas regiones del Véneto y Lombardía, gobernadas por la Liga, se celebraron referéndums consultivos y no vinculantes, en los que la gran mayoría confirmó su deseo de más autonomía.
Es en este caldo de cultivo que Roberto Calderoli, ministro de Asuntos Regionales y viejo referente de la Liga, presentó su polémico proyecto de ley de “autonomía diferenciada”. Éste contempla que las regiones puedan hacer acuerdos con el Estado para asumir o aumentar competencias en materias que en algunos casos están exclusivamente en sus manos, entre ellos sanidad, instrucción, universidad, investigación, previsión social, cultura, infraestructura, protección civil y comercio exterior.
El riesgo, acusan los detractores, es que en Italia pueda en el futuro llegar a haber, por ejemplo, 20 sistemas escolares distintos y, sobre todo, puedan aumentar las desigualdades, que ya existen, en muchas otras materias relevantes, entre ellas, la salud.
Aunque para exorcizar esto, el proyecto de ley prevé la implementación de los “Lep”, acrónimo en italiano de “niveles esenciales de prestaciones” relativas a los derechos sociales, que el gobierno tendría 24 meses para identificar y que deberían ser garantizados “sobre todo el territorio nacional”, pero que significarían costos enormes para un país con crecimiento económico mínimo y serios problemas de deuda pública.
Sesión caótica
El martes pasado, en una sesión que fue considerada por la Liga “un primer paso histórico” —ya que aún falta que la ley pase por Diputados—, hubo caos en el Senado. Mientras algunos senadores celebraban esta primera luz verde a la ley (con 110 votos a favor, 64 en contra y 3 abstenciones) con una vieja bandera bordó y dorada con el León de San Marcos, símbolo del Véneto, la oposición sacó a relucir las banderas con el “tricolore” italiano y entonó el himno nacional para protestar en contra de un proyecto rebautizado spacca Italia (“destroza Italia”), porque, según su punto de vista, “rompe” o “parte en dos” al país.
Más allá de las lógicas controversias, se trató de una primera victoria a medias para Matteo Salvini, líder de la Liga, vicepremier y ministro de Infraestructura del gobierno de derecha de Giorgia Meloni, con quien mantiene una rivalidad interna en vista de las elecciones para renovar el Parlamento europeo de junio próximo. Entonces, su agrupación y Hermanos de Italia —la primera fuerza política del país, de la premier—, medirán fuerzas y Salvini espera para ese momento haber logrado concretar la autonomía, vieja promesa de campaña de su partido.
“Es una batalla histórica de la Liga y un paso importante hacia un país más moderno y eficiente”, celebró en sus redes sociales Salvini, que sabe que si logró esta primera aprobación de la “autonomía diferenciada” en el Senado fue gracias a los votos aportados por Hermanos de Italia, con quien habría acordado, a cambio, un respaldo al proyecto de Meloni de “premierato”, es decir, para una reforma constitucional que busca ampliar los poderes del primer ministro.