Atrapados en el infierno: los civiles palestinos que intentan sobrevivir en el norte de la Franja de Gaza
Las fuerzas israelíes advirtieron que debían trasladarse hacia el sur, pero ante los bombardeos también en el sector meridional de la Franja, muchos optaron por quedarse
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DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza.- Cuando aviones de combate israelíes bombardearon esta semana el abarrotado campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de Gaza, la enfermera de Neonatología Hudaa Ali Eldaor sintió la onda de choque en su sala del cercano hospital Kamal Adwan. Oyó el trueno y vio el humo.
Luego llegaron los heridos. Pacientes jóvenes y ancianos llenaron las camas del hospital y luego cubrieron los pisos: quemaduras y heridas de metralla, hemorragias abdominales potencialmente mortales, amputaciones traumáticas. Eldaor siguió los protocolos de emergencia médica: detener la hemorragia. Resucitar. Limpiar todo lo posible para prevenir infecciones.
Durante el caos del miércoles, Eldaor vislumbró dos rostros moribundos, pero familiares, cubiertos de polvo gris. Corrió hacia ellos, gritando. Eran sus propios hijos, Kenan, de 7 años, y Haidar, de 9 años. Los enterró ese mismo día, junto con tres hermanos de ella y tres tíos.
El jueves, Eldaor volvió al trabajo, llorando en medio de las numerosas consultas de pacientes en el hospital. “¿Qué error cometieron mis hijos? ¿Cuál es nuestra culpa?”, se preguntó.
Semanas después de ordenar la evacuación hacia el sur de los 1,1 millones de habitantes del norte de Gaza, el Ejército israelí está intensificando sus bombardeos en la zona que se extiende hacia los humedales de Wadi Gaza, en la franja central. Los soldados israelíes también están luchando contra militantes de Hamas en zonas cercanas al norte de la Ciudad de Gaza, el comienzo de lo que se cree que será una invasión terrestre larga y sangrienta.
La operación terrestre israelí, al amparo de pesados tanques y fuego de artillería, dejó varados a cientos de miles de palestinos que permanecen en el norte de Gaza. Los residentes dicen que están atrapados en el infierno.
“Vivimos en un terror constante”, dijo Anas al-Sharif, periodista independiente en Jabaliya que cubrió el intenso bombardeo del campamento el martes y miércoles. “No se trata de uno o dos ataques aéreos. Estamos hablando de ocho, nueve, diez... ni siquiera puedo contar, todos en el mismo lugar. Es una catástrofe”.
Los ataques mataron a decenas de personas y redujeron partes del campo a ruinas, salpicadas de enormes cráteres de bombas.
El Ejército israelí dijo que el ataque del miércoles destruyó un centro de control de Hamas y que el del martes alcanzó a un comandante de alto nivel de Hamas que ayudó a planificar el ataque del 7 de octubre, en el que mató a más de 1400 personas en el sur de Israel. También dijo que los ataques alcanzaron una red de túneles de Hamas debajo del vecindario, provocando el colapso de los edificios superiores.
Los críticos dicen que la vasta destrucción es evidencia de que los ataques de Israel son desproporcionados y no toman precauciones para evitar víctimas civiles. Israel dice que no ataca a civiles y culpa a Hamas de realizar operaciones militares y lanzar cohetes desde zonas residenciales pobladas.
“Incluso si hay un comandante de Hamas allí, no hay justificación para matar a tantos civiles y crear una destrucción como esa”, dijo Shawan Jabarin, director del grupo palestino de derechos humanos Al-Haq.
Las imágenes de los ataques (niños salpicados de sangre trepando sobre gigantescos montículos de escombros, edificios cortados por la mitad o aplanados por completo, calles que alguna vez fueron bulliciosas borradas por enormes cráteres) resonaron en todo el mundo. También tocaron una fibra sensible dentro de Gaza, donde el campo de Jabaliya es conocido por su violenta resistencia al régimen militar israelí durante el primer y segundo levantamiento palestino, que comenzó en 1987.
Jabaliya es el mayor de los campos de refugiados de Gaza, donde dos tercios de la población son descendientes de palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus hogares durante la guerra que rodeó la creación de Israel en 1948. En ese momento, unos 700.000 palestinos fueron desarraigados.
A lo largo de las generaciones, Jabaliya se fue convirtiendo en un barrio superpoblado de edificios de bloques de cemento que alberga a 116.000 personas, según estimaciones de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, apretujados en solo 1,4 km2.
“Jabaliya es más que un lugar, es parte de mí. Es una familia enorme”, dijo Youssef Hammash, un trabajador humanitario del Consejo Noruego para los Refugiados que nació en el campo. “Es un lugar del que, como palestino, estás orgulloso de vivir y de ser”.
Quienes rechazan las órdenes de evacuación militar israelí y permanecen en el norte de Gaza dicen que tienen sus razones. Eldaor, como la mayoría de los médicos que luchan por salvar vidas a pesar de la escasez de combustible y suministros, dijo que no puede soportar la idea de dejar abandonados a sus pequeños pacientes.
Algunas familias no tienen autos ni tampoco hay combustible para los que cuentan con un vehículo. Algunos no tienen adónde ir en el sur, con sus refugios desbordados y campos de desplazados. Los palestinos también dudan en trasladarse a lugares que no conocen, por miedo a encontrarse junto a edificios de Hamas mientras los bombardeos de Israel se intensifican en ambos extremos de la franja.
Aproximadamente 30.000 palestinos evacuados regresaron a sus hogares en el norte de Gaza después de concluir que el sur no era más seguro, dice la oficina humanitaria de la ONU.
“No tenemos nada que ver con esta guerra. Entonces, cuando se intensificó y recibimos mensajes de voz instándonos a abandonar el norte, lo hicimos”, dijo Nabil Saqallah, periodista de radio. Buscó refugio con su numerosa familia en la ciudad sureña de Khan Yunis solo para ver cómo los ataques aéreos israelíes mataban a 18 de sus familiares, con edades comprendidas entre 10 meses y 47 años.
“¿Y entonces qué pasó? Los aviones de combate israelíes convirtieron nuestras mínimas esperanzas en el peor dolor”.
Ahora que se han visto tanques israelíes en los extremos norte de la ciudad de Gaza, es demasiado arriesgado para los residentes aventurarse hacia el sur. Los bombardeos israelíes desde tierra y mar atacaron repetidamente a los automovilistas en las principales rutas norte-sur de la franja.
La versión de Israel es que hizo todos los esfuerzos posibles para persuadir a los civiles palestinos de que se dirijan al sur. En una reunión con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, de visita el viernes, el presidente israelí, Isaac Herzog, dijo que el Ejército había hecho todo lo posible para persuadir a cientos de miles de civiles palestinos a abandonar el norte de Gaza, bañando la zona con panfletos que instaban a la evacuación y enviando miles de advertencias por mensaje de texto. Pero los palestinos dicen que las rutas hacia el sur están plagadas de peligros.
El viernes, proyectiles israelíes alcanzaron un convoy de evacuados y mataron a aproximadamente una decena de palestinos, dijeron los médicos. Las imágenes de la ruta muestran cadáveres de niños cubiertos de sangre tirados en la arena blanda. Todas sus pertenencias personales restantes estaban esparcidas a su lado: algunas mochilas, un oso grande de peluche y algo de comida enlatada. Entre los muertos se encontraba una niña con el pelo recogido en una cola de caballo y que vestía un suéter de terciopelo morado.
“Los médicos tuvieron que dejar algunos cadáveres en medio de la carretera porque estaban siendo atacados”, dijo el periodista independiente Fuad Abu Khamad, que viajó con los trabajadores de emergencia al lugar.
Los peligros aislaron el norte de Gaza. Los camiones llenos de ayuda que van cruzando gradualmente desde Egipto, en el sur, no pueden llegar al norte. Los frecuentes cortes de Internet y de las redes móviles agravan los problemas.
“Las fuerzas israelíes dividieron Gaza en dos partes”, dijo Hammash. “Eso significa que el norte recibe menos recursos, menos ayuda, menos comida”.
Miles de palestinos desesperados que huyeron de sus hogares en el norte o directamente los perdieron debido a los ataques aéreos israelíes, acudieron a los hospitales de la zona. Las escuelas administradas por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos en el norte también están desbordadas, con 30.000 palestinos desplazados en los refugios de Jabaliya.
“En toda la Franja de Gaza, estos refugios deberían ser un refugio seguro, bajo la bandera de las Naciones Unidas”, dijo Philippe Lazzarini, comisionado general de la agencia. El jueves, una explosión arrasó uno de los refugios en Jabaliya, en donde murieron 20 personas.
Isabel Debre, Kareem Chehayeb y Wafaa Shurafa
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