Atentado en Manchester: el recuerdo del ataque de 1996 en esa ciudad
El sábado 15 de junio de 1996, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) hizo explotar un camión bomba en el centro de la ciudad; no hubo muertos
El atentado en la salida del recital de Ariana Grande en el Manchester Arena, ayer, que dejó por lo menos 22 muertos, despertó los recuerdos del principal antecedente de un ataque en esa ciudad. El 15 de junio de 1996 a las 11.17 (hora local), el Ejército Republicano Irlandés (IRA) hizo explotar un camión bomba en la calle Corporation en el centro de la ciudad. Fue la bomba más grande detonada en el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial. No hubo muertos, pero sí heridos y daños materiales estimados en unos 700 millones de libras.
Los responsables llegaron a la calle Corporation, al lado de la tienda Marks & Spencer, a las 9.20 de la mañana. Estaban en una Ford Cargo cargada con 1500 kilos de explosivos. Activaron el temporizador y se fueron. Poco después, a las 9.43, un hombre con acento irlandés llamó a los estudios de Granada TV en Manchester. Un guardia de seguridad atendió esa llamada. Le dijeron que una bomba en las calles Corporation y Cannon explotaría en una hora y dieron una clave establecida previamente.
Era sábado a la mañana, momento de shopping y compras en el centro de la ciudad. A las 10.10, una docena de policías recibieron la orden de evacuar la zona en menos de una hora: unas 80.000 personas. Trabajaron con bomberos y guardias de seguridad para alejar a la gente de la intersección de calles señalada. Media hora después, la división de explosivos llegó al lugar y la Ford Cargo fue identificada. Comenzaba una carrera contrarreloj para desactivar la bomba.
Era tarde. Por segundos. A las 11.17, la bomba detonó. Un helicóptero de la policía registró el momento. Un gigantesco hongo se elevó en el cielo. La explosión, vidrios y escombros dejaron cientos de personas heridas. El daño material fue masivo: un tercio de los comercios de la ciudad quedó hecho escombros. Marks &Spencer, el túnel al shopping Arndale y la Longridge House quedaron completamente destruidos. Proyecciones posteriores estimaron un costo de 700 millones de libras.
Hospitales y centros médicos de Manchester y Gran Manchester recibieron a los heridos con cortes y laceraciones. Y empezó la búsqueda de cuerpos. Varios maniquíes que estaban en vidrieras de negocios y volaron por el aire fueron confundidos con cadáveres, pero increíblemente no encontraron muertos.
La recompensa ofrecida por información sobre el ataque y/o los atacantes fue de un millón de libras. Sin embargo, la información no llegó y el expediente no avanzó. Nunca nadie fue juzgado por el atentado.
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