Asume Gabriel Boric en Chile: los dos desafíos que le plantea la guerra en Ucrania

SANTIAGO, Chile.- 82 días después de ganar el ballottage y en un traspaso de mando que ha generado amplias expectativas por el cambio de ciclo político que representa, este viernes Gabriel Boric asumirá oficialmente como nuevo presidente de Chile y se convertirá, con 36 años, en el mandatario más joven de la historia en llegar a La Moneda.

La ceremonia de investidura se realizará al mediodía en el Salón de Honor del Congreso Nacional en Valparaíso y contará con la presencia de seis mandatarios, tres primeros ministros y un rey, en un grupo que contempla a más de 60 autoridades internacionales y un total de 500 invitados. Entre los asistentes destaca la presencia del presidente de la Argentina, Alberto Fernández, y los gobernantes de países como Perú, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Bolivia, y España.

En medio de los preparativos, las semanas previas al traspaso han estado marcadas por el nombramiento del nuevo gabinete que acompañará al líder de izquierda y por las señales que el propio Boric ha entregado en diversas áreas. Desde un guiño a los mercados con el nombramiento del saliente presidente del Banco Central, Mario Marcel, como nuevo ministro de Hacienda, hasta la designación de un equipo de ministros de mayoría femenina y en el que siete de los veinticuatro nuevos funcionarios no alcanzan los 40 años.

En paralelo, el saliente presidente Sebastián Piñera brindó anoche su última cadena nacional en la que realizó un balance de su segundo mandato y repasó los hitos de su administración, condicionada por el estallido social de octubre de 2019, la creación de una nueva Constitución y la pandemia de coronavirus. En ese contexto, apuntó a la oposición por su “implacable obstrucción” y realzó la gestión de su gobierno en la recuperación económica.

En su discurso, además, Piñera fue particularmente crítico con la Convención Constitucional -el órgano elegido que debe redactar una nueva Carta Magna- y que cuyo apoyo inicial se ha ido desdibujando por el retraso en su plan de trabajo y varias polémicas protagonizadas por los propios convencionales.

Desafíos

“Hay dudas con lo que pueda pasar con el nuevo texto de la Constitución que será presentado en un plebiscito de salida dentro de los próximos meses. Se ha planteado cierta incerteza jurídica que instalan diferentes artículos que se han ido redactando y que forman parte del borrador de la nueva Constitución. Es probable que el órgano pida una prórroga para sacar adelante el texto definitivo, aunque no es seguro que el Congreso la apruebe. Pero sí puede tener un impacto muy severo sobre las inversiones y lo que podría significar una redefinición de las reglas del juego para las empresas, que afectarían el crecimiento de la economía chilena”, comentó Stéphanie Alenda, investigadora de la Universidad Andrés Bello.

En ese sentido, varios focos de atención han caracterizados la antesala de la toma de posesión del nuevo jefe de Estado. Por un lado, las enormes expectativas que han surgido por sus promesas de grandes transformaciones y las dudas sobre cómo implementará los cambios con un Congreso donde la oposición tiene los escaños suficientes para bloquear las reformas que pretende implementar.

“En un escenario global que ya se anticipaba adverso, Boric y su ministro de Hacienda tendrán que dar tranquilidad a los mercados y, a la vez, intentar de convencer al Congreso de iniciar una reforma tributaria para financiar su programa. Normalmente, este tipo de disposiciones tienen más posibilidades en contextos de abundancia y no de escasez como los que vamos a enfrentar los próximos meses. Y sin esta reforma, será complejo llevar a cabo su paquete de medidas”, dijo a LA NACION Mario Herrera, investigador del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca.

Para Eolo Díaz-Tendero Espinoza, director del Observatorio Transparencia e investigador de la Universidad Estatal de O’Higgins, la agenda social que busca impulsar Boric también implica otro tipo desafíos.

“Él pretende encabezar cambios estructurales y tiene una agenda que se hace cargo del estallido social, y que implican reformas al sistema de pensiones, a la suba del sueldo mínimo y a la reducción de las horas de trabajo, por una parte. Pero también es un programa muy ambicioso y que manifiesta relación con el mejoramiento de los territorios, de una profundización del proceso de regionalización, de cuidado del medio ambiente y de una agenda feminista, lo que también implica hacer cambios y ajustes importantes que podrían impactar la estabilidad de la economía”, señaló el analista.

En relación a ello, las consecuencias del conflicto armado entre Ucrania y Rusia a nivel económico también generarán dificultades al nuevo gobierno durante su instalación.

“Aunque es un tema distante en lo político-militar, está muy presente en lo económico. A raíz de la pandemia, en Chile la inflación se profundizó en torno al 7% por un gasto muy grande del Estado en ayudas sociales a lo que se sumaron los retiros de fondos de pensión que inyectaron mucho dinero circulante. Todo esto provocó mayor liquidez y un alza de tasas de interés, en medio de una pésima combinación de bajo crecimiento y de alta inflación”, señaló Eduardo Araya, académico del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).

“Y en el caso puntual de la guerra, el impacto en el sector energético podría ser relevante para el nuevo gobierno de Boric. Chile no tiene ni gas ni petróleo, y el alza mundial de los combustibles genera un problema adicional. Si el conflicto en Ucrania permanece en el tiempo, estamos en una economía global y en una economía como la chilena que ya mostraba cierta fragilidad, podría ser un tema complejo en el futuro cercano”, añadió Araya.

¿Y la posición de Chile en la región tras las condena de Boric a la invasión de Rusia? “Sera el primer desafío de política exterior del nuevo gobierno. En América Latina, los países han tomado posturas que no necesariamente guardan relación con el perfil ideológico de los mandatarios. Unos han condenado, otros han llamado al cese del conflicto y otros han enviado ayuda. Por lo tanto, esta es una oportunidad para Boric de mostrar liderazgo regional, decidiendo con qué grupo de países se alinea. Lo más probable es que se forme un grupo de países con presidentes de centroizquierda democrática separados de Nicaragua, Cuba y Venezuela y de los países con mandatarios de derecha”, puntualizó Mario Herrera, académico de la Universidad de Talca.

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