AstraZeneca y Johnson & Johnson analizan modificar sus vacunas por los casos de trombosis
Los laboratios están buscando hacer cambios por el riesgo bajo pero grave de esa reacción
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NUEVA YORK.- Johnson & Johnson, AstraZeneca y la Universidad de Oxford, junto con científicos independientes, están realizando una investigación preliminar para determinar posibles modificaciones en sus vacunas que permitan reducir o eliminar el riesgo inusual, pero grave, de la formación de trombos sanguíneos relacionados con la inoculación, según revelaron fuentes al tanto de ese proceso.
La veloz acumulación de pistas sobre las causas de esos trombos -indicios provenientes de científicos independientes de Europa, Estados Unidos y Canadá-, alientan la esperanza de identificar la raíz del problema y tal vez reformular la vacuna de AstraZeneca para el año próximo, según varios de esos investigadores. Es demasiado pronto para saber si esas fórmulas resisten modificaciones, o si introducir esos cambios tiene sentido desde el punto de vista comercial.
Un vocero de J&J dice que la empresa apoya “la investigación y el análisis continuo, mientras sigue trabajando con expertos médicos y con autoridades mundiales de salud”. AstraZeneca, por su parte, dijo estar “trabajando activamente con los reguladores y la comunidad científica para entender esos casos extremadamente inusuales de trombosis y para extraer información que contribuya con su diagnóstico temprano y con el inmediato y adecuado tratamiento de la afección.”
Más allá de la labor científica, toda modificación de la vacuna exigirá cambios en los derechos de las patentes y una nueva aprobación de los entes reguladores. Sin embargo, la urgencia y la escala sin precedentes de la campaña de vacunación contra el Covid-19 podría acelerar tanto la investigación científica como las trabas legales, dicen los expertos, así como aceleró el desarrollo de las vacunas en sí durante el año pasado.
El riesgo de una trombosis combinada con un bajo nivel de plaquetas en sangre -un raro cuadro conocido como “trombocitopenia trombótica inmunitaria inducida por vacuna” (VITT)- tras la aplicación con la dosis de AstraZeneca se ubica entre 1 y 2 por cada 100.000 vacunados, según datos del Reino Unido y la Unión Europea.
Los datos del gobierno de Estados Unidos muestran una tasa menor, de unos 0,3 casos de trombosis por cada 100.000 inoculaciones con la monodosis de Johnson & Johnson. Según los investigadores y autoridades reguladoras, el riesgo de trombosis severa ya es generalmente más alto por el Covid-19 en sí, y hace tiempo que también se lo asocia con el uso de anticoagulantes como la heparina.
La vacuna monodosis de Johnson & Johnson está aprobada en Estados Unidos, pero su aplicación fue suspendida temporariamente en abril, por dudas sobre su conexión con casos de trombosis. Tras una investigación, los reguladores sanitarios norteamericanos autorizaron la reanudación de su uso, señalando que la protección que brinda contra el Covid-19 excede cualquier riesgo de una inusual trombosis en la mayoría de la gente. De todos modos, en el prospecto de la vacuna agregaron una advertencia sobre el riesgo de trombosis.
La vacuna de AstraZeneca no está autorizada en Estados Unidos pero es ampliamente utilizada en el resto del mundo, con más de 600 millones de dosis distribuidas. En Gran Bretaña y la Unión Europea, para los adultos más jóvenes los reguladores recomiendan vacunas alternativas, ya que esa franja etaria es considerada más vulnerable a los cuadros de trombosis y comparativamente menos vulnerables al Covid-19.
Ambas empresas, así como la Universidad de Oxford, han recalcado que los beneficios de las vacunas en general superan ampliamente los riesgos, en consonancia con los lineamientos de los funcionarios de gobierno.
Más recientemente, las fórmulas de J&J y AstraZeneca han sido vinculadas por los reguladores de Estados Unidos con un leve aumento de riesgo de sufrir síndrome de Guillain-Barré, un raro desorden neurológico también asociado a otras vacunas. Las autoridades norteamericanas y europeas alertaron a los médicos y los receptores de la vacuna de ese nuevo factor de riesgo, pero aseguran que las vacunas siguen siendo una herramienta invaluable contra la pandemia.
En el caso de ambas vacunas, minimizar o eliminar los raros problemas de coagulación de la sangre podría ser clave para aumentar la confianza de la población en las vacunas y abrir las puertas a su uso más generalizado. Ambos fabricantes están comercializando sus vacunas sin margen de ganancia. Las dos vacunas pueden almacenarse durante meses a temperaturas de refrigeración normales, en contraste con las temperaturas ultrabajas necesarias para el almacenamiento a largo plazo de las vacunas de Pfizer y Moderna. El régimen monodosis de J&J también es considerado ventajoso para inmunizar a personas que viven en lugares más inaccesibles o que son difíciles de contactar después de recibida la primera dosis.
Si es posible modificar las fórmulas para eliminar las alteraciones de coagulación, las vacunas podrían ser muy rentables a largo plazo, especialmente si se generaliza la aplicación de dosis de refuerzo. Cuando termina la pandemia, tal vez ambas empresas busquen sacar provecho de las vacunas en los países más ricos.
La investigación
Los científicos dicen que primero tienen que averiguar si el riesgo de trombosis es causado por uno o más ingredientes de las vacunas, por el proceso de purificación, o por algún aspecto mecánico del funcionamiento de la vacuna. Ambas fórmulas, J&J y AstraZeneca, usan adenovirus modificados e inofensivos para llevar instrucciones genéticas a las células humanas, lo que desata la fabricación de anticuerpos y herramientas de defensa inmunológica contra el Covid-19. En la de AstraZeneca, el vector es un virus modificado del resfrío de los chimpancés. La fórmula de J&J utiliza el virus debilitado del resfrío humano.
“Las empresas están avanzando rápidamente y creo que su voluntad de modificar el vector o la vacuna va a la par de su deseo de encontrar una explicación de esos trombos”, dice Mortimer Poncz, jefe de la división de hematología pediátrica del Hospital Infantil de Filadelfia.
AstraZeneca y el equipo de científicos de la Universidad de Oxford que desarrollaron la vacuna están investigando cómo la vacuna, en casos muy raros, desencadena la respuesta inmune que está detrás de los coágulos, según Sarah Gilbert, vacunóloga de Oxford y coinventora de la vacuna. Según Gilbert, Oxford y AstraZeneca están explorando posibles cambios en el mecanismo de administración de la vacuna. La científica dice que no puede predecir cuándo estará lista la vacuna modificada, y el vocero de la universidad se negó a dar más detalles.
Lo que sí han dicho los investigadores de Oxford es que para dentro de tres meses esperan tener lista una vacuna dirigida contra las nuevas variantes del virus. Según expertos en la materia, ese tipo de modificaciones llevan menos tiempo que resolver la causa de los inusuales casos de trombosis vinculados con las vacunas.
Traducción de Jaime Arrambide
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