Armas químicas, un límite histórico y legal que pocos cruzaron
Desde la matanza de Halabja, en 1988, no se utilizaba este tipo de armamento
LONDRES.- En su obra más conocida, Dulce et Decorum Est , un intento de describir el horror de las armas químicas , el soldado-poeta británico Wilfred Owen escribió lo siguiente: "Si pudieses oír, con cada contorsión / subir la sangre a borbotones / con espuma, desde los pulmones".
Alemania fue el primer país en usar armas químicas a escala masiva: fue el 22 de abril de 1915 en Ypres, Bélgica, donde murieron 6000 soldados británicos y franceses.
Las armas químicas, raramente usadas después de la Gran Guerra, volvieron a convertirse en un problema tras la masacre del mes pasado en Siria, donde, según Estados Unidos, murieron cerca de 1500 hombres, mujeres y niños, muchos de ellos mientras dormían.
Al igual que en la Gran Guerra, esa cifra representa sólo una pequeña fracción de las más de 100.000 vidas que se perdieron durante los dos años y medio que lleva la guerra civil en Siria. Sin embargo, ahora Barack Obama está dispuesto a lanzar un ataque como respuesta.
Es razonable preguntarse por qué la matanza de 100.000 o más personas con armas convencionales no escandaliza a nadie y la muerte de relativamente pocos por gas nervioso es suficiente para provocar una intervención. Sean cuales fueren las razones de esa distinción, parecen haber sido aceptadas hace tiempo.
Alrededor de 16 millones murieron durante la Primera Guerra Mundial, pero se estima que sólo menos del 1% de los muertos fueron víctimas de las armas químicas. Así y todo, la repulsa universal que siguió a la Gran Guerra terminó plasmada en el Protocolo de Ginebra, de 1925, que prohibió el uso, aunque no la posesión, de armamento químico y biológico. Desde 1928, ese protocolo es uno de los pocos tratados que ha sido casi universalmente aceptado; Siria también lo firmó.
Ningún ejército occidental usó gas en el campo de batalla durante esa carnicería global que fue la Segunda Guerra. Fue recién en la guerra Irán-Irak, entre 1980 y 1988, lanzada por Irak después de la revolución islámica de Irán de 1979, que las armas químicas volvieron a ser utilizadas en grandes cantidades: Saddam Hussein las usó contra las fuerzas de Irán y contra sus propios ciudadanos kurdos. Los iraquíes usaron gas nervioso para debilitar la ofensiva iraní en el sur de Irak e impedir la derrota.
Como Estados Unidos y Occidente no apoyaban la revolución iraní, nadie se indignó demasiado, mientras se tratara de musulmanes usando armas químicas entre ellos.
Pero, la indiferencia internacional se revirtió en marzo de 1988, cuando Hussein asesinó a entre 3200 y 5000 kurdos alrededor de la ciudad de Halabja. La matanza de Halabja, el mayor ataque con armas químicas contra civiles del que se tenga registro, llevó a la Convención sobre Armas Químicas de 1993, que está en vigencia desde 1997 y no sólo prohíbe el uso, sino también la posesión, fabricación y transferencia de armas químicas. La Convención fue firmada por 189 países. Siria es uno de los únicos cinco Estados -con Corea del Norte, Sudán del Sur, Angola y Egipto- que no la firmó ni ratificó.
Pero sigue en pie la pregunta de por qué el uso de armas químicas por parte de Siria provocó una respuesta tan fuerte. El ex senador Richard G. Lugar dijo que la diferencia radica en el peligro de proliferación. "Estamos hablando de armas de destrucción masiva, que son tal vez la mayor de las amenazas para nuestro país, mucho más que otro gobierno y otro país, ya que pueden ser usadas por terroristas y por grupos pequeños", dijo Lugar. "El uso de estas armas tiene que preocuparnos al punto de que tomemos medidas cada vez que un país cruza esa línea."
Otros dicen que al usar gas contra sus propios civiles, Siria está violando límites. "Nos comprometimos a no usar estas armas", dijo Joanna Kidd, del King's College de Londres. "Y si nos quedamos de brazos cruzados sin hacer nada, ¿qué valor tienen el tratado y la ley?"
"Como a cucarachas"
Aunque los militares dicen que las armas químicas son difíciles de utilizar, ya que dependen de los vientos y el clima, pueden ser muy efectivas y letales cuando se usan contra civiles desprevenidos.
"Basta con ver los videos de lo que pasó el 21 de agosto en Siria", dijo François Heisbourg, experto de la Foundation for Strategic Research. "Es matar a la gente como cucarachas y con los mismos venenos." Heisbourg señala que en Ruanda, en 1993, cientos de miles de personas fueron asesinadas a machetazos. "Eso es atroz", dice, "pero la producción y venta de machetes no es considerada una amenaza para la seguridad internacional".
Traducción de Jaime Arrambide
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