Arévalo, el presidente que quiere implantar la semilla anticorrupción en Guatemala
Hijo de un expresidente progresistas que debió exiliarse, fue diplomático y saltó a la política hace pocos años
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CIUDAD DE GUATEMALA.— En 1954, un golpe militar derrocó al entonces presidente de Guatemala Jacobo Árbenzy y truncó la “primavera democrática”, uno de los periodos más florecientes del país centroamericano. La maniobra, apoyada por la CIA, obligó a su predecesor, Juan José Arévalo, a exiliarse en Uruguay junto con su familia.
Incluso antes de nacer, aquel episodio marcaría la vida de Bernardo Arévalo, que se impuso el domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con la promesa de desterrar la arraigada corrupción en Guatemala cuando asuma el cargo, en enero de 2024.
Arévalo nació en 1958 durante el exilio de sus padres en Uruguay y pasó sus primeros meses en ese país, para luego radicar en Venezuela, México y Chile. A los 15 años se trasladó, junto con su familia, a Guatemala y allí terminó el colegio. Pero pronto se iría a Israel, donde se graduó como sociólogo.
En la década de 1980 ingresó como diplomático de carrera al Ministerio de Relaciones Exteriores. Ocupó varios cargos como el de cónsul en la embajada de Israel, vicecanciller y embajador en España. Posteriormente, continúo su educación superior en Holanda, donde obtuvo un doctorado en filosofía y antropología social por la Universidad de Utrecht.
A fines del siglo pasado comenzó a trabajar en la Organización No Gubernamental (ONG) Interpeace como asesor para la consolidación de la paz en conflictos en Asia, África y América Latina. También fue asesor de varias organizaciones como la ONU, el Instituto de la Paz de Estados Unidos y la Universidad de San Diego, en California.
El penúltimo de cinco hermanos, Arévalo disfruta de la música y la lectura y comparte la formación en filosofía y diplomacia con su padre, fallecido en 1990.
“Yo no soy mi padre pero recorro el mismo camino que él construyó”, dijo durante su cierre de campaña a mediados de la semana pasada.
Al expresidente Juan José Arévalo (1945-1951) se le reconoce por impulsar numerosas reformas para integrar a las clases más pobres de la sociedad guatemalteca, como la creación del Ministerio del Trabajo y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social durante un periodo conocido como “primavera democrática”.
Semilla política
Antes de saltar a la política influenciado, quizá, por el legado de su padre, Arévalo era conocido como un académico, dedicado a escribir libros y artículos sobre las relaciones cívico-militares y seguridad.
“Siempre tuvo un aire académico pero jovial y dispuesto a compartir experiencias e ideas con los jóvenes”, sostuvo Álvaro Montenegro, cofundador de varias organizaciones contra la corrupción y quien conoció a Arévalo en 2015.
Ese año, las manifestaciones antigubernamentales despertaron la semilla política en Arévalo.
Desde abril, decenas de miles de guatemaltecos salieron a las calles del país para exigir la renuncia del entonces presidente Otto Pérez y de su vicepresidenta, luego de que el Ministerio Público y la extinta CICIG —una comisión contra la impunidad respaldada por la ONU— revelaron una red de contrabando aduanero que involucraba a altos funcionarios.
Las manifestaciones obligaron a Pérez a renunciar y convencieron a la población de que la lucha contra la corrupción podía tener resultados concretos.
Arévalo participó en aquellas protestas. Poco después, junto a un conjunto de intelectuales crearon un grupo de reflexión al que bautizaron como “Semilla”.
En los años siguientes la lucha contra la corrupción perdió fuerza y los espacios democráticos se fueron reduciendo en el país. Por ello, a mediados de 2017, Semilla se registró como organización política y, un año más tarde, como partido político de ideología socialdemócrata, ecologista y progresista.
Compitieron por primera vez en las elecciones generales de 2019, donde Arévalo fue electo diputado. Semilla nominó a la exfiscal general Thelma Aldana —que lideró varias investigaciones anticorrupción de alto nivel— para su candidatura presidencial.
Sin embargo, antes de inscribirse el Ministerio Público solicitó una orden de captura en su contra, por lo que la exfiscal se trasladó a Estados Unidos, donde fue asilada.
En enero de 2023, Arévalo fue proclamado como candidato presidencial de Semilla para los comicios de este año acompañado de la química bióloga Karin Herrera como su candidata a la vicepresidencia.
Arévalo debió superar una serie de obstáculos antes de saborear el triunfo por el empeño de la fiscalía por marginarlo del balotaje, pues es visto con aprensión por la élite política y empresarial que dirige el país, acusada de corrupción.
Para la primera vuelta de junio las encuestas no lo colocaban como uno de los favoritos, pero se coló en el balotaje gracias al hartazgo de la población con la corrupción y la exclusión de cuatro aspirantes, entre ellos, el empresario Carlos Pineda, que lideraba las preferencias.
Ahora, Arévalo, casado en tres oportunidades y padre de seis hijos, quiere esparcir la semilla anticorrupción en el país, tal y como lo hizo su padre cuando implantó la socialdemocracia moderna en la Guatemala de mediados del siglo pasado.
“La nueva primavera está llegando, eso es lo que se siente, y todos ustedes son las semillas de esa nueva primavera”, dijo Arévalo durante un mitin de campaña en agosto. “Sin lucha contra la corrupción no vamos a poder rescatar las instituciones que necesitamos para generar el desarrollo”, agregó.
Por Sofia Menchu y Diego Oré
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