Tras ganar un Globo de Oro, ese medio hizo referencia a la actriz, hija de padre argentino con raíces escocesas y de una madre nacida en Zambia cuyos ancestros son ingleses y españoles
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Durante los últimos meses, a muchos los mantuvo obsesionados con sus movimientos en el tablero de ajedrez.
Y despertó una gran curiosidad por aprender este juego complejo, lo que quedó reflejado en el aumento de las ventas de tableros y en el incremento en el número de personas que se apuntan a clases para aprenderlo.
Nos referimos a Anya Taylor-Joy, la actriz de 24 años que acaba de llevarse un Globo de Oro por su interpretación de la jugadora de ajedrez Beth Harmon en la exitosa serie de Netflix Gambito de dama.
A raíz de esta victoria se escribieron numerosos artículos sobre Taylor-Joy, pero hubo uno en concreto que causó polémica.
Se publicó el 28 de febrero en la revista estadounidense Variety y en él se describía a la joven actriz como una “mujer de color” (woman of color, en inglés).
“La argentina Taylor Joy es la primera mujer de color en ganar esta categoría desde Queen Latifah en 2008 y solo la quinta mujer de color en obtener la victoria desde 1982”, se leía en el artículo.
Esta descripción de la protagonista de Gambito de Dama causó un gran revuelo en las redes sociales, hasta el punto que Variety modificó el artículo y aclaró que Anya Taylor-Joy “se identifica a sí misma como una latina blanca”.
Entonces, ¿por qué en EE.UU. algunos consideran a Anya Taylor-Joy como una “persona de color”? ¿Qué significa esta descripción?
“Vengo de muchos lugares”
Anya Taylor-Joy nació en Miami, Estados Unidos, pero de muy pequeña se mudó con sus padres a Argentina, donde vivió hasta los 6 años.
La joven es hija de padre argentino con raíces escocesas y de una madre nacida en Zambia cuyos ancestros son ingleses y españoles.
“Vengo de muchos lugares, pero mi calidad y mi actitud hacia la vida es de Argentina. Agradezco mucho esa parte de mi historia. Me siento muy orgullosa de venir de Argentina”, dijo Taylor-Joy en un perfecto español con acento argentino en una entrevista el pasado octubre.
La actriz está orgullosa de sus raíces variadas y de su origen argentino, lo que puede confundir a muchos estadounidenses, que no consideran que alguien de origen latino pueda ser considerado blanco.
Pertenecientes a minorías
El concepto de “persona de color” es particular de EE.UU. y es probable que en otras parte del mundo no tenga las mismas connotaciones.
Los blancos empezaron a utilizarlo en los siglos XVIII y XIX para referirse a las personas de raza negra o mixta y no fue hasta finales de siglo XX que los propios afroestadounidenses y los miembros de otras minorías se lo hicieron propio, usándolo para reivindicarse como grupo.
“La categoría en sí es una forma de identificar a una comunidad de individuos. Tal vez se ve como algo artificial, pero lo que hace a ‘una persona de color’ en EE.UU. es que pertenece a una minoría racial o étnica”, explica Efrén Pérez, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
“En lo que se refiere a esta actriz, claro que su aspecto es más europeo que el de otros latinos que pueden ser de origen mexicano o un puertorriqueño. Ella no se asemeja a ese estándar”, señala Pérez a BBC Mundo.
Lo cierto es que categoría de “persona de color” no está relacionada solo con las características físicas de una persona, sino también con su origen étnico y con la forma en como uno se ve a sí mismo.
En cuanto al origen étnico, es común que en EE.UU. a cualquiera que provenga de América Latina o España se lo clasifique como “persona de color” por el hecho de hablar español, independientemente de que sus ancestros sean de origen europeo.
Eso es lo probablemente sucedió en el caso de Anya Taylor-Joy, a la que en Variety consideraron “de color” por sus raíces argentinas.
Efrén Pérez explica también que son muchos los miembors de minorías en EE.UU. que se llaman a sí mismos “personas de color”.
“Se trata de una categoría básicamente psicológica, algo que se formó con el tiempo. Las personas cuando vinieron a Estados Unidos desde México, Argentina o Cuba se forjaron aquí como latinos o como hispanos. Esas categorías no existían antes. Y esto es muy similar a la cuestión de las ‘personas de color’”, señala Pérez, quien es de origen mexicano.
“Me identifico como persona de color por la experiencia que tuve como alguien de raíces mexicanas en Estados Unidos, por ser tratado como minoría, como alguien que está fuera de la fuerza mayor”, reconoce.
“La evidencia que vemos es que el concepto incluye a afroestadounidenses, latinos, asiáticos y también a personas de otras minorías que no son anglosajonas, como los nativos americanos y los musulmanes”, señala Pérez.
Si bien fuera puede sonar extraño que a uno lo califiquen como una “persona de color”, Pérez explica que a muchos en EE.UU. les da un sentido de pertenencia que puede provocar bienestar.
“A nivel psicológico, nos gusta pertenecer a ciertos grupos o categoría para aumentar nuestra autoestima. Es un instrumento que nos ayuda a sentirnos bien. Muchas veces nuestra autoestima sube porque pertenecemos a grupos a los que otros no pueden pertenecer”, dice.
Origen moderno
La comunidad afroestadounidense empezó a usar los términos “persona de color” y “gente de color” con más frecuencia a fines de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado.
Pero antes ya se hablaba de la idea que representaba.
Así lo reflejó Martin Luther King Jr. en su famoso discurso “I have a dream” (Yo tengo un sueño) en Washington en 1963 al referirse a los “ciudadanos de color”.
“Hoy es obvio que Estados Unidos ha incumplido este pagaré en lo que respecta a sus ‘ciudadanos de color’. En lugar de honrar esta obligación sagrada, Estados Unidos le ha dado al pueblo negro un cheque sin fondos, un cheque que ha sido devuelto marcado como con ‘fondos insuficientes’”.
Esta categoría, dado el crecimiento demográfico de otras comunidades, se fue ampliando para abarcar a más grupos poniendo énfasis en las similitudes y dejando de lado las diferencias.
“Puedes ser más persuasivo si dices: ‘Personas de color sufren tal discriminación’ y no solo te estás refiriendo a los afroestadounidenses, sino a los latinos, los asiáticos, etc. Eso es más impactante”, dice Pérez.
Al ser consultado sobre si Estados Unidos debería abandonar la clasificación de las personas por su raza o etnia como una manera de acabar con la discriminación, el politólogo dice que “eliminar las categorías solo hará que los grupos tengan otro nombre”.
“Ignorar las identidades, intereses y aspiraciones de varios grupos raciales o étnicos afecta a esa gente que puede terminar sintiéndose aislada”, concluye.
En cualquier caso, el uso del concepto de “persona de color” o “gente de color” no está exento de polémica y hay quien aboga por que deje de utilizarse por las connotaciones raciales que tiene.
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