Anuncio sorpresa: el gran duque de Luxemburgo transfirió poderes a su hijo e inició su proceso de abdicación
La designación de Guillermo, de 42 años, como lugarteniente-representante fue anunciada sorpresivamente durante la fiesta nacional; su padre, Enrique, de 69 años, podrá delegar funciones y establecer limitaciones a las atribuciones de su hijo
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BRUSELAS.- El Gran Duque Enrique de Luxemburgo anunció el domingo que empezará a transferir poderes a su hijo Guillermo en octubre, en un movimiento sorpresa que allana el camino para la abdicación del monarca.
En un discurso pronunciado ayer durante la ceremonia oficial para celebrar la fiesta nacional, Enrique anunció que designará a su hijo como lugarteniente-representante del pequeño país. Este cargo le habilitará para asumir ciertos poderes que ahora solo desempeña el jefe del Estado y que tradicionalmente supone el paso previo a la abdicación definitiva del monarca.
“Me gustaría informarles de que he decidido nombrar al príncipe Guillermo Teniente-Representante en octubre”, afirmó Enrique en su discurso. “Con todo mi cariño y confianza le deseo la mejor de las suertes”.
La toma de posesión del título marca el inicio del traspaso de la corona a Guillermo, de 42 años, aunque el proceso de cambio en el gran ducado tardará probablemente varios años.
Enrique, un gran deportista con una fortuna estimada en miles de millones de dólares, asumió la corona en el año 2000 tras la abdicación de su padre Juan después de 36 años de reinado. En abril de este año, el Gran Duque Enrique de Luxemburgo, de 69 años, había revelado que tenía pensado seguir con la tradición familiar de los soberanos del país de abdicar al trono y que ya tenía en mente la fecha en la que dejará las riendas de la monarquía su hijo. “Llegará el día en que habrá que hacerlo y tengo la intención de retirarme en algún momento. Es obvio”, había dicho el monarca en una entrevista.
La fecha exacta era incierta, pero ayer finalmente se anunció. Ahora, Guillermo comenzará a tomar el mando de la familia real.
Gobernar en un “paraíso fiscal”
El príncipe heredero enfrenta grandes desafíos en su camino hacia el trono. Nacido el 11 de noviembre de 1981, Guillermo es el hijo mayor del Gran Duque Enrique y la Gran Duquesa María Teresa. Desde temprana edad, ha estado preparado para asumir responsabilidades reales. Recibió una educación que combina estudios en Luxemburgo, y luego en Suiza y el Reino Unido, una experiencia que describió como “salir de la burbuja”.
El propio príncipe reconoció las dificultades que le significó su salida al mundo luego de cursar primaria y secundaria en su pequeño país. “Al llegar me hicieron sentir que mi estilo de vestir, al que hasta entonces no había prestado atención, estaba, digamos, un poco anticuado. De hecho, todavía usaba suéteres holgados con el rostro de Mickey, lo que hoy me permite comprender el motivo de las burlas de mis compañeros”, recordó en una entrevista.
Luxemburgo tiene una monarquía constitucional con un papel limitado en el gobierno. En 2008, el Parlamento luxemburgués despojó a la monarquía de su función legislativa después de que Enrique se negara a firmar un proyecto de ley sobre la eutanasia.
Más allá del sistema monárquico, este pequeño país, entre los más ricos de Europa, con una longitud máxima de 82 km de norte a sur, y 56 km, de este a oeste, encerrado entre Alemania, Francia y Bélgica, y apenas 650.000 habitantes -el 47% de ellos nacidos en el exterior-, no está exento tampoco de otros desafíos como el de dejar de ser visto solo como un paraíso fiscal de las grandes corporaciones -hay una empresa extranjera por cada diez habitantes- para promover un desarrollo más integral. También tiene la particularidad de que unas 230.000 personas vienen a trabajar en Luxemburgo, pero residen en alguno de los países vecinos.
El propio principe heredero reconoció el problema de que su país sea visto como un paraíso fiscal. “La gente conoce Luxemburgo solo desde el punto de vista financiero. Pero el Gran Ducado también está desarrollando su industria, especialmente en el ámbito de las tecnologías de la información y la logística. Creo que, en este sentido, el conocimiento que tienen de nosotros en el extranjero aún no es lo suficientemente completo”, comentó en una entrevista.
El príncipe Guillermo tiene hoy mucho más en claro cuáles son los márgenes que limitan su futura gestión, bien alejada de una monarquía absoluta. Esto mismo confesó en otra entrevista, donde dijo que con sus pares herederos “discutimos mucho sobre el futuro de la monarquía en Europa y creo que todos coincidimos en un hecho: debemos mirar hacia adelante y respetar las expectativas de nuestro pueblo, sin olvidar nuestra historia”.
“Todos los príncipes herederos tenemos compromisos sociales o con la cuestión del medio ambiente, ámbitos en los que la monarquía no se había involucrado hasta ahora. El papel del Gran Duque está arraigado en la continuidad y la tradición. Pero al mismo tiempo creo que no soy como mi padre y probablemente no haré todo como él”, declaró.
Los próximos años serán cruciales para Guillermo, ya que deberá equilibrar las tradiciones de la monarquía con las demandas contemporáneas de la sociedad luxemburguesa, trabajando para mantener la relevancia y el respeto de la familia real en un mundo en constante cambio.
Agencias AFP y ANSA
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