Antonio Spadaro: "El Papa es hoy el gran líder moral del mundo"
El director de la revista La Civiltà Cattolica elogió la gestión y la figura de Bergoglio

ROMA.- Es jesuita como el Papa, fue el autor de la primera gran entrevista concedida por Francisco, director de la prestigiosa revista La Civiltà Cattolica y una de las personas que mejor comprendieron su visión de la Iglesia.
Cercano al Papa, Antonio Spadaro, siciliano de 51 años, licenciado en filosofía y amante de las letras, en una entrevista con LA NACION no dudó en definir como "extraordinario" el balance de estos cuatro años de pontificado, que se cumplen mañana. También habló de las resistencias, los desafíos y de su postergado viaje a la Argentina.
-¿Cómo evalúa estos años de papado?
-Es algo extraordinario. En este momento Francisco no es sólo el papa de la Iglesia católica, sino también es un gran líder moral en el mundo. Por eso más que un balance podemos hacer una constatación: mirando la realidad del mundo, él emerge como una figura de referencia en un momento en el que las decisiones de los Estados parecen ser tomadas bajo el impulso del miedo. El Papa, en cambio, es una persona que sigue insistiendo en la esperanza y con este mensaje ya repetido de abatir los muros y de construir puentes. Por lo tanto, el balance que veo es global. En ese sentido, su compromiso, como líder religioso, cristiano, es ser "sal de la tierra". No sólo una persona que se ocupa de la Iglesia y de sus dinámicas internas, sino que logra transmitir el mensaje del Evangelio y traducirlo también en su valor político y geopolítico.
-Desde el inicio, Francisco pidió una Iglesia en salida, pastores con olor a oveja, obispos que no sean príncipes. ¿Cuánto pudo transformar a la Iglesia?
-Pienso que Francisco no es un papa de actos, sino de procesos. Está activando una serie de procesos que probablemente él no verá completarse y que quizás no se completarán jamás. Por eso la evaluación que doy no es sobre los frutos, sino sobre la calidad de las semillas que está sembrando, que es muy buena y resistente. Quizás no tenemos la percepción de lo que está ocurriendo, pero se está dando en la Iglesia un cambio profundo y es justamente esto lo que mueve a la reacción a un grupo pequeño.
-De eso le quería preguntar: las resistencias. Hubo un afiche, un falso L'Osservatore Romano, una carta de cardenales...
-Para mí hay un doble significado. El primero es evidente, y es que hay una oposición que se manifiesta y que está buscando expresarse en diversos modos. Ahora está intentando una modalidad más popular. En el fondo, el único modo de atacar a este Papa es intentar separarlo del pueblo, cosa que me parece destinada absolutamente al fracaso. Por otro lado, estos ataques tienen el efecto opuesto: la gente se da cuenta y eso provoca más afecto hacia el Papa. Sin embargo, el otro significado es que dejan en claro que la acción de Francisco es eficaz, sino, no aparecerían.
-Con todos los problemas que hay en la Iglesia y en el mundo, ¿qué piensa del hecho que siga discutiéndose sobre el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar?
-Aquí la cuestión es más profunda. El tema del acceso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar es una consecuencia de un desafío aún mayor que Francisco está planteando, que es el del discernimiento. Es decir, Francisco pone en discusión un modo de actuar pastoral, que él atacó desde el inicio del pontificado, que es el de la aplicación de normas. O sea, considerar al Evangelio como una serie de normas para aplicar de manera homogénea a todos, más allá de las condiciones. Hay otro modo de entender la pastoral, que es la que aplica Francisco, que se hace cargo de la historia de las personas, de las condiciones en las que las personas viven y de su deseo profundo de comunión con Dios.
-¿Para usted cuál es el mayor desafío de Francisco en este momento?
-El mayor reto que está viviendo en este momento es extraeclesial. Y es un desafío doble: uno es global, es decir, ser testigo del Evangelio en un mundo dividido y complejo. El segundo es el del ecumenismo: frente a los grandes problemas del mundo los cristianos no pueden seguir divididos.
-El Papa cumplirá su cuarto año de pontificado y aún no ha ido a la Argentina.
-No sé si el Papa irá el año que viene o no. Pienso que él siente mucho su tarea de pastor universal evidentemente y también, que se siente muy atado a su tierra. El hecho de que él no haya ido hasta ahora a la Argentina no significa para nada que a él no le interese el país. También es verdad, visto desde Italia, que la relación entre los argentinos y Bergoglio es bastante singular, casi visceral. Uno tiene la impresión de que los argentinos perciben la acción de Francisco como dirigida a ellos, como si todos su accionar de algún modo tuviera un reflejo allá. Y en esto el Papa quiere ser muy cauto y atento, especialmente a nivel político. No quiere interferir en modo alguno en las dinámicas políticas, ni quiere ser arrastrado, como a menudo ocurre, en debates internos. Estoy seguro.
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