ROMA.- El primer ministro húngaro, Viktor Orban, estaba aislado: era el único que se resistía a la creación de un histórico fondo de miles de millones de dólares de la Unión Europea (UE) para asistir a Ucrania. La cumbre de emergencia convocada por el bloque para la semana pasada se acercaba, las presiones aumentaban, y Orban no tenía interlocutores con quienes hablar.