Andrei Belousov, un fervoroso estatista y recaudador despiadado para las arcas del fisco
El nuevo ministro de Defensa de Vladimir Putin es considerado un hombre duro que podrá acabar con la corrupción dentro del ejército, pero otros cuestionan que no sea una persona con experiencia militar
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MOSCÚ.- Andrei Belousov tiene cero experiencia militar: es un economista canoso y fiel devoto de la Iglesia Ortodoxa al que le gusta escalar montañas en su tiempo libre. A primera vista, su designación como ministro de Defensa de Rusia parece extraña, sobre todo en medio de una guerra contra Ucrania.
Pero seis fuentes distintas, algunas de ellas que trabajaron con Belousov, lo describen como un duro operador profesional de las entrañas del gobierno que una vez incluso osó liderar una campaña para que el Estado les sacara más dinero a las grandes empresas, demostrando que tiene cintura política para sobrevivir dentro del sistema.
En tiempos de guerra, el ministro de Defensa ruso es quien debe supervisar los vastos flujos de recursos financieros y económicos, así como la planificación militar, y deja el manejo del día a día de la batalla en manos de subalternos. La capacidad de concreción de Belousov –el fisco recaudó 3000 millones de dólares gracias a su impuesto a las ganancias extraordinarias de las corporaciones– debe haber impresionado mucho al presidente Vladimir Putin.
Para muchos, además, su nombramiento deja entrever que Putin está preparando a Rusia para una guerra en Ucrania que será larga.
“Es un hombre sumamente organizado, sistemático, duro. Le gusta controlar todo”, dice una fuente del gobierno que trabajó con Belousov pero prefiere no dar su nombre por la sensibilidad del tema.
“Belousov es mitad soviético, es una persona muy soviética”, dice una alta fuente rusa con conocimiento personal del caso.
“Belousov cree en el Estado, cree que el Estado es supremo y que el Estado debe decidir cómo se gasta el dinero”, agrega la misma fuente. “Pero lo que le espera no es fácil: a muchos de los generales no les va a gustar nada tenerlo ahí”.
Sanciones e inflación
Belousov tendrá que encontrar nuevas maneras de eludir las sanciones de Occidente, lidiar con la irreductible inflación y moverse en un sector donde algunos resentirán su falta de experiencia militar y que seguramente querrán proteger sus históricos contratos y sus modos de hacer las cosas.
Algunos blogueros de guerra dicen que las capacidades de Belousov pueden ayudar a extirpar la corrupción endémica que existe entre los militares y la industria de defensa, pero otros foristas expertos habrían preferido un hombre de armas.
En sus primeras declaraciones públicas tras su nombramiento, Belousov cortejó ostensiblemente a los militares, diciendo que los soldados merecían mejores viviendas, mejores hospitales y mayores beneficios sociales.
El nombramiento de Belousov sugiere que Putin no solo quiere impulsar el complejo militar-industrial en una carrera armamentista tecnológica contra Ucrania y Occidente, sino también orientar más directamente la economía general del país en ese rumbo. “La prioridad de Putin es la guerra”, posteó en X la exasesora del Banco Central de Rusia Alexandra Prokopenko.
“Una guerra de desgaste se gana con la economía. Belousov está a favor de estimular la demanda desde el presupuesto, o sea que el gasto militar no disminuirá, sino que aumentará”, apuntó Prokopenko.
Belousov ayudó a establecer un programa nacional de desarrollo de drones, y según el medio de comunicación ruso RBC, en 2017 fue uno de los que convencieron a Putin de que la economía digital y las cadenas de bloques eran cruciales para el futuro.
Por su área de conocimientos, es poco probable que Belousov participe mayormente en decisiones sobre el campo de batalla, que seguirán siendo dominio exclusivo del jefe del Estado Mayor, general Valery Gerasimov, y, en última instancia, del mismo Putin.
Sergei Shoigu, el ministro de Defensa saliente y antiguo aliado de Putin, rotará al cargo de secretario del Consejo de Seguridad, un puesto de alto nivel que lo mantendrá cerca de Putin, aunque posiblemente ejerza menos influencia.
Ayer por la noche, Dimitri Peskov, vocero de Putin, explicó los motivos de la elección de Belousov y dijo que debido a la guerra los gastos relacionados con defensa habían pasado del 3% del PBI al 6,7%, y este año se dirigían al 7,4%, una cifra que le recordaba a la Unión Soviética de mediados de la década de 1980.
“Es un tema de suma importancia y requiere herramientas especiales”, afirmó Peskov.
Belousov manejará ese presupuesto con el mandato de impulsar la producción, generar sinergia entre los distintos sectores y reducir la corrupción, y al mismo tiempo garantizar que el gasto en defensa esté sensatamente integrado en la economía en general y sea lo suficientemente flexible como para estar al día con los cambios tecnológicos que propone el campo de batalla.
Es probable que parte de ese mandato también sea garantizar que no se descuide la economía civil –la no relacionada con la guerra– y que los niveles de vida sigan siendo mayormente aceptables.
En febrero, Putin dijo que su gobierno no repetiría el error de la Unión Soviética de emprender una carrera armamentista que consumiera su presupuesto, sino que el desarrollo de su industria de defensa debía ser el motor de impulso de todo el potencial científico e industrial general de Rusia.
La corrupción militar
Antiguo asesor económico de Putin, exministro de Economía, exprimer viceprimer ministro, y hasta primer ministro interino durante un tiempo breve, Andrei Removich Belousov –abreviadamente llamado Remych por quienes lo conocen– es considerado por algunos uno de los actores más poderosos de la Rusia moderna.
“Remych es un hombre de gran confianza para Vladimir Putin”, apunta otra fuente del gobierno. “Si el sistema sigue por este camino, no solo fue ascendido, sino que fue ascendido al mismo nivel del primer ministro, o incluso a un nivel superior”.
Con Rusia atrapada en lo que para Putin es una lucha existencial con Occidente, hoy el país necesita más que nunca un mayor control de los fondos y gastos del Estado, dice el exasesor del Kremlin Sergei Markov, y agrega que una de las tareas de Belousov sería aplicar una purga anticorrupción.
El mes pasado, Timur Ivanov, viceministro de Defensa y aliado de Shoigu, fue arrestado y acusado de recibir sobornos por valor de casi 11 millones de dólares a cambio de la concesión de lucrativos contratos de defensa. Ivanov niega los cargos.
“En esta era de operación militar especial en Ucrania, al Ministerio de Defensa llegan grandes cantidades de dinero, y el caso de Timur Ivanov dejó demostrado que la corrupción ha superado todos los límites conocidos”, señala Markov.
Belousov no está contaminado con el olor a corrupción que desprenden muchos otros operadores internos del gobierno, agrega la fuente del Kremlin que en el pasado trabajó con Belousov.
“No tiene antecedentes de graves pecados de corrupción”, señala la fuente. “Para él, las empresas son todas ladronas y siempre estuvo a favor de que el Estado reparta más”.
Rybar, un bloguero de guerra al que se vincula con el Ministerio de Defensa, también manifestó su esperanza de que Belousov limpiará de ladrones el ministerio y acabará con lo que eufemísticamente llamó “belleza artificial”, en referencia a las críticas por las afirmaciones exageradas que hacen los militares sobre sus proezas técnicas y sus éxitos en el campo de batalla.
“El nombramiento de Belousov a cargo del Ministerio de Defensa implica una mayor auditoría de los gastos y una reestructuración de todos los modelos financieros dentro del establishment de Defensa”, apunta Rybar.
Por Guy Faulconbridge, Darya Korsunskaya y Andrew Osborno
Agencia Reuters
Traducción de Jaime Arrambide
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