Amnistía Internacional: la pandemia profundizó la desigualdad, el abandono estatal y la violencia institucional
La ONG de derechos humanos destacó en su informe anual que la crisis del coronavirus puso al descubierto “el abuso estructural e histórico del poder”
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La pandemia de coronavirus puso al descubierto “las devastadoras consecuencias del abuso estructural e histórico de poder”, señaló Amnistía Internacional (AI) en su informe anual sobre derechos humanos dado a conocer este martes. La crisis que se expandió por el mundo, precisó la ONG, “visibilizó y profundizó la desigualdad sistémica, la represión como respuesta estatal y las políticas perjudiciales implementadas a nivel internacional”.
El Informe 2020/21. Amnistía Internacional. La situación de los derechos humanos en el mundo, documenta cómo las mujeres, los refugiados, migrantes, el personal de salud, los pueblos indígenas, las personas negras y otros grupos históricamente olvidados soportaron los peores efectos de la pandemia, mientras algunos líderes aprovecharon para intensificar sus ataques a los derechos humanos.
“Las políticas de austeridad, que habían debilitado las infraestructuras y los sistemas de salud públicos, y una arquitectura internacional débil en forma, función y liderazgo no hicieron sino empeorar mucho más la situación, que también se vio agravada por la presión ejercida por jefes y jefas de Estado que demonizaban y excluían, imponiendo constructos arcaicos de la soberanía del Estado y propagando planteamientos negacionistas de la ciencia, la evidencia y las normas universales”, dice el informe.
Como contracara, subraya el surgimiento de movimientos de protesta para cambiar esta realidad: las manifestaciones de Black Lives Matter en Estados Unidos, las protestas de #End SARS en Nigeria o las huelgas virtuales por el clima. Asimismo, subraya el valor de quienes se pusieron al frente de la resistencia contra el avance de la pandemia.
“En 2020, el liderazgo excepcional no vino del poder, el privilegio ni el dinero, sino del personal médico y de enfermería y demás profesionales de la salud que estuvieron en primera línea de unos servicios esenciales para la supervivencia”, destaca el informe entre otros “héroes” que pusieron todo su esfuerzo y arriesgaron sus vidas para ayudar a la supervivencia del grueso de la población.
Liderazgos positivos
“Este es un momento histórico, hoy más que nunca se requiere cooperación internacional y liderazgos positivos que pongan el respeto pleno por los derechos humanos y la reducción de la desigualdad en el centro de sus agendas”, sostuvo la directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, Mariela Belski.
Al comenzar 2020, América Latina era la región más desigual del mundo, dice el informe, situación que empeoró con la pandemia. El Covid-19 golpeó a la extensa economía informal de la región, mientras que las medidas gubernamentales con frecuencia afectaron los derechos económicos, sociales y culturales de quienes estaban en situaciones de mayor precariedad.
Según relata el estudio, “las detenciones arbitrarias fueron práctica habitual, en muchos casos estuvieron relacionadas con la aplicación de las restricciones asociadas al Covid-19, y en algunos países se obligaba a las personas a someterse a cuarentena en centros gestionados por el Estado que no cumplían las normas sanitarias ni de distancia física”.
En la Argentina, el Covid-19 agravó la persistente crisis económica del país. “Paralelamente, las medidas para frenar la propagación del virus, significaron un incremento en la violencia por motivos de género. Los pueblos indígenas se vieron desproporcionadamente afectados. Además, hubo denuncias de desapariciones forzadas y uso excesivo de la fuerza por parte de la policía”.
Como hechos positivos, el informe describe la victoria en materia de género que significó la despenalización del aborto en la Argentina, al igual que en Corea del Sur e Irlanda del Norte. También destaca la aprobación de leyes para combatir la violencia contra mujeres y niñas en Corea del Sur, Kuwait y Sudán.
Los derechos humanos en 2020 en cifras
- 58% de los 149 países analizados tuvieron denuncias creíbles de tortura u otros malos tratos bajo custodia del Estado.
- 56% adoptó medidas contra el COVID-19 discriminatorias para grupos marginados.
- 28% registró muertes de personas bajo custodia del Estado como consecuencia de tortura u otros malos tratos.
- 36% mantuvo presos de conciencia, es decir personas encarceladas o sometidas a otras restricciones de su libertad a causa de sus creencias, su origen étnico, sexo, color o idioma.
- 27% sumó nuevos casos de desapariciones forzadas.
- 31% registró ejecuciones extrajudiciales.
- 16% sumó denuncias de detención de personas LGBTI debido a su orientación sexual o su identidad de género.
- 28% registró denuncias de desalojos forzosos.
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