Presionado por las internas en el PP, Feijóo activa un desesperado plan B tras las elecciones en España
El líder conservador busca reunirse con Sánchez a principios de agosto para conseguir un pacto con el PSOE, pero el actual presidente no tendría intenciones de aceptar
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BARCELONA.- A pesar de que, en principio, la aritmética política no le concede opciones para poder ser investido como presidente del gobierno, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, quiere hacer valer su victoria en las elecciones generales del pasado domingo y no tira la toalla. Un día después de haber intentado infructuosamente forjar una alianza con diversos partidos de derecha, este martes Feijóo se inclinó por intentar lograr un pacto con el PSOE. Sin embargo, el presidente Pedro Sánchez, que ya se ve cerca de la reelección, no parece tener prisa en iniciar una ronda de negociaciones.
Feijóo pasó la mañana en Santiago de Compostela, sede del Gobierno de la Xunta de Galicia que presidió durante 13 años y que sólo abandonó para liderar el PP. Allí, en la catedral a la que se dirigen cada año miles de pelegrinos llegados de todo el mundo, el político conservador agradeció al apóstol Santiago su victoria electoral. En declaraciones a los medios, insistió una vez más en su derecho a intentar conformar una mayoría: “Cumpliré mi deber e intentaré hablar con los grupos”.
En un primer momento, su objetivo era explorar una alianza con varias formaciones de derecha, incluido Vox, la tercera fuerza más votada. Sin embargo, dos de estas formaciones, el Partido Nacionalista Vasco y Coalición Canaria, enseguida rechazaron esa posibilidad porque no se plantean formar parte de cualquier tipo de coalición con la “extrema derecha”, tal como ya habían manifestado durante la campaña electoral.
Así pues, Feijóo pasó a su plan B: un pacto con el PSOE, partido con el que querría reunirse la primera semana de agosto. Su argumento gira en torno a la idea de que la gobernabilidad de España no puede depender de los partidos soberanistas catalanes y vascos. Actualmente, los dos únicos escenarios que parecen factibles son una la reelección de Sánchez con el apoyo de los partidos periféricos y de Sumar, o bien una repetición electoral producto de una situación de bloqueo.
“Sería un inmenso error que en España gobernaran los independentistas y, sin embargo, los partidos de Estado han ganado apoyos y votos”, aseveró Feijóo, sugiriendo la posibilidad de un pacto de Estado entre los dos grandes partidos de España, el PP y el PSOE, que le aupara a la presidencia. No obstante, esta opción tampoco tiene visos de prosperar, puesto que Pedro Sánchez, el líder del PSOE, ya dejó muy claro durante la noche electoral que veía factible revalidar la presidencia.
De momento, Sánchez, que disfruta de la condición de presidente en funciones, ha emplazado a Feijóo a hablar una vez se conozcan los resultados definitivos, es decir, a partir del próximo sábado. Los resultados actuales son provisionales puesto que todavía falta contar el voto de los ciudadanos residentes en el extranjero, lo que podría provocar algún cambio en aquellas provincias donde la distribución del último escaño fue más reñida.
Puja de poder en el PP
Ante las nulas opciones de ser investido, los movimientos de Feijóo podrían más bien tener como objetivo preparar ya la precampaña de una posible repetición electoral, o bien frenar las críticas internas dentro del PP que podrían desembocar en su sustitución por la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. De hecho, mientras Feijóo pronunciaba su discurso desde el balcón de la sede del PP en la noche electoral, los militantes del partido corearon varias veces el nombre de Ayuso, toda una advertencia.
Aunque la cúpula dirigente del partido conservador cerró filas con Feijóo en la reunión de la Junta Directiva Nacional, en privado algunos líderes territoriales vertieron sus críticas hacia la campaña de Feijóo.
“Estoy convencido de que los errores reiterados, como el de las pensiones o los lapsus absurdos y Marcial Dorado influyeron”, declaró un barón territorial de forma anónima al diario El País, en referencia a la vieja amistad de Feijóo con un narcotraficante gallego. Otros dirigentes conservadores están convencidos de que si las urnas no confirmaron las expectativas de los sondeos fue a causa de los pactos en varios gobiernos autonómicos y ayuntamientos con Vox, un partido que suscita un fuerte rechazo en buena parte del electorado.
En las horas siguientes a la contienda, varios de los socios potenciales de Sánchez ya indicaron que no pondrían “ningún precio” a su apoyo en el Congreso, como es el caso del partido vasco EH Bildu, o bien que sus demandas serán “asumibles” para el PSOE, como es el caso de Esquerra Republicana de Cataluña. Así pues, la llave de la Moncloa la tiene ahora solo Junts per Cataluña, un partido que en campaña no se alineó con ninguno de los dos bloques, ni el de la derecha ni el de la izquierda.
Aunque el presidente de Junts, Jordi Turull, se mostró firme a la hora de fijar como condiciones a su apoyo a Sánchez la celebración de un referéndum de autodeterminación para Cataluña y la amnistía a los represaliados independentistas, en el partido convive un sector moderado que ya ha salido a la palestra sugiriendo una posición negociadora más flexible. Este es el caso de Xavier Trias, aspirante de Junts a la alcaldía de Barcelona. “De entrada, decir que no al apoyo de una investidura es algo que no debemos hacer”, ha declarado Trias.
La gestión del endiablado escenario que dibujaron las urnas no será solo complejo por las arduas negociaciones que se auguran entre los principales partidos políticos, sino también por las que habrá entre las diversas almas que conviven en el seno de cada uno de ellos.
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