Amenaza de invasión: ¿podrían Rusia y Ucrania convertirse en un solo país?
Putin invoca la “unidad histórica” de las dos naciones, y Zelenski dijo que Kiev estaba “completamente preparado” para el combate; Biden advirtió que una eventual ocupación “será desastrosa para Rusia”
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Mientras el presidente norteamericano Joe Biden dio esta semana por seguro una invasión rusa en Ucrania, su par ruso, Vladimir Putin, cree que son especulaciones destinadas a poner excusas para enviar tropas occidentales a ese país con el que Moscú considera que tiene una “unidad histórica”.
“Rusia fue robada” de sus territorios en Ucrania, escribió en julio pasado Putin en una preocupante declaración “Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos” -que todavía se puede leer en la página oficial del Kremlin-. Allí agregó que “la verdadera soberanía de Ucrania solo es posible en asociación con Rusia”.
¿Cómo resonaron estas declaraciones en los oídos del pueblo ucraniano? ¿Cuánto apoyo daría la población de Ucrania -”el país más pobre de Europa”, según dijo Putin- a la posibilidad de integrarse a la poderosa Rusia? En su escrito el presidente ruso añora los tiempos históricos de la unidad regional. ¿Ucranianos, bielorrusos y rusos están tan interrelacionados como escoceses, galeses e ingleses, como para formar un solo país?
Occidente sospecha que la guerra de los separatistas prorrusos en la región ucraniana de Donbass, que ya lleva ocho años y costó 13.000 vidas, fue solo un banco de pruebas para el avance de las tropas de Moscú sobre toda Ucrania, tal como hizo en 2014 en la península de Crimea.
“Hoy existe la amenaza de que mañana habrá guerra“, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, y agregó que el ejército de Kiev estaba “completamente preparado” para el combate.
Aunque Biden, le advirtió esta semana a Putin que “será un desastre para Rusia” si Moscú lanzaba una ocupación militar fuera de su frontera, “ocupación” y “frontera” tienen un significado diferente para Moscú que para Washington y Kiev. La palabra “ocupación” no figura en el diccionario que emplea el gobierno ruso para hablar de Ucrania. Sólo la aplica a lo que hicieron nazis y fascistas. Desde los primeros años de la escuela los rusos aprenden que su país “liberó” territorios, nunca los ocupó.
De la misma manera, en cuanto a la idea de “frontera”, tal como escribió Putin en su declaración, consideran que “no hay una base histórica” para “una idea del pueblo ucraniano como una nación separada de los rusos”. De hecho la propia palabra Ucrania quiere decir “frontera” en ruso, pero porque lo consideraban el país que marcaba el límite del imperio con el resto de Europa.
Zbigniew Brzezinski, el exconsejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos en tiempos de Jimmy Carter (1977-1981) solía decir que “Rusia puede ser un imperio o una democracia, pero no puede ser ambas cosas”, y la cuestión que mueve la aguja hacia uno u otro lado siempre es Ucrania, que alguna vez fue el “granero” o la “panadería” de Rusia. La vocación imperial reverdece en tiempos, como ahora, en que el presidente ruso dijo explícitamente que su deseo es “tratar con gran amor” a Ucrania.
Pero se trata de un amor no correspondido. La última encuesta del instituto independiente Levada Center de Moscú, mostró que a fines del año pasado solo el 5% de los entrevistados en Ucrania apoyaba la idea de formar un único Estado con Rusia y, básicamente, se trataba de ucranianos de origen ruso en el este del país. Dos décadas atrás, el porcentaje llegaba al 20% de los ucranianos.
El gobierno de Kiev subió hace algunas semanas en su cuenta de Twitter un meme que en pocos días sumó casi medio millón de “me gusta”. Ahí clasifica diferentes tipos de dolores y la zona de la cabeza más afectada: migraña, hipertensión, y estrés. Pero el que enciende toda la cabeza en rojo es “Vivir cerca de Rusia”.
— Ukraine / Україна (@Ukraine) December 7, 2021
Para dolor de cabeza de ambos pueblos, la extensa historia regional está repleta de momentos en que las líneas limítrofes se corrieron, se ampliaron o desaparecieron.
Ucranianos, bielorrusos y rusos son todos descendientes de la antigua Rus de Kiev (del siglo IX al XIII), que era el estado más grande de Europa, con capital en Kiev. Moscú era entonces una zona sin mayor importancia, alejada de la metrópoli. Y fue el príncipe Vladimiro el Grande (988-1015) quien inició la cristianización de todo el imperio y puso fin al paganismo idólatra de los eslavos. La iglesia ortodoxa rusa nació así en lo que es hoy la capital ucraniana. Y ese es uno de los puntos más fuertes de los rusos para invocar su unidad con Ucrania.
“El artículo de Putin es una gran masa de propaganda, basada en la agenda imperialista rusa”, dijo a LA NACION desde Kiev el analista político Anatoly Oktysiuk, fundador del Instituto Casa de la Democracia. “Él fuerza el relato sobre ucranianos, bielorrusos y rusos como un solo grupo étnico, una gran comunidad con la iglesia ortodoxa rusa, y que habla idioma ruso. Pero obviamente Ucrania tiene hoy otra identidad y otro idioma. En este momento, en general nuestra sociedad está más cerca del campo euro-atlántico que de Moscú”, agregó.
En efecto, luego de la disolución de la Unión Soviética en 1991 y una separación más o menos consensuada, las tensiones entre los dos países se exacerbaron a fines de 2013 con el “Euromaidán” (Europlaza), la serie de manifestaciones en la plaza de la independencia de Kiev en contra de la medida impulsada por el presidente prorruso Viktor Yanukovich (2010-2014) para suspender un acuerdo de integración con la Unión Europea. En aquel momento las opiniones estaban divididas casi por igual, con un 38% de la población que apoyaba la asociación con Europa y un porcentaje similar (básicamente los ciudadanos prorrusos del este del país) que prefería aliarse con Moscú.
Tras la caída del gobierno de Yanukovich, Ucrania avanzó hacia el acuerdo europeo, Moscú ocupó la península de Crimea y se desató la guerra separatista en Donbass, en el este del país. Ahora, el 54% de los ucranianos prefiere echarse a los brazos de la UE, mientras el 20% -especialmente prorrusos del Este- elige a Moscú.
“Más allá de la historia, la mayor diferencia entre rusos y ucranianos está en el presente”, explicó Oktysiuk. “A los ucranianos nos encanta la libertad de expresión, la libertad en general y la democracia. Si nuestro gobierno intentara tomar medidas autoritarias, inmediatamente comenzarían las protestas o habría una revolución. Los rusos no están tan acostumbrados a tener un pensamiento crítico”, señaló el analista político.
Pero la gran debilidad de Ucrania es su situación económica, algo que Putin busca explotar. Y una eventual asociación con Rusia podría ser un alivio. Esta exrepública soviética con una cantidad de habitantes similar a la Argentina, y el doble de tamaño de la provincia de Buenos Aires, tiene casi a la mitad de su población bajo la línea de pobreza.
Putin escribió: “La escala de la desindustrialización y, en general, la degradación de la economía se puede ver en un indicador como la generación de electricidad, que se ha reducido casi a la mitad en Ucrania durante 30 años. Y finalmente, según el FMI, en 2019, incluso antes de la epidemia de coronavirus, el nivel de PBI per cápita en Ucrania era inferior a 4000 dólares. Esto está por debajo de la República de Albania, la República de Moldavia y el Kosovo no reconocido. Ucrania es ahora el país más pobre de Europa”.
Para Tetiana Gaiduk, directora de Comunicaciones de la Consultora Truman, de Ucrania, “la amenaza rusa es desgraciadamente algo con lo que ya nos acostumbramos a vivir y no descartamos una invasión. Pero Ucrania va a resistir”. La analista política recordó a LA NACION que el hashtag #UkrainiansWillResist (los ucranianos resistirán) es hoy la búsqueda más popular en el segmento ucraniano de Facebook.
Gaiduk concluyó: “Rusia invadió la Crimea ucraniana en 2014 y comenzó una guerra contra nuestro país. No hay una interpretación alternativa de este hecho, porque esta es la historia moderna de Ucrania, que todos estamos presenciando. Rusia es hoy un país agresor”.
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