EE.UU. evitó el default y llevó alivio a la economía mundial
A último momento, el Congreso votó un aumento del techo de la deuda; los republicanos, derrotados
WASHINGTON.– La película de terror se repite, pero no por eso deja de asustar. Por segunda vez durante el gobierno de Barack Obama, sólo un acuerdo de última hora y arrancado a las apuradas evitó que la primera economía del mundo entrara en suspensión de pagos y arrastrara a buena parte de las finanzas internacionales.
La sensación de alivio que se respiraba anoche era sólo comparable al espanto que había llegado a invadir esta capital y buena parte de los centros financieros del mundo ante la segura crisis que habría provocado la falta de un acuerdo para aumentar el techo de la deuda.
"Ha primado la sensatez", celebró la Casa Blanca . "Creo que estamos viendo los últimos capítulos de esta triste historia", coincidió el ex candidato presidencial republicano y hoy senador por Arizona, John McCain.
En lo esencial, el acuerdo es sólo un parche que da oxígeno por los próximos cien días. El debate de fondo deberá agotarse alrededor del 15 de enero, a riesgo de que la economía ingrese nuevamente en zona de peligro. Aun con esa precariedad, el acuerdo fue extremadamente trabajoso de lograr.
"Lo firmaré de inmediato, así podremos reabrir el gobierno y levantar esta nube de incertidumbre", dijo anoche Obama, cuando faltaba aún la aprobación de la Cámara de Representantes.
"Hemos perdido esta batalla, de modo que vamos a votarlo", dijo el líder republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, tras dos semanas de durísima pulseada para exigir concesiones a cambio de la aprobación de un presupuesto y el aumento en el tope de la deuda. Los ultraconservadores del Tea Party habían liderado la oposición a un acuerdo y dividieron al partido republicano.
El legislador por Ohio es, hoy, una de las víctimas políticas más castigadas de esta embestida contra la Casa Blanca, que, sin estrategia de salida desde el comienzo, terminó como tenía que terminar: en absoluto fracaso. Los más radicales de su bloque -y causantes de este bloqueo- lo insultaron sin piedad. "Este acuerdo es lamentable", sostuvo el senador por Texas Ted Cruz.
Abanderado de la fallida embestida y figura en ascenso del conservador movimiento del Tea Party, anoche insistía en que lo aconsejable era dejar que el país entrara en suspensión de pagos.
Pudo haber sido peor si se entraba en default, naturalmente. Pero, aun así, el daño se hizo. La imagen de los Estados Unidos como primera economía quedó expuesta a la ingobernabilidad en la que se vio sumergida durante más de quince días y eso minó la confianza inversora.
Anoche Obama llamó a Washington a "recuperar" la confianza de los norteamericanos. "Es necesario dejar de ir de crisis en crisis", añadió el presidente. La rebelión de Washington infligió un golpe a la economía del país. Las primeras estimaciones hablaban ayer de pérdidas por 24.000 millones de dólares en los 16 días de conflicto y de correcciones en negativo para el crecimiento.
A la inversa, la misma gravedad puede leerse en el entusiasmo con que un abanico de indicadores económicos reaccionó ante la noticia firme del acuerdo. Aun cuando todavía no se materializó en voto, tanto el mercado de Wall Street como el dólar mostraron signos de optimismo.
El dólar recuperó terreno frente a casi todas las monedas. La principal excepción fue el euro. La moneda única se mantiene, firme, a 1,3526 dólares. Mucho más aliviada, Wall Street cerró con una suba del 1,36% de su principal indicador.
Anoche no había habido aún modificaciones en la nota negativa que la calificadora de riesgo Fitch llegó a poner a los bonos de la Reserva Federal de largo plazo. "Posiblemente esté esperando a ver el acuerdo debidamente votado", conjeturó Christine Rommers, de la consultora Mesirow Financials.
La derrota republicana fue evidente. "Peleamos por una buena causa, pero no ganamos", declaró el lastimado Boehner. Fue el corolario de más de dos semanas de poner a la administración pública a media máquina, en el vano intento de arrancarle concesiones de fondo a la Casa Blanca bajo la presión de no aprobarle ni el presupuesto ni el permiso legislativo que necesita para emitir más deuda.
Obama no hizo ayer declaraciones públicas y se ahorró todo provecho sobre la humillación del adversario. "No hay vencedores en esto", sobreactuó su vocero, Jay Carney.
Mucho más aliviados, legisladores demócratas no cabían anoche en su satisfacción. "Esto es una enorme lección", se ufanó el senador por Nueva York Charles Schumer, el tercero en la línea de sucesión. La sonrisa se le escapaba de la cara cuando compareció en las principales cadenas de televisión: era la imagen viva del alivio.
La otra cara de la salida la tiene el hecho de que el acuerdo alcanzado es sumamente precario y no termina por atacar de fondo ninguno de los males que tiene tanto esta economía -en su deuda y en su déficit- como el sistema político, expuesto a nuevos bloqueos en el futuro inmediato.
"Deseo que esto no vuelva a suceder nunca más. Ésta no es la forma de arreglar las cosas", confió el republicano James Lankford. Representante por Oklahoma, fue uno de los que ayer lideraron el coro de "yo nunca estuve de acuerdo con una maniobra como ésta" que ayer se escuchaba en su partido.
Tal vez el deseo no sea suficiente. Sumamente precario, en sus líneas básicas el acuerdo prevé autorizar al Tesoro a que emita más deuda. Eso evitará entrar en cese de pagos.
La mala noticia, sin embargo, es que el acuerdo vale solamente hasta el 7 de febrero. Para entonces habrá que tener una solución de fondo en la materia. Los otros puntos son los mismos sobre los que se habían venido trabajando en estos últimos días. Esto es, normalización de tareas en la administración hasta el 15 de enero, que es el primer plazo de vencimiento con que operará el acuerdo.
Lo único en lo que cedieron los demócratas fue en concesiones marginales sobra la llamada Reforma del Sistema Sanitario, cuya demolición perseguían los republicanos.
"Fue la batalla que había que dar", insistía ayer, pese a la derrota, el senador Ted Cruz, el abanderado de la fallida cruzada.
El alivio no es sólo de las plazas financieras. Más de 800.000 empleados públicos cuyo puesto de trabajo peligraba retomarán mañana la actividad, ya que el acuerdo pone fin por completo a la suspensión parcial de actividades en la administración nacional.
Optimismo en Wall Street
El principio de acuerdo en Washington animó a los inversionistas
- 1,36%
Dow Jones
El índice de referencia de Wall Street, que agrupa a treinta de las mayores firmas cotizadas del país, cerró su sesión de ayer con una ganancia de 205,82 puntos. La racha positiva llevó a la gran mayoría de compañías a cotizar al alza, con la sola excepción de tres valores que terminaron en rojo: Cisco (-0,80%), Home Depot (-0,32%) y Disney (-0,14%). En el extremo opuesto se situaron las entidades financieras, con JP Morgan Chase a la cabeza, cuyas acciones se revalorizaron un 3,23% - 1,20%
Nasdaq
También el índice de valores tecnológicos registró ayer una importante suba y cerró la sesión en 3839,43 puntos - 1,38%
Standard & Poor’s 500
Alentado por el acuerdo, este selectivo índice avanzó 23,48 unidades, para quedar en 1721,54 enteros
Para Buffett, "pura idiotez"
El magnate e inversor Warren Buffett opinó ayer que no elevar el techo de deuda para evitar la suspensión de pagos por parte de Estados Unidos sería "un acto de pura idiotez" equivalente a usar un "arma de destrucción masiva". Buffett realizó estas declaraciones durante una entrevista con el canal CNBC, en la que afirmó que "la amenaza de no elevar el límite de deuda cuando ya se ha gastado el dinero es en realidad como un arma política de destrucción masiva".
Buffett, además, recordó que hay otras vías para que los republicanos negocien la reducción del déficit o el fin de la reforma sanitaria, y alertó sobre el peligro de que las agencias de calificación rebajen la calidad crediticia de Estados Unidos por la parálisis legislativa. "La calidad crediticia es como la virginidad, se puede preservar, pero no se puede recuperar con facilidad", bromeó.
lanacionarDel editor: cómo sigue.
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