Alex Saab, el oscuro empresario detrás de los negocios del chavismo
El recorrido del presunto testaferro de Nicolás Maduro, extraditado a Estados Unidos desde Cabo Verde, cuya influencia en Venezuela alcanza las cúpulas políticas, económicas y hasta el poder judicial
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MADRID.- Lo sucedido con el barranquillero Alex Saab sólo es posible en revolución. Un empresario modesto, experto en moverse entre las sombras, se convirtió gracias a su habilidad en los negocios en presunto testaferro de Nicolás Maduro y principal operador financiero internacional del chavismo, además de uno de los mayores beneficiados de la corrupción bolivariana.
Tras ser capturado en Cabo Verde, Saab también ha protagonizado uno de los capítulos más álgidos de la Guerra Fría entre dos bandos: por un lado, Venezuela y sus aliados, con Rusia a la cabeza; y por el otro, Estados Unidos, que incluso evitó una operación armada para liberarle. En definitiva, una pieza clave del engranaje chavista, sin la cual no se puede entender lo sucedido durante la última década en Venezuela.
Como por arte de magia revolucionaria, Maduro comenzó a colgar unas medallas a Saab que el magnate colombiano, que siempre ha huido de las exhibiciones públicas, nunca hubiera querido. Tras conocerse su detención el 21 de junio de 2020 en Cabo Verde, donde realizaba una escala técnica en su jet privado camino de Rusia e Irán durante sus operaciones financieras para el chavismo, el gobierno de Nicolás Maduro hizo público por sorpresa que le había otorgado la nacionalidad venezolana y que también se trataba de un diplomático de la revolución. Una maniobra rocambolesca que se convirtió en el nudo gordiano de la millonaria defensa planteada por el exjuez español Baltasar Garzón.
Mientras avanzaba su proceso judicial en el país africano, el testaferro del “hijo de Chávez” se convirtió primero en agente bolivariano, después en embajador extraordinario y plenipotenciario, para ser más tarde héroe de la revolución y representante permanente alterno de la Misión de Venezuela ante la Unión Africana. Finalmente, en un proceso inédito en la historia diplomática, la revolución le nombró delegado pleno de la Mesa de Diálogo en México.
Fiscales, periodistas e investigadores han profundizado en los negocios y las corruptelas del empresario de 49 años, de origen libanés, quien también aparece en los Panamá Papers y en los recientes Pandora Papers. Algo inimaginable cuando un timorato Saab participó en 2011 en un acto empresarial con autoridades revolucionarias. El padrinazgo de la exsenadora colombiana izquierdista Piedad Córdoba le había llevado de la mano hasta allí, a él, tan modesto en sus comienzos que regalaba llaveros como baratija a sus clientes.
Muy poco queda de aquel hombre. Los millones y los negocios le han transformado incluso físicamente, tanto en gustos como compañías. Tras separarse de su primera mujer, Cynthia Certain Ospina, contrajo matrimonio con la joven italiana Camilla Fabri, quien actualmente reside con sus hijos en Moscú tras trasladarse desde Caracas.
La sombra de los negocios de su marido la persiguieron hasta Italia, donde fue investigada judicialmente, incluso se le embargaron bienes inmuebles valorados en 11 millones de dólares. La joven romana, que trabaja en una tienda de ropa y había realizado pequeños trabajos como modelo cuando conoció al magnate, tiene un juicio pendiente por lavado de dinero.
Las primeras imágenes de Saab en el aeropuerto de Miami impactaron al país. Esposado, escolado por agentes, con una pérdida de peso evidente, el millonario subió a un vehículo para ser trasladado hasta la Prisión Federal de Miami.
El poder de Saab creció en Venezuela a la misma velocidad que su fortuna. Tanto que incluso creó su propio grupo parlamentario, para el cual “fichó” a varios diputados de la oposición a golpe de talonario, quienes recorrieron Europa y Colombia para defender a su nuevo jefe político. Todos ellos, conocidos como los “alacranes”, conforman hoy una alianza colaboracionista integrada también por un exgobernador chavista, dirigentes evangélicos y antiguos opositores sin escrúpulos.
Influencia no sólo política y económica. Sus conexiones en la justicia chavista provocaron la persecución contra los periodistas que descubrieron sus manejos sucios. Amenazados con la cárcel, Roberto Déniz, Ewald Scharfenberg, Alfredo Meza y Joseph Poliszuk se vieron obligados a exiliarse hace cuatro años, aunque la persecución ha continuado hasta hoy mismo. El viernes pasado, el hogar de la familia de Déniz, principal responsables de las investigaciones en el portal armando.info, fue allanado por fuerzas policiales.
Desde su aterrizaje en los negocios chavistas con la construcción de viviendas para pobres y de gimnasios verticales, muchas de ellos inacabados, Saab participó en todo tipo de corruptelas millonarias: la compra e importación de alimentos subvencionados (con múltiples quejas por su mala calidad), el control cambiario, las operaciones con oro, la venta de petróleo…
El chavismo no se ha ahorrado ninguna muestra de cariño y solidaridad para su financiero, sabedor de que conoce los grandes secretos desde la llegada de Maduro al poder en 2013. Los delegados en México se pusieron una careta con su rostro, Caracas simuló un amor inexistente con varios grafitis en sus paredes y una manifestación se convocó ayer para trasladarle afecto en la distancia.
En el fondo de todo esto, el miedo a que la cárcel le doblegue, aunque de momento se ha mostrado firme durante el proceso en África. “¿Qué han logrado en estos 473 días? Nada. Cada vez que he podido lo único que envío son mensajes de fuerza al pueblo valiente chavista de rodear a nuestro presidente Nicolás Maduro con un manto sagrado de protección y apoyo”, escribió Saab en una misiva hecha pública el mes pasado.
“Su mensaje nos conmovió”, respondió Jorge Rodríguez, jefe de la delegación chavista en unas negociaciones, las de México, que no contarán con las habilidades diplomáticas de tan exótico delegado.
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