Alerta: los conflictos que vuelven a recalentarse y elevan la tensión global
Una escalada en cinco disputas volvió a encender las alarmas; el despliegue ruso en el límite con Ucrania, el plan nuclear iraní, los choques en la frontera entre Colombia y Venezuela, y los ejercicios militares chinos, en la mira
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PARÍS.- Cada año, con pandemia o no, trae su lote de enfrentamientos geopolíticos y conflictos regionales, que obligan a los grandes actores internacionales a tomar posición y ponen en peligro a decenas de miles de vidas. Si bien en 2020 el mundo pareció olvidarse durante algunos meses de las rivalidades planetarias para protegerse del virus que se cobra más y más vidas, la historia de la humanidad está irremediablemente marcada por la ambición de los hombres de controlar un espacio cada vez mayor, de tener siempre algo más de poder. Y 2021 no será la excepción.
Mientras los enfrentamientos se multiplican entre fuerzas ucranianas y tropas prorrusas del Donbass, en el este de Ucrania, Vladimir Putin estacionó varios miles de militares rusos en la región fronteriza entre ambos países. Esta semana, el general Tod Wolters, principal comandante del Ejército de Estados Unidos en Europa, afirmó que existe un verdadero riesgo de que Moscú invada a su vecino en las próximas semanas, lo que convertiría esa región en un auténtico polvorín.
Hace años que Irán representa un dolor de cabeza no solo para Medio Oriente, sino también para Occidente. El régimen de los ayatollahs participa en todos los movimientos radicales de insurrección de la región con un objetivo principal no confesado: islamizarla y borrar a Israel de la faz de la Tierra. Mientras la tensión entre ambos enemigos jurados no para de aumentar, otros actores –a favor de uno o del otro– se suman al conflicto, lo que convierte al sudeste del Mediterráneo en un peligroso volcán.
Desde hace semanas, a la crisis migratoria que padece la frontera entre Venezuela y Colombia se sumó lo que algunos califican de “guerra híbrida” entre la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y los guerrilleros rebeldes de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El principal objetivo del gobierno de Nicolás Maduro es proteger a sus aliados de la guerrilla, enfrentados entre ellos. Como siempre, las principales víctimas son miles de civiles venezolanos, que intentan cruzar a Colombia, para salvarse de lo que se asemeja al fin del mundo en esa región.
En tanto, ¿hasta adónde irán las presiones de China contra Taiwán, isla considerada como suya por Pekín? El 12 de abril un número récord de aviones de guerra chinos violó el espacio aéreo taiwanés. Los escenarios de una invasión china se multiplican desde 2019, desde que el presidente Xi Jinping afirmó que “China será unificada”, sea como sea. De un bloqueo a un ataque militar masivo, pasando por un bombardeo con misiles que decapite la presidencia de Taiwán, todo es posible este año.
El conflicto que agita al Mar de la China Meridional implica diferentes islas y archipiélagos de esa región, reivindicados en parte o en su totalidad por Pekín, Taiwán, Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunei. Un conflicto que se extiende incluso a la forma de denominar la zona, rica en recursos naturales, por cada país: “mar del sur” para China, “mar oriental” para Vietnam, y “mar de las Filipinas occidentales” para Filipinas. La presencia cada vez más asidua de barcos y aviones militares chinos en la región obligó a Estados Unidos a lanzar una seria advertencia a Pekín. Por su parte, el presidente norteamericano, Joe Biden, prometió “defender con firmeza” a sus aliados en la región.
La disputa Rusia-Ucrania
Las tensiones entre Rusia y Ucrania están en ascenso y preocupan a Occidente. Tropas ucranianas y separatistas prorrusos apoyados por el Kremlin combaten en la región del Donbass, violando las órdenes de cese al fuego de los acuerdos de Minsk tras la guerra de 2014. La escalada se incrementó en las últimas semanas cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, envió un despliegue militar ruso a la frontera con Ucrania.
El martes, la OTAN advirtió que la avanzada militar rusa en la frontera es la mayor de los últimos siete años desde la anexión de Crimea, y exigió a Moscú poner fin a sus “provocaciones” en la zona. El presidente Joe Biden, por su parte, propuso a Putin una reunión cara a cara para poner paños fríos a la crisis, además de pedirle la reducción de las tropas en la frontera. Sin embargo, las sanciones económicas impuestas a Rusia por la Casa Blanca como respuesta a otro conflicto de ciberataques e injerencia electoral torpedearon la propuesta.
“La línea roja para Ucrania es la frontera de su Estado. Si Rusia viola esta línea roja, sufrirá”, advirtió el canciller ucraniano, Dimitro Kuleba. “Una vez más confirmada la falta de deseo de Kiev de comenzar una labor consistente y buscar una solución por medios diplomáticos, pacíficos”, respondió la vocera de la Cancillería rusa, Maria Zajarova.
“Putin quiere tres cosas: mantener su influencia en el vecindario ruso, desde luego no permitir que la OTAN tenga una presencia decisiva en ese vecindario que amenace los intereses de Rusia, y el tercero es reivindicar a Rusia como potencia global con una capacidad de, en todo caso, tener una interlocución de igual a igual con Estados Unidos o cualquier otra potencia”, señaló a LA NACION Andrés Serbín, presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (Cries).
Los líderes de Ucrania (Volodimir Zelenski), Alemania (Angela Merkel) y Francia (Emmanuel Macron) pidieron a Rusia que retire sus tropas de la frontera con Ucrania, después de que Moscú exigiera a París y Berlín que usaran su “influencia” para que Kiev cese sus “provocaciones”.
Y Ucrania y Rusia intercambiaron la expulsión de sendos diplomáticos de alto nivel en un nuevo indicio del incremento de la tensión.
El plan nuclear iraní
La enemistad entre Israel e Irán es histórica. Hoy hay quienes consideran que esta disputa está alcanzando un punto crítico por un detonante: el enriquecimiento de uranio por parte del régimen iraní de Hassan Rohani.
La República Islámica avanzó desde el límite permitido por el acuerdo internacional de 3,67% a un 20%. El miércoles confirmó que quiere elevar su producción de uranio al 60% y, a pesar de que afirma que planea usarlo con fines civiles, la comunidad internacional sospecha que Irán alcanzará el umbral del 90%, lo que le permitiría obtener un arma nuclear.
El comunicado de Teherán se publicó poco después de que la central nuclear iraní de Natanz sufriera un problema en su red de distribución eléctrica, que comprometió las centrifugadoras usadas para la producción de uranio y que ciertamente retrasaría su plan.
“Lo que pasó en Natanz fue [un acto de] terrorismo nuclear en territorio iraní. Irán se reserva el derecho a una respuesta bajo el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”, amenazó el vocero de la Cancillería iraní, Said Khatibzadeh.
“Estados Unidos le exige a Irán que abandone su enriquecimiento de uranio y vuelva al acuerdo nuclear, pero Irán a la vez le responde que fueron ellos quienes primero rompieron el acuerdo –durante la administración Trump– y quienes comenzaron a aplicar sanciones”, señaló a LA NACION Nader Hashemi, director del Centro de Estudios de Medio Oriente de la Universidad de Denver.
Las conversaciones nucleares en Viena intentan dar con un acuerdo. “Irán está económicamente muy golpeada, necesita que levanten las sanciones, por eso le conviene acordar. Pero creo que si sigue habiendo este tipo de ataques con Israel será ser muy difícil sostener un proceso de acuerdo diplomático”, consideró Hashemi.
Conflicto fronterizo
Desde hace semanas, el límite entre el estado de Apure, en Venezuela, y el departamento de Arauca, en Colombia, no tiene paz, en un enfrentamiento armado que generó la migración de más de 5000 personas desde marzo.
Allí se consolidó lo que se considera como “una de las situaciones fronterizas más importantes en los últimos años, por ser confrontaciones directas y sostenidas entre las Fuerzas Armadas venezolanas y una facción de las disidencias de las FARC”, informó el último reporte de FundaRedes, una ONG que mantiene un constante monitoreo de la crisis.
Los enfrentamientos empezaron el 21 de marzo y no cesaron desde entonces. Con una política de “tolerancia cero”, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dio la orden a las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB) y a las milicias de enfrentar a estos grupos que tilda de “terroristas” y asegura que están financiados por el gobierno colombiano de Iván Duque y por la CIA.
Por su parte, el jueves, la canciller colombiana, Claudia Blum, denunció ante la ONU que la grave situación que se vive en la frontera es culpa del apoyo “ilegítimo venezolano a grupos armados organizados narcoterroristas”.
Durante el primer trimestre de este año se registraron 306 homicidios, 77 personas desaparecidas y 113 enfrentamientos armados en seis estados de Venezuela, según FundaRedes. Fue a raíz del accionar de grupos armados que operan en la frontera y que propician diferentes formas de gobernanza criminal y gestión de las economías informales.
“El conflicto de las últimas semanas entre el Frente Décimo [grupo disidente de las FARC] y las Fuerzas Armadas bolivarianas tiene que ver más con conflictos locales entre esas facciones, que sería la expresión de unos acuerdos de distribución de rentas ilegales y de control territorial”, explicó a LA NACION Jorge Mantilla, experto en seguridad y crímenes en esa frontera caliente de América del Sur.
La pandemia del coronavirus “hizo que los grupos armados al margen de la ley tengan mayor capacidad de reclutamiento de personas que viven de la informalidad, que hayan tenido más margen de acción en términos de cuestión social, como mandar los grupos ellos mismos cuarentenas y prestar acciones sociales”, agregó Mantilla.
Tensión entre China y Taiwán
En las últimas semanas, la tensión en las costas de China está en aumento por los ejercicios militares frente a Taiwán y por “la mayor incursión de la Fuerza Aérea china”, según las autoridades de la isla, lo que marcó una drástica escalada en el conflicto en el estrecho taiwanés.
El lunes pasado, Taiwán registró un número récord de 25 aviones chinos, incluidos bombarderos con capacidad nuclear, entrando en su denominada Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ por sus siglas en inglés), una zona que no está regulada por acuerdos internacionales.
Pero el gobierno chino, que considera a Taiwán –ubicada a solo 180 kilómetros del continente– como una provincia separatista y anhela su unificación, fue por más. El jueves, el Ejército chino empezó a realizar ejercicios militares frente a Taiwán, en el marco de una reunión extraoficial en la isla entre la delegación estadounidense y la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen. La Casa Blanca describió la misión como una “señal personal” de compromiso con la democracia de Taiwán.
El gobierno chino respondió y afirmó que la reunión con la delegación de Estados Unidos solo haría aumentar las tensiones.
Las alertas se encendieron y hay quienes temen por una guerra. “Dependerá de quienes gobiernan y del liderazgo. Todos tienen conciencia de que una escalada de un conflicto de este estilo nos pondrá en un escenario trágico y quizás esto los detenga”, señaló a LA NACION Roberto Russell, experto en relaciones internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). “No creo que escale a una guerra, sería costosísimo para China”, añadió.
Coincide el especialista e investigador asociado del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal) Juan Pablo Cardenal. “China tiene que valorar dos cosas: si se mete en esa guerra y puede ganar, y si Estados Unidos se involucraría o no. No es lo mismo que Taiwán se meta sola, que si Estados Unidos entrara a defenderla. Y otra cosa es qué precio pagaría China a nivel de sanciones y de cómo reaccionaría la comunidad internacional”, expresó a LA NACION.
Mar de la China Meridional
Las últimas tensiones globales también se trasladaron al mar. En las disputadas aguas del Mar de la China Meridional, que comprende desde las costas de Indonesia y Malasia hasta el estrecho de Taiwán y el archipiélago de Filipinas, la presencia de un gran número de buques chinos aumentó la preocupación de los países de la zona aliados a Estados Unidos.
El secretario de Estado filipino, Teodor Locsin, y su par estadounidense, Antony Blinken, exigieron a Pekín que acate las normas de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, las cuales le restringen incurrir en zonas en las cuales Manila tiene derechos exclusivos.
En la madrugada del jueves, el buque estadounidense anfibio USS Makin Island, acompañado por el buque de apoyo USS San Diego, atravesaron el Estrecho de Malaca, de acuerdo con imágenes satelitales obtenidas por la Iniciativa de Investigación de Situación Estratégica del Mar de la China Meridional (Scspi).
Es una de las regiones económicas más importantes del mundo por sus recursos –hidrocarburos y reservaras pesqueras– y como vía de navegación para el comercio global, además de tener un valor crucial para las economías que lo rodean.
“Hay un escalamiento de la tensión porque hay un reconocimiento por parte de Estados Unidos de que China es su mayor rival, de que hay una competencia inevitable, y además una cooperación imprescindible”, explicó Russell a la nacion.
“Los chinos están cada vez más duros mientras ven que Estados Unidos declina y se planta de manera más fuerte con sus reclamos, no solo en Taiwán, sino en el Mar del Sur de China”, añadió.
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