Aleppo: la ciudad símbolo de la fuerza y las limitaciones del régimen de Al-Assad
Controlada por Damasco desde hace más de tres años, la mitad de la ciudad aún está destruida y parte de su población se esparció por todo el país
ALEPPO (AP).- Varios miembros de la familia Al-Ali caminaban hacia su casa luego de hacer algunas compras cuando cayeron unos proyectiles en una transitada calle de la parte occidental de Aleppo. La explosión mató a Salam, de 2 años, y a uno de sus primos, e incineró un auto con una mujer y su pequeña hija adentro.
Fue uno de varios ataques que los rebeldes lanzaron desde las afueras de Aleppo y que mataron a decenas de civiles el mes pasado.
Ya pasaron casi tres años desde que el presidente Bashar al-Assad recuperó el control de la ciudad, expulsando a los rebeldes que se habían apoderado del sector oriental tras años de combates.
Esa victoria convirtió a Aleppo, la ciudad más grande de Siria, en un símbolo de la resistencia de Al-Assad, que con ayuda de Rusia e Irán logró salir airoso de una prolongada guerra civil, recuperando la mayor parte de los territorios controlados por la oposición y asegurando su supervivencia.
Pero Aleppo es también símbolo de las limitaciones de Al-Assad, que no ha podido declarar una victoria total en la guerra porque persisten focos rebeldes de resistencia.
La mitad de Aleppo sigue destruida y buena parte de su población está esparcida por todos lados. Se suceden los ataques mortales como el del 24 de julio que mató a Salam.
Y Aleppo está muy cerca del último bastión de la oposición, un territorio que se extiende a lo largo de la vecina provincia de Idlib y partes de Hama. Desde las afueras de Aleppo, los rebeldes disparan morteros y cohetes a los distritos occidentales de la ciudad.
Frustrados partidarios de Al-Assad piden que el Ejército capture Idlib o al menos obligue a los rebeldes a desplazarse más al oeste.
"Que haya guerra", dijo Ahmad al-Ali, tío de Salam. La madre de la niña resultó herida, lo mismo que tres primos. Días después se seguía viendo la sangre de las víctimas en el sector donde cayó la bomba. Al-Ali dijo que no le espanta la idea de que haya una guerra casi en su barrio. "O vivimos en paz o, si morimos, por lo menos otros podrán vivir en paz".
Fuerzas del gobierno apoyadas por aviones rusos han estado librando una intensa campaña aérea y terrestre en Idlib desde el 30 de abril, causando la muerte de al menos 450 civiles y desplazando a cientos de miles de personas, según la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas.
Hasta ahora, solo lograron tomar algunas localidades del sector sur, pero la campaña cobró impulso la semana pasada.
Uno de los objetivos es capturar la ruta que va de Aleppo a Damasco, que atraviesa territorio en manos de los rebeldes. No solo llevaría tranquilidad a los residentes de Aleppo, sino que acortaría dos horas el viaje a Damasco, ya que ahora hay que hacer un rodeo.
Para retomar el control de la ruta, no obstante, habría que capturar varias localidades grandes, lo que tomaría meses y costaría muchas vidas.
Idlib está dominada por agrupaciones islámicas y en el territorio en manos de los rebeldes hay cientos de miles de personas, muchas desplazadas de otras zonas rebeldes que fueron capturadas por las fuerzas de Al-Assad.
La recuperación de territorios más al norte es más improbable todavía, dado que en las regiones fronterizas con Turquía abundan agrupaciones armadas y soldados extranjeros, incluidos estadounidenses y europeos en el este y turcos en el oeste.
En la provincia sureña de Daraa, recapturada por las fuerzas del gobierno en julio del año pasado, reina el caos al sucederse asesinatos y ataques contra los soldados de Al-Assad en los barrios que ocuparon los rebeldes.
Sueño lejano
"Es poco probable que Damasco vuelva a ejercer el control de todo el país", sostuvo Fawaz Gerges, profesor de política del Medio Oriente en la London School of Economics. "Grandes extensiones de Siria están controladas por los rebeldes, los kurdos y fuerzas extranjeras, incluidas Turquía, Irán, Rusia, Estados Unidos y los europeos".
"Y la reconstrucción social es también un sueño lejano. La comunidad internacional no va a invertir recursos preciosos en la reconstrucción mientras no haya una reconciliación y una transición política", manifestó. "Las potencias occidentales harán todo lo que esté a su alcance para evitar que Al-Assad consolide su autoridad sobre todo el país".
En Aleppo, la reconstrucción es limitada y la mayoría de los barrios orientales de los que fueron expulsados los rebeldes siguen vacíos y destruidos.
"No podemos decir cuándo se normalizarán las cosas en la ciudad", afirmó Muhannad Haj Ali, legislador de Aleppo y miembro de la comisión nacional de seguridad del Parlamento. "Hace falta mucho esfuerzo y la restauración de la seguridad y la estabilidad". Debido a los bombardeos rebeldes, señaló Ali, el aeropuerto internacional de Aleppo sigue sin funcionar a pesar de que fue reparado.
Si bien los barrios occidentales siguen siendo bombardeados, el resto de la ciudad es seguro. La gente sale de noche y va a cafés y restaurantes. Los pobres se encuentran en los parques o en la famosa Ciudadela Medieval de Aleppo.
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