Alemania busca salir del confinamiento con testeos rápidos, masivos y aleatorios
BERLÍN.- Felix Germann no esperaba a nadie. De ahí su sorpresa cuando la semana pasada sonó el timbre de su puerta. Afuera había una médica que parecía recién salida de un quirófano: camisolín descartable, barbijo… y un policía detrás. "¡Yo no fui!", exclamó Germann poniendo manos arriba, para risa de todos.
La inusual visita tenía un propósito igualmente insólito: Le preguntaron a Germann si daba su consentimiento para que analizaran su sangre en busca de anticuerpos del Covid-19. ¿Todos los meses, durante un año, a partir de la semana próxima?
De esa forma, le explicaron, estaría haciendo su contribución a la ciencia, que será la que finalmente haga posible un levantamiento administrado de las restricciones sociales y económicas, y salve vidas. "Por supuesto que acepté", dijo Germann, de 41 años, director de proyectos de una empresa de medios. "Quiero ayudar. Esta es una crisis colectiva y el gobierno hace todo lo que puede. Todos tenemos que dar lo nuestro".
Así fue que Germann y su novia se sumaron a los 3000 hogares elegidos aleatoriamente en Múnich para un ambicioso estudio cuyo objetivo central es saber cuántas personas –incluidas las asintomáticas– ya tuvieron el virus, una variable crucial para tomar decisiones que afectan la vida pública en medio de una pandemia.
El estudio es parte de un abordaje integral y agresivo que puso a Alemania a la cabeza del combate contra el virus entre los países de Occidente, que no encuentran la forma de volver a alguna forma de normalidad social sin que se descontrole en número de contagios.
Otros países, como Estados Unidos, ni siquiera logran testear a los nuevos contagiados. Pero Alemania hace eso y va más allá: se propuso testear en los próximos meses a toda su población en busca de anticuerpos con la esperanza de obtener crucial información sobre la profundidad de penetración del virus, su verdadera tasa de letalidad, y si el proceso de inmunización se está produciendo o no.
A partir de esos datos, el gobierno espera responder el acertijo que le permita a Alemania ingresar con menos incertidumbre en la segunda fase de la pandemia: ¿cuáles de las amplias restricciones sociales y económicas que achataron la curva de propagación del virus son más efectivas? ¿Cuáles pueden ser levantadas sin correr riesgos?
Es la misma pregunta que se hacen todos alrededor del mundo. Otros países, como Islandia y Corea del Sur, realizaron testeos masivos de infectados o combinan testeos con rastreo digital de las personas para cortarle caminos de propagación al virus.
En la devastada Italia, los tests de antiuerpos –y las posibles "licencias de inmunidad"–, sobrevuelan el debate nacional sobre cómo y cuándo reabrir el país. Los presidentes de la región recurrieron a los testeos serológicos para mapear mejor los contagios, pero también para hacerse una idea de qué trabajadores ya tienen los anticuerpos necesarios que los protejan y así puedan volver a trabajar.
Pero hasta los planes mejor pensados pueden salir mal: Singapur intentó reabrir y el virus resurgió de inmediato. En Estados Unidos, el año electoral presiona al presidente Trump para reabrir la economía, pero los expertos advierten que para que sea seguro, los testeos entre los norteamericanos deberían ser mucho más masivos. Tanto Gran Bretaña como Estados Unidos prácticamente descartaron los testeos masivos al principio del brote y desde entonces tuvieron problemas de abastecimiento y debieron racionarlos. En Italia, el gobierno central y las autoridades regionales siguen discutiendo sobre la masividad de los testeos.
Alemania, que fabrica casi la totalidad de sus kits de testeos de alta calidad, ya está testeando a mayor escala que ningún otro: 120.000 análisis diarios, y sigue aumentando, en un país de 83 millones de habitantes.
El estudio de anticuerpos de Múnich, dirigido por la División de Enfermedades Infectocontagiosas y Medicina Tropical del Hospital Universitario de Múnich, y cofinanciado por el gobierno regional de Bavaria, es el más grande de varios estudios que se realizan en diversos rincones de Alemania. Pero los científicos advierten que todavía no hay pruebas de que la presencia de anticuerpos confiera inmunidad efectiva, y aunque lo haga, tampoco se sabe cuánto puede durar esa potencial inmunidad.
A nivel nacional, el Instituto Robert Koch, principal institución del gobierno alemán en el campo de la biomedicina, está haciendo el seguimiento de 5000 muestras de bancos de sangre de todo el país, con testeos cada dos semanas, y a otras 2000 personas en cuatro puntos calientes de contagio y que ya están en fases más avanzadas del ciclo de la enfermedad. La iniciativa más ambiciosa del Instituto Koch arranca el mes próximo y se propone hacer el seguimiento de un muestreo aleatorio de 15.000 personas alrededor de Alemania.
"Alemania es el primer país del mundo libre que está pensando en el futuro", explicó el profesor Michael Hoelscher, que dirige el estudio de Múnich, y señala que varios países ya le pidieron el protocolo para replicarlo. "Estamos a la cabeza de lo que hay que hacer a continuación". Hoelscher es coautor de un estudio que resultó trascendente sobre la transmisión del virus antes de que el infectado manifieste síntomas.
"Tras leer ese estudio, no quedan dudas de que la transmisión asintomática existe", sostuvo el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infectocontagiosas de Estados Unidos, el 1 de febrero, tres días después de la publicación del estudio científico. "Este estudio pone fin al debate".
"Tendremos una mejor idea del número de infectados no detectados cuando tengamos los resultados de esos muestreos", indicó Lothar Wieler, presidente del Instituto Robert Koch. "Estamos trabajando mucho para contar con buenas mediciones".
Y algunos resultados ya empiezan a verse. En Gangelt, una pequeña ciudad de 12.000 habitantes del noroeste de Alemania, el testeo de un grupo de 500 residentes reveló que el 14% tenía anticuerpos contra el virus. Otro 2% dio positivo para coronavirus, alentando la esperanza de que alrededor de un 15% ciento de los locales ya tienen cierto grado de inmunidad.
"El proceso hacia la inmunidad de manada ya se inició", señaló el profesor Hendrik Streeck, director del Instituto de Virología de la Hospital Universitario de Bonn, que encabeza el estudio. Pero incluso si el 15% de Gangelt tiene cierto grado de inmunidad, habrá lugares de Alemania donde el nivel de inmunidad seguramente es menor.
"Estamos frente a una encrucijada", planteó el profesor Hoelscher. "¿Vamos a flexibilizar las restricciones durante el verano (boreal) para aumentar la inmunidad de manada y lograr que en el invierno próximo la enfermedad avance más lentamente? ¿O seguimos restringiendo al máximo las posibilidades de contagio hasta que tengamos la vacuna?", se preguntó. "La decisión es de los políticos, no de los científicos. Pero los políticos necesitan los datos científicos para tomar una decisión informada sobre los riesgos".
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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