Alarma: la variante británica del coronavirus apunta a una mayor mortalidad, advirtió Boris Johnson
PARÍS.– Además de ser 70% más contagiosa, la cepa inglesa del coronavirus podría ser 30% más letal. Mientras espera la confirmación científica de esa información, lanzada por el primer ministro británico, Boris Johnson, la Unión Europea (UE) aumentó el viernes aún más las restricciones de circulación y las medidas de seguridad.
"Aparentemente ahora existen pruebas de que la nueva variante, que fue identificada por primera vez en Londres y en el sudeste [de Inglaterra], puede ser responsable de una mayor mortalidad", dijo Johnson durante una conferencia de prensa.
Para los hombres de 60 años, el virus original representa un riesgo de muerte de 10 sobre 1000. "Esa cifra alcanza entre 13 y 14 sobre 1000 con la nueva cepa", indicó el consejero científico del gobierno británico, Patrick Vallance.
Pero ese incremento del 30%, evaluado por los científicos del grupo Nervtag, que aconseja a Downing Street, aún no ha sido confirmado.
"Quiero destacar que todavía hay muchas incógnitas en torno a esas cifras", advirtió Vallance.
Gran Bretaña es el país más afectado por la pandemia en Europa, con 96.166 muertos (más de 1800 solo el miércoles pasado). El país volvió a confinarse por tercera vez para tratar de detener esa nueva y letal ola de coronavirus, que avanza a pesar de la masiva campaña de vacunación, gracias a la cual 5.400.000 personas ya recibieron la primera dosis.
Ante la velocidad con la cual se propaga la nueva cepa, ya presente en más de 60 países y territorios, la UE propuso en los últimos días varias medidas de prevención, con el objetivo de lograr una armonización entre sus 27 socios.
La mayoría de los dirigentes enfatizan la necesidad de coordinación para evitar la experiencia de marzo pasado, cuando varios Estados miembros cerraron las fronteras nacionales en forma unilateral durante la primera ola, provocando un auténtico caos en los viajes.
Esa decisión intempestiva, provocada por el pánico, consiguió desestabilizar la ya azotada economía europea. Ahora, el bloque intentará buscar formas de hacer frente a las nuevas variantes, manteniendo al mismo tiempo fábricas y comercios en funcionamiento.
Para frenar la propagación del virus, la respuesta europea debería articularse en torno a una nueva batería de restricciones de desplazamientos provenientes de los países más afectados. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, propuso agregar una nueva categoría, "rojo oscuro", a los mapas del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, destinada a calificar los focos epidémicos más importantes.
"Las personas que provengan de esas regiones deberían presentar un test antes de comenzar el viaje y someterse a una cuarentena al llegar", dijo Von der Leyen. Pero, a fin de que el mercado único, sobre todo el flujo de mercaderías y los desplazamientos transfronterizos, no se vean penalizados, se manifestó en contra del cierre de fronteras, una idea que regresa periódicamente sobre la mesa de las opciones.
Mientras se llega a un acuerdo, algunos países ya adoptaron medidas. Francia anunció que, desde este domingo, los tests PCR serán obligatorios para todos los viajeros que lleguen al país, aunque la medida no afectará a los "viajes esenciales", ni a los trabajadores transfronterizos o el transporte terrestre.
Viajes
Bélgica fue más lejos aún prohibiendo todos los viajes no esenciales fuera del país –incluidos aquellos dentro de la UE– hasta el 1º de marzo. Entre los viajes "no esenciales" se cuentan los desplazamientos turísticos y recreativos.
La Comisión Europea también solicitó al bloque llegar a un acuerdo antes de fines de enero sobre la creación de certificados de vacunación. Bruselas desea que uno de esos pasaportes, establecido por uno de los países miembros, sea válido para los otros 26.
La idea de un pasaporte de vacunación fue propuesta por Grecia y España, que ven en ella una forma de restablecer los viajes dentro de la UE. Pero la opción es recibida con escepticismo por algunos miembros. Francia y Alemania, por ejemplo, la juzgan prematura debido al escaso nivel de población ya vacunada. Otros ponen el acento en la incertidumbre que persiste en torno de la eficacia que tendrán las vacunas sobre la transmisión del virus.
Si bien los desplazamientos al interior de la UE siguen siendo posibles –aunque desaconsejados– se ven cada vez más sometidos a exigencias nacionales, como un test negativo previo o una cuarentena.
A nivel nacional, los especialistas multiplican también los consejos preventivos. En Francia, el gobierno preconizó el uso exclusivo de barbijos quirúrgicos –evitando los domésticos fabricados en tela– y el aumento de la distancia interpersonal a dos metros en lugar de uno. Por su parte, la Academia Nacional de Medicina aconsejó ayer a los franceses "no hablar ni usar el teléfono celular en los transportes públicos, en particular en los subtes".
La idea, recibida con más o menos sarcasmo por el público, es propagar la menor cantidad posible de partículas en el aire.
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