Al Pentágono le encantaba reclutar soldados entre los “posmilenials” de Discord, hasta que empezaron las filtraciones…
El Departamento de Defensa les ordenó a los miembros en servicio activo “no postear nada en Discord que no quieran que llegue al público en general”, pero para entonces ya se habían filtrado cientos de documentos secretos.
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WASHINGTON.- Hace años que los militares de Estados Unidos buscan contactar a potenciales reclutas a través de la plataforma Discord, un grupo de chat online muy popular entre los gamers “posmilenials” de la generación Z. De hecho, el Pentágono maneja una sala de chat de Discord que tiene 17.000 usuarios, donde militares en actividad charlan sobre videojuegos de disparos en primera persona, se contactan con consejeros vocacionales, y participen de lo que en 2019 un sargento llamó “el ejército del mañana”.
Pero el Pentágono también ha tenido problemas para lidiar con los riesgos operativos de los canales cerrados de Discord, por la facilidad con que pueden ser utilizados para exponer información de inteligencia militar. El mes pasado, a través de una guía detallada destinada específicamente a los usuarios de Discord, el Comando Especial de Operaciones, que supervisa a las fuerzas de élite norteamericanas, les ordenó a sus efectivos “No postear nada en Discord que no quieran que llegue al público en general”.
Pero ya para entonces se habían filtrado cientos de documentos clasificados a un servidor de Discord utilizado frecuentemente por el aviador de la Guardia Nacional de 21 años Jack Teixeira, que había usado los secretos del gobierno para impresionar a los adolescentes y veinteañeros que pululan por ese foro, según se desprende de entrevistas y de los cargos que presentó en su contra el FBI.
El jueves, ese intento de usar su condición de militar para hacerse popular en las redes terminó con su arresto, y el viernes Teixiera fue acusado de dos cargos: retener y compartir información de defensa nacional, con penas previstas de hasta 15 años de prisión.
Pero la detención de Teixeira no pone fin al dilema de los militares: ¿Cómo controlar a una masa de personal joven que tiene acceso a material clasificado pero pasa gran parte de su vida en las redes, incluidos rincones de internet donde muchos comparten una fascinación por los “fierros” militares y están más que dispuestos a fanfarronear ante amigos y desconocidos por igual? Y ese dilema tiene números concretos: dos terceras partes del personal militar norteamericano tiene menos de 30 años, y de ellos, la inmensa mayoría tiene menos de 25…
“Muchos jóvenes que tal vez sienten que la vida les da pocas chances de relevancia, intentan encontrar eso en internet, por lo general, sumándose a la órbita de todo lo que tiene que ver con las armas y el combate”, dice James D. Ivory, profesor del Instituto Tecnológico de Virginia e investigador de la dimensión social de las comunidades y videojuegos online.
Según Ivory, algunos de ellos buscan superar su sensación de aislamiento y darse importancia entre sus pares, y pasan tiempo en esas pequeñas comunidades online donde sienten que pueden romper barreras y generar camaradería, pero la privacidad y el control que parecen ofrecer esos grupos es totalmente ilusoria.
“Estamos frente a una filtración masiva y a una posible inestabilidad global simplemente porque alguien se sentía inseguro sobre la aceptación que generaba en los demás”, agrega Ivory. “Y buscó aprobación demostrando que sabía un montón de cosas de los militares”.
Los videojuegos son uno de los medios de comunicación más populares entre los jóvenes de 18 a 21 años, que son precisamente el blanco de los esfuerzos de reclutamiento del Departamento de Defensa y de los que están compuestos gran parte de sus rangos inferiores. De hecho, para generar interés y promocionarse, el ejército patrocina torneos de ciberdeportes en el popular sitio de transmisión de juegos Twitch.
Muchos gamers se volcaron masivamente a Discord por su ágil mezcla de salas de chat públicas y privadas, conocidas como servidores, donde los miembros pueden bromear y compartir memes y mensajes de voz en un entorno prácticamente invisible para la web abierta. Fundada en 2015 en San Francisco, Discord dice que sus 19 millones de servidores atraen a 150 millones de usuarios activos por mes.
Según los investigadores del FBI, Teixeira empezó a compartir los documentos a fines del año pasado. En marzo de este año, un miembro del grupo republicó algunos de ellos en otro servidor de Discord, y a partir de ahí se viralizaron.
En el mundo real, Teixeira trabajaba en un nivel relativamente bajo de tecnología de la información como “especialista en sistemas de transporte cibernético” de la Guardia Aérea Nacional, lo que le daba acceso a la red informática que aloja información ultra secreta.
Pero Teixeira también participaba de una subcultura fanatizada por los detalles precisos de las armas, tecnologías y estrategias militares. Y la posibilidad de usar esos secretos para ganar credibilidad dentro del grupo, dijeron otros miembros, terminó convirtiéndose en una tentación que no pudo resistir.
En el servidor, hablaba abiertamente de armas, catolicismo, política libertaria, y otros temas que nuclean a los antisistema. También publicó un video donde se lo ve disparando un rifle mientras grita insultos racistas y antisemitas.
Ese tipo de fanfarronería online es común en los grupos de gamers de Discord, inmersos en la cultura machista y agresiva de los francotiradores y el combate militar, señala Ivory, y agrega que los usuarios terminan incitándose mutuamente porque se sienten más seguros en un entorno comunitario cerrado que comunicando sus sentimientos a las redes sociales o al mundo.
Esa posibilidad de decir todo sin tapujos lleva a algunos miembros a radicalizar sus posturas y su comportamiento, y ese es un potencial riesgo para los soldados más jóvenes, señala Ivory, sobre todo para los que se alistaron con la expectativa de ir al frente y terminaron trabajando frente a un monitor.
“Algunos se unen a las fuerzas armadas seducidos por el espíritu guerrero, y probablemente no se sientan muy reconocidos si los sientan todo el día frente a una computadora”, apunta el investigador.
La detallada guía del Pentágono para el uso de Discord aconseja a los usuarios no perder de vista “sus vulnerabilidades personales en materia de seguridad” y advierte que “por más que sea un servidor privado, las conversaciones y las fotos o videos pueden ser objeto de capturas de pantalla o grabarse, y luego filtrarse”, advierte la guía.
El comando militar también ha publicado guías similares para Twitch, TikTok y las aplicaciones de citas Tinder, Bumble y Hinge, entre otras, una admisión explícita de que probablemente los veinteañeros que integran sus filas no estén dispuestos a abandonar los hábitos online de toda su vida.
De hecho, la guía para TikTok ni siquiera desaconseja el uso de esa popular aplicación, que está prohibida en dispositivos militares pero permitida para uso personal, aunque recomienda configuraciones y pautas para limitar los riesgos de esa aplicación que es propiedad de una empresa china.
Las filtraciones podrían fogonear los reclamos para que Washington controle más de cerca las salas de chat y las redes sociales. No sería nada nuevo: en el pasado, agentes encubiertos monitoreaban los foros yihadistas organizados por el Estado Islámico y los militantes de al-Qaeda con el propósito de investigar, intervenir o prevenir.
Pero los defensores de las libertades civiles argumentan que tales tácticas podrían violar la libertad de expresión o las garantías constitucionales contra las investigaciones injustificadas.
“No tenemos ni queremos un sistema en el que el gobierno controle los chats privados de internet”, dijo el miércoles Glenn Gerstell, exconsejero general de la Agencia de Seguridad Nacional.
Además, vigilar las salas de chat de los gamers podría terminar alejando a los mismos jóvenes reclutas que el ejército necesita con desesperación, y todo en pos de un rédito dudoso, porque Internet está lleno de otras formas de compartir imágenes, videos y documentos de manera anónima.
Jordan Uhl, un activista progresista que critica el uso de Twitch con fines de reclutamiento, dice que la fuerte publicidad militar a través de videojuegos y chats de Discord puede terminar siendo contraproducente, ya que seduce a los jóvenes con una “imagen distorsionada” de la vida militar.
“Hoy en día los chicos crecen mirando videos militares y consumiendo propaganda militar a través de YouTube como ninguna de las generaciones anteriores”, agrega Uhl. “Por la forma de reclutar y los lugares a los que van a reclutar, es muy probable que en el futuro las fuerzas armadas estén llenas de personas como Teixeira”.
Por Drew Harwell
Traducción de Jaime Arrambide
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