Al grito de “no olviden Aleppo”, un turco asesinó al embajador de Rusia en Ankara
Un joven policía atacó por la espalda al diplomático mientras daba un discurso en una exhibición; el ataque fue capturado por las cámaras; ningún grupo lo reivindicó
PARÍS.– Rusia pagó ayer un precio caro por la ofensiva sobre Aleppo. El embajador ruso en Turquía, Andrei Karlov, fue asesinado ayer en Ankara de varios disparos a quemarropa, en un atentado calificado por Moscú de “acto terrorista”.
El diplomático fue abatido por la espalda por un hombre joven, elegante, vestido con traje y corbata, en momentos en que pronunciaba un discurso durante una exposición fotográfica en la capital turca. El atacante resultó ser un policía de civil identificado como Mevlut Mert Altintas, de 22 años, nacido el 24 de junio de 1994 en el distrito de Söke, en la provincia de Aydin en el oeste de Turquía, según informó el ministro del Interior, Suleyman Soylu.
En videos filmados por las cámaras presentes en el acto se ve claramente al asesino disparar contra Karlov mientras grita en turco: “¡Somos los que juramos fidelidad a Mahoma para hacer la jihad hasta nuestro último suspiro!” Luego agrega: “¡No olviden Aleppo! ¡No olviden a Siria! Mientras que sus habitantes no puedan vivir en seguridad, ustedes tampoco estarán tranquilos”. Tras un segundo de silencio lanza, en árabe, la fórmula ritual que suelen proclamar los islamistas de todas las tendencias: “Allahu Akbar” (Dios es grande).
De acuerdo con la prensa turca, el atacante consiguió pasar los controles gracias a su credencial de policía, pretendiendo ser el guardaespaldas del diplomático.
“El atacante pertenece a la policía”, confirmó el ministro Soylu.
Según el funcionario, durante los últimos dos años y medio, Altintas fue oficial de policía en la unidad antidisturbios de Ankara, tras graduarse en la ciudad de Izmir. La policía turca detuvo anoche en esa ciudad a la madre y a la hermana del atacante.
Después del asalto, Andrei Karlov fue trasladado de inmediato al hospital, donde sucumbió a sus heridas, mientras fuerzas especiales de policía rodearon el edificio y dieron muerte al asesino. Por lo menos otras tres personas resultaron heridas en el sangriento episodio.
Tanto el presidente ruso, Vladimir Putin, como su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, calificaron el asesinato de “provocación” destinada a entorpecer el restablecimiento de los lazos entre Moscú y Ankara, y los esfuerzos de ambas capitales para resolver el conflicto sirio. “Hay sólo una respuesta posible: incrementar nuestra lucha contra el terrorismo”, dijo Putin en televisión. El presidente ruso acababa de cancelar su asistencia a una obra de teatro escrita por el diplomático Alexander Griboyedov, asesinado cuando era embajador en Teherán en 1829.
Erdogan llamó de inmediato a Putin “para darle todas las informaciones sobre el atentado”, informó su vocero, Ibrahim Kalin.
“Acordamos con el presidente ruso que lanzaremos una comisión conjunta de investigación”, declaró poco después. “No dejaremos que este ataque afecte la amistad entre Turquía y Rusia”, agregó Erdogan. El presidente turco subrayó que su gobierno aumentará las medidas de seguridad en torno de los edificios diplomáticos rusos y sus empleados.
En verdad, el gobierno de Ankara tiene sobrados motivos para preocuparse: el Kremlin no dejará de reprocharle su incapacidad para asegurar la protección de Karlov, hombre clave en el tablero geopolítico del presidente ruso en la región.
En Francia, el presidente François Hollande condenó “enérgicamente” el ataque y presentó sus condolencias a Rusia. Lo mismo hizo Estados Unidos a través de su secretario de Estado, John Kerry. Las autoridades norteamericanas propusieron “su asistencia tanto a Rusia como a Turquía” para investigar el ataque. En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria calificó el atentado de “crimen abominable”.
Hasta ayer, a pesar de las turbulencias regionales, las tensiones y los atentados a repetición, la capital turca era considerada extremadamente segura para los diplomáticos.
“Aquí, sólo los embajadores de Estados Unidos y de Israel asisten a actos públicos con sus guardaespaldas”, explica el periodista turco Serkan Demirtas. “Ese no era el caso del embajador ruso, que se presentaba en las recepciones, conferencias y otros actos sin seguridad, únicamente acompañado por su esposa”, agregó.
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