Aire letal en Londres: cuál es la nueva medida que se tomó para disminuir la contaminación
El gobierno local empezó a cobrar una tarifa extra a los autos de más de diez años que no cumplen con los estándares de emisiones
LONDRES.- Traje, zapatillas, mochila... y máscara. El accesorio es cada vez más parte del dress code de los que se trasladan en bicicleta a su trabajo en la city londinense.
Aunque todavía lejos del uso extendido del barbijo en las calles de Beijing, protegerse de la contaminación es un hábito creciente entre los que frecuentan las zonas más transitadas de la capital inglesa.
La mala calidad del aire en el área que incluye, entre otros monumentos, al Big Ben, el Palacio de Buckingham y la catedral de Saint Paul, dio lugar a una nueva medida para disminuir la polución provocada por el tránsito vehicular. Desde el lunes pasado, los vehículos contaminantes que ingresen en el corazón de esta ciudad deben pagar un diferencial de 10 libras ($228.7), que eleva la cifra total a 21.50 libras ($491.7) por cada día hábil.
Esta suma es equivalente a la mitad de lo que paga un automovilista, en promedio, por cargar el tanque de un auto chico con diésel.
En detalle, el monto total resulta de la suma del nuevo cargo, denominado “T-charge” (en inglés, toxicity charge, que significa cargo por toxicidad), y un monto de 11.50 libras ($263) en concepto de la “cuota de congestión” que ya abonaban los vehículos para circular los días hábiles entre las 6 am y las 18 horas. Eso, claro, si el pago es por adelantado; de lo contrario, la tarifa asciende a 14 libras ($320.18).
“Es alarmante vivir en una ciudad donde el aire es tan tóxico que muchos niños están creciendo con problemas pulmonares”, dijo el alcalde de Londres, Sadiq Kahn, que obtuvo el respaldo de la comunidad para llevar adelante su propuesta. En adelante, Kahn se comprometió a continuar implementando medidas en pos de limpiar el aire de la ciudad.
Los que desobedezcan la regla que rige bajo el control del Transport for London (TFL) -el organismo que regula el transporte y que recientemente negó la continuidad de la licencia a Uber- podrían afrontar multas de hasta 130 libras (en pesos, 2973).
Según los detalles publicados por las autoridades, los autos, combis y minibuses que deben pagar el cargo extra son los registrados antes de 2006, anteriores a los estándares de emisiones de la Unión Europea “Euro 4/IV”. (Actualmente, el bloque ya avanzó hasta el estándar “Euro 6”).
En números absolutos, se estima que alrededor de 6500 vehículos pagarán el nuevo cargo a diario, lo que dará al municipio unas 65.000 libras adicionales.
Sin embargo, el gobierno local dice que el objetivo último del plan está más allá de lo inmediato: la zona delimitada para la nueva tarifa será convertida en una zona de aire limpio, o de “emisiones ultra bajas”, cuya fecha de implementación fue fijada para septiembre de 2020.
Aire letal
La medida que entró en vigor esta semana se inscribe en un contexto de preocupación creciente sobre la desmejorada calidad del aire de Londres, que está afectando la vida de los habitantes y generando altos costos al Estado.
Una investigación reciente del Colegio Real de Pediatría y salud infantil y el Colegio Real de médicos reveló que la contaminación del aire causa alrededor de 40.000 muertes prematuras por año en el Reino Unido.
De acuerdo con la ONG ClientEarth, un 80% de la contaminación del aire es causada por el tráfico. La organización demandó al Estado en dos oportunidades por cuestiones ambientales, lo que demandó 370.000 libras de las arcas públicas.
En diálogo con LA NACION, Andrea Calderon-Irazoque Investigadora del Centro de Política Ambiental en la Imperial College de Londres evaluó el potencial de la nueva medida: “Hasta ahora, la cuota de congestión en la zona central de Londres redujo 25% del tráfico, según cifras oficiales. Sin embargo, el T-charge afectará a un menor número de vehículos y en consecuencia, dado que el impacto en la afluencia de vehículos no será tan significativo, dudo que sea perceptible para los ciudadanos”. En otras palabras, “el impacto del T-charge sobre la calidad del aire no será significativo”, señaló.
En su investigación de doctorado, la especialista estudió las distintas estrategias para reducir la contaminación en entornos urbanos. En este caso, Calderon-Irazoque estima que la reducción de emisiones de óxidos de nitrógeno y material particulado no será mayor al 1% de las emisiones en Londres. En cambio, contrastó, “estrategias como la transformación del parque automotor a vehículos eléctricos y el cambio a transporte no motorizado, como el uso de la bicicleta, tienen un efecto mucho más importante en términos de reducción de contaminantes”.
Hacia delante, el cambio promete ser radical: en julio pasado, el gobierno nacional hizo pública su intención de prohibir la producción y venta de vehículos que funcionen con combustibles fósiles en 2040, en línea con otros países como Francia y de una tendencia global que se confirmó en el respaldo a las metas del Acuerdo de París firmado en 2016.
La ciudad de mayor densidad de habitantes del Reino Unido -con 8.7 millones de residentes- ya empezó el camino de la transformación. El gobierno londinense prometió una inversión de 875 millones de libras en los próximos cinco años en acciones relacionadas con la mejora del aire. Otros 300 millones de libras serán destinados a transformar la flota de autobuses rojos desde el año próximo.
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