Afganistán: los talibanes ya controlan el 65% del territorio y consolidan la ofensiva
La milicia islamista capturó ocho capitales de provincia en tres meses de campaña; EE.UU. retomó los contactos diplomáticos con los aliados en la región
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KABUL.– Por el norte y por el sur, los talibanes avanzan a ritmo frenético en la reconquista de Afganistán, un objetivo que codician con energía renovada mientras capturan ciudad tras ciudad, entre ellas ocho capitales de provincia en un blitzkrieg incontenible.
La guerra relámpago lanzada en mayo, tras el comienzo de la retirada de las tropas extranjeras desplegadas en el país, obtuvo este martes uno de sus mayores éxitos con la toma de dos importantes capitales y el asedio de otro histórico bastión del gobierno.
Según un alto funcionario de la Unión Europea (UE), los talibanes controlan ahora el 65% del territorio afgano, y están tratando de privar a Kabul de su tradicional apoyo de las fuerzas nacionales en el norte.
Solo dos horas duró la resistencia en la ciudad de Pul-e Khumri, en el norte del país, tras lo cual las fuerzas de seguridad se batieron en retirada a una base situada en las afueras. “Los talibanes están ahora en la ciudad, izaron su bandera en la plaza central y en la oficina del gobernador”, relató a la prensa Mamoor Ahmadzai, diputado de la provincia de Baghlan, cuya capital es Pul-e Khumri.
Otro tanto duraron los combates en Farah, también al norte, o quizás menos, en un doblete de la milicia extremista en su denodado esfuerzo por retomar las riendas del país, al que gobernó con mano de hierro entre 1996 y 2001, cuando impuso su visión violenta, rudimentaria y arbitraria del islam.
“Los talibanes entraron en Farah tras haber combatido brevemente a las fuerzas de seguridad. Tomaron la oficina del gobernador y el cuartel general de la policía. Las fuerzas de seguridad se retiraron a una base militar”, dijo la consejera municipal Shahla Abubar, casi un calco del breve operativo militar sobre Pul-e Khumri.
Mientras los talibanes refuerzan su control en el norte, desbaratando la endeble contención militar, los civiles huyen masivamente ante su avance. Muchos llegaron a Kabul tras un viaje agotador de diez horas en coche durante el que tuvieron que atravesar numerosos retenes insurgentes.
Los talibanes “asaltan y saquean”, dijo Rahima, una mujer que acampaba con cientos de desplazados en un parque de Kabul tras huir de Sibargan, una de las ciudades capturadas. “Si hay una chica o una viuda en una familia, la toman por la fuerza. Huimos para proteger nuestro honor”, añadió.
Los insurgentes controlan así ocho de las 34 capitales provinciales, y seis de las nueve del norte, entre ellas la estratégica Kunduz. Además, empiezan a acercarse a Mazar-i-Sharif, la mayor ciudad del norte. Ciudad histórica y centro comercial, Mazar-i-Sharif es el pilar sobre el que siempre se apoyó el gobierno para controlar una zona habitualmente contraria a los talibanes, y que supo resistir a los bárbaros milicianos islámicos incluso en el clímax de su poder, en la década de 1990.
Este martes atacaron los barrios de la cercana periferia de la ciudad, de donde fueron repelidos, mientras siguen los combates en esa y otras localidades estratégicas.
Impulso diplomático
Ante las victorias militares insurgentes, Estados Unidos activó su diplomacia con una reunión de su emisario Zalmay Khalilzad en Doha (Qatar), con representantes de la ONU, la UE, Gran Bretaña, China, Paquistán, Uzbekistán.
La ciudad qatarí auspicia desde septiembre pasado conversaciones entre el gobierno afgano y los talibanes, establecidas en un acuerdo de paz firmado en febrero de 2020 entre los insurgentes y Estados Unidos, que preveía la retirada de las tropas extranjeras de Afganistán.
Las negociaciones están en punto muerto, y aprovechando la salida de las tropas estadounidenses los talibanes lanzaron una fuerte ofensiva con la que se hicieron primero con vastas zonas rurales, y ahora van por las ciudades.
La retirada de las fuerzas internacionales fue decidida por el entonces presidente estadounidense Donald Trump. Su sucesor, Joe Biden, retrasó la salida unos meses, pero todas las fuerzas extranjeras completarán su retirada a fines de agosto.
Biden instó este martes a los líderes de Afganistán a unirse y “luchar por su nación” contra los talibanes, y subrayó que “no lamenta” completar el retiro luego de dos décadas de guerra, un conflicto que parecía encaminado al éxito tras la rápida caída de los talibanes en 2001.
“Los líderes afganos tienen que unirse. Tienen que luchar por sí mismos” contra los talibanes, dijo Biden. “No lamento mi decisión” de retirar para el 31 de agosto los últimos contingentes de efectivos militares, añadió.
La administración Biden dejó claro en las últimas semanas que la línea no cambiará: mantendrá su “apoyo” a Kabul, pero son los afganos los que deben decidir su destino. “Se trata de defender a su país. Es su combate”, dijo el vocero del Pentágono, John Kirby.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, pidió a los líderes regionales que apoyen a su gobierno, mientras que un funcionario de la ONU dijo que los avances en derechos humanos logrados en los 20 años desde la expulsión de los islamistas de línea dura corren el riesgo de ser borrados.
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