Aferrado a su candidatura, Biden sale de nuevo a hacer campaña en un último intento por recuperar la confianza perdida
El presidente volvió a la campaña con la misión de restaurar su imagen y recuperar la confianza de los demócratas; una gobernadora le pidió “evaluar cuidadosamente” su nominación
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WASHINGTON.- Desafiante, aferrado a su candidatura y decidido a restaurar su deshilachada imagen, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dejó la tranquilidad y la seguridad de la Casa Blanca para salir de nuevo al país a hacer campaña, en un último intento por recuperar la confianza perdida y frenar la ola que lo persigue para que dé un paso al costado. Biden respondió a las presiones con un mensaje: es el presidente, es el candidato de los demócratas, no abandonará la pelea por la presidencia, y le ganará a Donald Trump.
“Probablemente escucharon, tuvimos un pequeño debate la semana pasada. No puedo decir que fue mi mejor actuación”, dijo Biden a un grupo pequeño de simpatizantes reunido en un gimnasio en una escuela en Madison, Wisconsin, forzado, una vez más, a hablar de su fatídico duelo con Trump, que dejó a su candidatura colgando de un hilo y a su campaña hundida en una crisis sin final a la vista.
“Desde entonces ha habido mucha especulación. ¿Qué va a hacer Joe? ¿Se va a quedar en la carrera? ¿Va a abandonar? ¿Qué va a hacer? Bueno, esta es mi respuesta. ¡Voy a competir, y voy a ganar de nuevo!”, dijo Biden. “¡Vamos Joe! ¡Vamos Joe!”, le respondieron los aficionados.
Biden insistió: recordó que era el presidente porque la gente lo votó, y que era el candidato del Partido Demócrata porque había ganado las primarias “en todo el país”, sin rivales de peso, dos realidades eclipsadas por la ofensiva para que dé un paso al costado.
“Ustedes votaron para que yo fuera el candidato, nadie más. Ustedes, los votos… los votantes hicieron eso. A pesar de eso, a algunas personas no parece importarles por quién votaron”, siguió el presidente. “Bueno, ¿adivinen qué? Están tratando de sacarme de la carrera. Déjenme decirlo lo más claro que pueda. Me quedo en la carrera. Vencí a Donald Trump, y voy a vencerlo de nuevo en 2020″, se confundió, y luego corrigió: “De paso, vamos a hacerlo de otra vez en 2024. Aprendí hace tiempo que cuanto te tumban, te levantas. No voy a permitir que un debate de 90 minutos acabe con tres años y medio de trabajo”, cerró.
Joe Biden's big moment, defiantly announcing he is staying in the race:
— MAZE (@mazemoore) July 5, 2024
"I'll beat Donald Trump. I'll beat him again in 2020." pic.twitter.com/KUTxBUVgoc
El discurso en Wisconsin cerró una semana de infierno para Biden, la peor de su presidencia, en la cual las dudas sobre su salud, su agilidad mental y su capacidad de liderar a los demócratas y soportar otros cuatro años en la Casa Blanca se apilaron a la par de los llamados para que renuncie, dé un paso al costado, y deje que alguien más tome la posta.
Además del regreso a la campaña, Biden hizo una entrevista con George Stephanopoulos de la cadena ABC en la que dijo que el debate fue “un mal episodio” y que se sentía “enfermo”, “terrible” y “exhausto”, al punto que le pidió a su médico que hiciera un test de Covid. “Hicieron un test para ver si tenía algún tipo de infección. un virus. No tenía. Solo tuvo un resfriado realmente malo”.
“¿Miró el debate alguna vez después”, preguntó Stephanopoulos.
“No creo haberlo hecho”, respondió Biden.
Cambio de imagen
Biden llegó a Wisconsin, uno de los estados que decidirá la presidencia, sumamente urgido por intentar torcer la penosa imagen que dejó en el debate con Trump, y cambiar la narrativa sobre su candidatura. En los siete días que transcurrieron desde ese duelo con Trump –el primero de los dos previstos para esta campaña presidencial–, Biden enfrentó una avalancha de críticas, recriminaciones, títulos negativos en la prensa, una caída en las encuestas y crecientes llamados a abandonar su candidatura por parte de algunas figuras demócratas, periodistas, medios –The New York Times y The Economist pidieron que deje la contienda–, donantes del partido y, también, votantes.
La determinación –o, para algunos, obstinación– de Biden y su familia para seguir en carrera por la reelección ha sido incapaz de silenciar las dudas y las presiones para que Biden abandone la pelea por la Casa Blanca y dé un paso al costado. Y es que una incesante presión en contra de Biden perdura recostada en una realidad, para algunos, irreversible: Biden perdió al electorado y se encamina a una derrota segura contra Trump.
Biden, sus asesores y funcionarios y su campaña se muestran convencidos de que todavía pueden ganar la elección el próximo 5 de noviembre, e insisten en que el mandatario solo tuvo una “mala noche” en el primer debate y está lúcido como siempre para llevar la presidencia. Pero los intentos de Biden y su anillo más cercano de colaboradores por torcer la historia que dejó el debate han sido inútiles. Pero su respuesta ha estado muy lejos de acallar las dudas. Al contrario: sumó nuevas críticas –varios demócratas le pidieron a Biden más compromiso, más apariciones públicas, y menos teleprompter–, y embarraron más la cancha.
Biden, su anillo de confianza y la Casa Blanca se enredaron en las explicaciones sobre el pobre desempeño en el debate: primero fue un resfriado, luego la culpa fue de los asesores que lo agotaron en la preparación, y después Biden dijo que tenía jet lag, aunque estuvo una semana en Camp David antes del duelo con Trump. Su vocera, Karine Jean-Pierre, dijo que no había visto un médico, pero Biden dijo que sí, y la vocera debió corregirse. Una reunión con los gobernadores demócratas debía brindar una muestra de apoyo, pero la noticia que se filtró fue que Biden les dijo que necesita dormir más, y que evitará los eventos después de las 8 de la noche, otra evidencia de su vejez. Varios gobernadores lo apoyaron públicamente, como Gavine Newsom, de California, o Gretchen Whitmer, de Michigan, dos “presidenciables”. Pero la gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, le pidió que “evaluara cuidadosamente” su candidatura.
“El presidente Biden salvó nuestra democracia en 2020 y ha hecho un trabajo sobresaliente durante los últimos cuatro años. Estoy profundamente agradecido por su liderazgo”, dijo Healy en una declaración a la cadena de noticias CNN.
“Y sé que él está de acuerdo en que esta es la elección más importante de nuestras vidas. El mejor camino para seguir en este momento es una decisión que debe tomar el presidente. En los próximos días, lo insto a que escuche al pueblo estadounidense y evalúe cuidadosamente si sigue siendo nuestra mejor esperanza para derrotar a Donald Trump”, afirmó.
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