Advierten que la crisis política y la violencia empujan a Ucrania hacia una guerra civil
El ex presidente Kravchuk dijo que "la situación es dramática"; la oposición formó una milicia dispuesta a "sacrificar la vida por el pueblo ucraniano"
KIEV.- Mientras la violencia se extiende progresivamente al resto de las ciudades de Ucrania, ayer crecieron las advertencias de que el país ya está al borde de una abierta guerra civil, ante la profundización de los enfrentamientos entre las autoridades, cercanas a Rusia, y los grupos opositores , inclinados por estrechar las relaciones con Europa.
Durante una tensa sesión del Parlamento, en la que discutía una amplia amnistía para los opositores arrestados en las protestas, el ex presidente ucraniano Leonid Kravchuk instó a todas las fuerzas políticas a elaborar una "hoja de ruta" para sacar a Ucrania de la crisis que la puso "al borde de la guerra civil".
"Todo el mundo se da cuenta y Ucrania se da cuenta de que el país está al borde de la guerra civil", dijo Kravchuk, el primer presidente del país después de que se independizara de Rusia, en 1991.
"Hay autoridades paralelas en el país y un levantamiento de facto. Es una revolución. Es una situación dramática en la que debemos actuar con la mayor responsabilidad", dijo a los diputados, que lo ovacionaron.
"Necesitamos reducir la confrontación entre las partes y acordar un plan para solucionar el conflicto. Necesitamos trabajar en este plan paso a paso para aliviar la confrontación", dijo Kravchuk en la Rada (el Parlamento), donde también estaban presentes sus sucesores, Leonid Kuchma (1994-2005) y Viktor Yushchenko (2005-2010).
La abolición de las durísimas leyes antiprotestas aprobadas la semana pasada y la renuncia, el lunes, del gobierno presidido por el primer ministro Nikolai Azarov no lograron detener la volátil crisis política que sacude Ucrania desde noviembre pasado y que ya dejó varios muertos.
La "guardia nacional"
En los últimos dos días, los acontecimientos dejaron en evidencia que el empuje de los opositores, que con celeridad ocuparon las plazas del poder una tras otra, desbordó al gobierno del cuestionado presidente Viktor Yanukovich.
Las alarmantes advertencias de Kravchuk se amplificaron en los medios locales luego de que los disidentes crearon ayer una milicia. Los manifestantes ucranianos instituyeron la "guardia nacional", formada por las ex unidades de autodefensa de Maidan Nezalezhnosti, la plaza Independencia, centro de las protestas en el corazón de Kiev.
Los nuevos miembros de la "guardia nacional" se dijeron dispuestos a "sacrificar la vida por el pueblo ucraniano y por Ucrania".
El juramento fue en Casa Ucrania, el ex museo de Lenin, ocupado el pasado sábado por los manifestantes.
Luego de mantener una reunión con Yanukovich, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, pidió el fin de la violencia y "un auténtico diálogo" entre la oposición europeísta y las autoridades ucranianas.
"Estamos muy preocupados por lo que está sucediendo. Proceda de donde proceda la crueldad, debe ser parada", demandó Ashton, quien no descartó que la UE pueda introducir sanciones contra Kiev, pues, a su juicio, la responsabilidad final sobre lo sucedido recaerá en las autoridades que ejercen el poder.
Yanukovich reiteró sus compromisos tanto con la búsqueda de una solución pacífica a la crisis como con el avance de Ucrania hacia la integración con la UE, según un comunicado de su oficina.
Presión de Berlín
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, habló por teléfono con Yanukovich y lo instó a buscar una "salida democrática" a la crisis, al tiempo que le garantizó la ayuda de la UE y de Berlín en ese camino.
El gobierno alemán comunicó detalles de esta conversación después de haber informado de una primera llamada de Merkel al presidente ruso, Vladimir Putin, a quien reclamó colaboración para promover un "diálogo constructivo" entre las autoridades de Kiev y la oposición.
En un comienzo pacíficas y concentradas en la capital, Kiev, las protestas se volvieron violentas hace dos semanas, cuando se endurecieron las leyes contra las manifestaciones.
Desde entonces, por lo menos cinco personas murieron y los focos violentos se propagaron hacia otras ciudades del país.
Los ucranianos ganaron masivamente las calles en noviembre pasado, cuando el presidente Yanukovich, un firme aliado de Moscú, desistió de firmar acuerdos comerciales con la UE, pactos que hubieran acercado aún más a Kiev a Europa, mientras se alejaba de la influencia que todavía mantiene el Kremlin sobre esa ex república soviética.
A cambio de la negativa ucraniana, Rusia compró a Kiev 15.000 millones de dólares de sus bonos soberanos para aliviar la crisis financiera del gobierno de Yanukovich.
Agencias DPA, ANSA y Reuters
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