Acusan al controvertido presidente filipino de ordenar asesinatos y atentados
Un ex sicario confesó haber arrojado a sus víctimas a los cocodrilos cuando Rodrigo Duterte era alcalde
MANILA.- Un ex sicario acusó hoy al presidente de Filipinas , Rodrigo Duterte , en el Senado de haber ordenado varios asesinatos y atentados en mezquitas cuando era el alcalde de la ciudad sureña de Davao, cargo que ostentó durante más de dos décadas.
"Nuestro trabajo era matar a criminales como traficantes de droga, violadores y ladrones", e incluso uno de ellos fue dado de comer a un cocodrilo, reveló en la sesión televisada el filipino Edgar Matobato, de 57 años, un asesino confeso y supuesto ex miembro de un grupo que operaba bajo las órdenes de Duterte cuando dirigía la alcaldía de Davao.
La investigación del Senado está encabezada por la senadora Leila de Lima, una firme crítica de la campaña antidroga de Duterte. El mandatario ha acusado a Lima de estar implicada en el mundo de la droga, alegando que tenía un conductor que tomó dinero de capos detenidos; ella niega las acusaciones.
Matobato explicó también que Duterte llegó a emitir una orden para matar a de Lima, cuando era la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos e investigaba la posible implicación del alcalde en asesinatos extrajudiciales en 2009. Contó que él y otros compañeros esperaban tenderle una emboscada, pero no fue a la parte de una zona montañosa, una supuesta fosa común, donde tenían previsto dispararle.
"Si hubiese ido a la parte superior, nosotros ya estábamos en posición de emboscada'', dijo Matobato a de Lima. "Fue bueno que se marchara", agregó.
Matobato afirmó haber participado en unos 50 asesinatos como miembro de los llamados "Escuadrones de la Muerte de Davao" y añadió que Duterte también les ordenó que secuestraran y mataran a algunos de sus rivales y enemigos.
Entre otros, colaboró en el asesinato de cuatro miembros del bando de Prospero Nograles cuando le disputaba a Duterte la alcaldía de Davao.
"Los estrangulamos. Les abrimos las tripas y luego cargamos sus cadáveres en un barco y los tiramos al mar", relató Matobato sobre estas cuatro víctimas.
Las declaraciones de testigo en el Senado concuerdan con las acusaciones vertidas por organizaciones internacionales como Human Rights Watch hace años sobre el período de Duterte al frente de Davao.
"Para Rodrigo Duterte, los brutales «Escuadrones de la Muerte» que se han cobrado la vida de más de 1000 personas mientras él ocupaba el puesto de alcalde de Davao (...) no son un problema. Son una plataforma política", dijo Human Rights Watch (HRW) en una de las muchas denuncias que ha hecho contra él durante los años.
Matobato también afirmó que "Duterte dio la orden de matar a musulmanes en las mezquitas" en 1993, después de la explosión de una bomba en la catedral de la ciudad.
El ex sicario incluso inculpó a Paolo Duterte, el primogénito del presidente, y lo calificó de drogadicto, una acusación polémica dada la campaña contra la droga que dirige su padre y que ha causado la muerte de casi 3500 supuestos narcotraficantes y drogadictos.
Paolo fue acusado asimismo por el antiguo sicario de haber ordenado el asesinato del empresario filipino Richard King, con quien, según el testigo, competía por la atención de una mujer.
El secretario de comunicaciones de la Presidencia de Filipinas, Martin Andanar, rechazó las acusaciones y aseguró que el jefe del Estado "no sería capaz de ordenar" el ataque a mezquitas y musulmanes.
Duterte no ha hecho comentario alguno sobre la comparecencia de Matobato en su primer discurso público, pronunciado hoy durante una visita a un campamento militar en la provincia de Bulacan, cerca de Manila.
El presidente filipino ha presumido en numerosas ocasiones de que la muerte de criminales en Davao fue un método "muy efectivo" para reducir la tasa de delincuencia, una de las más altas del país cuando él llegó a la alcaldía, en 1988.
"Ahora somos la novena ciudad más segura del mundo. ¿Cómo creen que lo he hecho? (...) Los maté a todos (los criminales)", dijo Duterte numerosas veces.
El mandatario llamó en varias ocasiones a ciudadanos y policías a matar a traficantes y consumidores de drogas como parte de su campaña contra los estupefacientes.
Casi 3500 supuestos narcotraficantes y drogadictos murieron desde que Duterte empezó a gobernar: cerca de 1500 en operaciones policiales y el resto a manos de grupos de "vigilantes", según datos de la Policía.
Agencias EFE y AP
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