Acuerdo estancado: crece el malestar en la UE por las demoras del Mercosur para responder a sus exigencias
Un alto funcionario europeo destacó “un endurecimiento de parte de los brasileños, pese a que acá estaban todos contentos cuando Lula ganó”
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BRUSELAS.- En la Unión Europea (UE) ya no ocultan su malestar por la demora del Mercosur en responder a sus últimas exigencias para sellar el acuerdo entre los bloques, estancado desde su anuncio con bombos y platillos hace ya cuatro años. “Estamos impacientes”, admitió un alto funcionario europeo al tanto de las negociaciones y abocado a los vínculos con América Latina.
Y, paradójicamente, en Bruselas ahora todos los cañones apuntan contra quien hasta hace pocos meses pensaban que sería el dirigente que le daría el impulso final al tratado: el presidente Luiz Inacio Lula da Silva. “En los últimos meses notamos un endurecimiento de parte de los brasileños, pese a que acá estaban todos contentos cuando Lula ganó” las elecciones a Jair Bolsonaro el año pasado, sostuvo el alto funcionario, en un diálogo con periodistas de medios argentinos y uruguayos, entre ellos LA NACION.
Los países que integran el Mercosur (la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) deberían presentar en los próximos días su contrapropuesta al instrumento de garantías ambientales planteado por los europeos en marzo, con demandas que provocaron fuertes reticencias en parte del bloque sudamericano y que empantanaron el acuerdo. En Bruselas esperan que esa respuesta –que podría ser debatida en la reunión del Mercosur en Puerto Iguazú el 3 y 4 de julio– llegue antes de la cumbre de la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC, integrada por 33 países), el 17 y 18 de julio próximos.
“El tratado con el Mercosur es complicado políticamente y muy importante económicamente”, evaluó otro importante funcionario europeo, enfocado en América Latina y que es parte de las negociaciones. “Tardamos 20 años en llegar a un balance… ahora esto se puede ajustar. Estamos dispuestos a ver qué responden desde el Mercosur”, añadió sobre la continuidad del diálogo. En la cumbre de Puerto Iguazú, Alberto Fernández le pasará a Lula la presidencia pro tempore del bloque, pero en Bruselas nadie tiene demasiado optimismo en que eso pueda ser un factor determinante.
El propio Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, reconoció que la propuesta de anexo medioambiental al acuerdo de asociación negociado con el Mercosur no ha sido “bien recibida”.
“Se ha presentado un protocolo adicional que no reabre el acuerdo, sino que lo complementa para tener en cuenta las preocupaciones de carácter ambiental de varios países europeos”, indicó. Sin embargo, “ese protocolo adicional no ha sido bien recibido por los colegas latinoamericanos” y “no tenemos respuesta concreta de su parte” sobre la razón, añadió.
El acuerdo UE-Mercosur fue anunciado en junio de 2019, pero el proceso de ratificación nunca se concretó. La reciente demanda de Bruselas de agregar un instrumento que convertiría compromisos ambientales del Acuerdo de París en metas obligatorias que contemplen la protección ambiental cayó mal, en especial en el gobierno brasileño, que lo vio como un cambio de las reglas del juego. Uno de los principales objetivos de la UE es vetar las importaciones de productos –como carne, café, cacao, aceite de palma, caucho y madera– que provengan de tierras deforestadas, un problema de larga data en el Amazonas, pero que se agravó en la gestión de Bolsonaro y que Lula prometió combatir.
“Al principio del gobierno de Lula [en enero] hubo una redinamización de la relación con Brasil. Pero de a poco se ha convertido en un socio difícil, no solo por el tema del Mercosur, sino por sus posturas sobre Rusia y la guerra en Ucrania”, manifestaron en Bruselas, con un tono de desilusión.
En las últimas semanas, Lula no ahorró críticas. Durante una reciente visita a Italia, calificó de “inaceptable” la propuesta europea, y en el Palacio del Elíseo, ante el presidente Emmanuel Macron, elevó el tono al arremeter contra las exigencias medioambientales adicionales. Más tarde, al recibir a la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, advirtió que el acuerdo “amplía las obligaciones de Brasil y las torna objeto de sanciones en caso de incumplimiento”. En Bruselas, sus expresiones cayeron mal y los funcionarios desmintieron que su propuesta incluyera tales sanciones.
Preservação ambiental e combate às desigualdades sociais precisam acontecer juntos, para que o mundo tenha condições de combater a fome e a miséria.
— Lula (@LulaOficial) June 24, 2023
🎥: Audiovisual/PR pic.twitter.com/YbnT1gq9mU
“Para nosotros es fundamental firmar el tratado”, remarcó otro funcionario europeo. “Pero hasta que no esté la contrapropuesta no podremos avanzar”, agregó.
Durante los últimos dos años, la UE buscó una solución a su preocupación por la deforestación en la región –con mención también a Chaco– sin reabrir el acuerdo, que “fuera aceptable para el Mercosur y para los grupos de presión”, dijeron los funcionarios europeos, en referencia a los lobbys medioambientales y agrícolas.
Para Bruselas, además, hay un apuro extra: en junio del año próximo habrá elecciones para el Parlamento Europeo –un proceso que iniciará a su vez la renovación de los responsables de las principales instituciones, incluida la Comisión Europea– y por eso buscan acelerar el tratado. El país que más resistencia ha mostrado al acuerdo UE-Mercosur es Francia, con una fuerte oposición de su sector agrícola, pero también Bélgica, Irlanda, Austria y Países Bajos tienen sus discrepancias, admitieron en la capital belga.
La visión sobre la Argentina
“Sabemos que Uruguay y la Argentina tenían los papeles listos para firmar [el acuerdo] desde abril pasado”, sostuvieron en los funcionarios europeos, que a la vez confiaron en que ambos países, junto con Paraguay, puedan ejercer algún tipo de “presión” sobre el socio mayor del bloque para destrabar la parálisis.
“La Argentina se dio cuenta que es mejor tener el tratado que no tenerlo, y que no firmarlo podría romper el Mercosur”, expresó uno de los funcionarios de la UE, al hacer referencia a la convicción de Uruguay para sellar el pacto. “La posición que más nos gusta respecto de este tema es la del gobierno uruguayo”, admitió, aunque no escondió la “preocupación” por el coqueteo del presidente Luis Lacalle Pou para avanzar en un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China.
Este mes, antes de su visita a Brasil para reunirse con Lula, Von der Leyen dijo en una entrevista con LA NACION que su “compromiso es lograr que el acuerdo UE-Mercosur se concrete, y rápido”. Mientras esperan la contrapropuesta del bloque sudamericano, los funcionarios europeos admitieron que a lo máximo que aspiran es “hacer un nuevo y sólido compromiso político antes de fin de año”, pero que “lograr la firma será muy difícil”.
Lula ya había hablado antes de un plazo parecido. “Hacia final de año tendremos una decisión y espero que tengamos capacidad y sabiduría sobre ese asunto tan importante para la UE y el Mercosur”, manifestó en París.
En tanto, Alberto Fernández fue otro de los presidentes que recibió a la titular del órgano ejecutivo de la UE en su reciente gira, y en ese encuentro en Buenos Aires remarcó que el Mercosur pretende “un acuerdo que balancee las economías de cada una de las regiones y que tenga en cuenta las asimetrías que existen objetivamente para preservar el desarrollo propio de nuestra región”.
Respecto a las posturas de Alberto Fernández y el Gobierno en temas internacionales, los altos funcionarios europeos destacaron que “la Argentina votó todas las resoluciones en la ONU [para condenar la invasión rusa a Ucrania], pero hay discursos públicos del Presidente, y también en privado, que van por otro lado”. Además, calificaron como “fatal” el viaje del mandatario a Moscú para reunirse con el presidente Vladimir Putin, en febrero del año pasado, muy poco antes de la invasión a Ucrania.
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