Abusos: Francisco traslada la “escuela de monaguillos” afuera del Vaticano
El Instituto se encuentra en el ojo de la tormenta por un inédito juicio por abusos sexuales cometidos en su interior en tiempos de Benedicto XVI
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ROMA.- En una movida que causó mucho ruido, Francisco decidió trasladar afuera del Vaticano a un instituto de monaguillos que suelen ayudar en las misas de la Basílica de San Pedro, que precisamente se encuentra en el ojo de la tormenta por un juicio por abusos sexuales cometidos en su interior, en tiempos de Benedicto XVI.
Un comunicado difundido por la Sala de Prensa que jamás mencionó este juicio -sin precedente en el Vaticano y por ende, el escándalo que arrastra junto a sí-, aseguró que “desde hace tiempo que se estaba estudiando la hipótesis de un traslado del Preseminario San Pío X fuera de los Muros Vaticanos, también para favorecer la cercanía de los jóvenes estudiantes a los sitios donde desarrollan sus estudios y sus actividades creativas”.
“En una reciente audiencia, el Santo Padre Francisco le comunicó al rector, reverendo Don Angelo Magistrelli, la decisión de que el Preseminario, a partir del próximo mes de septiembre, mude su sede al exterior de la Ciudad del Vaticano, en un lugar conveniente”, agregó.
Lejos de aludir al juicio en curso –que comenzó en octubre del año pasado y es el primero en el que se juzgan a dos sacerdotes por presuntos abusos cometidos a la sombra de la cúpula de San Pedro-, el comunicado fue más allá. Y aseguró que el Papa también felicitó y expresó gratitud a Don Magistrelli –que no está involucrado en el escándalo-, por la obra cumplida en los 75 años de vida de la institución.
Incluso el Papa “reconoció su validez educativa” y pidió que pueda continuar “el apreciado servicio litúrgico desarrollado por los jóvenes estudiantes en la Basílica de San Pedro”, según el comunicado. “Se trata, por lo tanto, de una nueva etapa de la vida y de la actividad del Preseminario San Pío X, que ofrecerá sin dudas nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo sobre todo en la promoción de vocaciones al sagrado ministerio”, concluyó.
La noticia del traslado afuera del Vaticano de la denominada escuela de los “monaguillos del Papa” –que desde que se creó, en 1956, dio vida a casi 200 vocaciones sacerdotales, según su sitio web, causó mucha perplejidad. Sobre todo por el contenido del comunicado, que jamás mencionó el juicio en curso que involucra al instituto, probablemente para no inteferir en el proceso, que podría concluir pronto. ¿Por qué no se esperó entonces el fin del juicio para anunciar el traslado? ¿El Papa se está adelantando a la sentencia que se avecina?, fueron algunas preguntas que surgieron.
Abusos sexuales
El juicio tiene que ver con abusos sexuales padecidos hace más de una década por niños que vivían y estudiaban para ser monaguillos en un instituto que se encuentra literalmente a la sombra de la Basílica de San Pedro: en el Palazzo San Carlo, entre el cuartel de la gendarmería y la residencia de Santa Marta, en el Vaticano.
En el banquillo se encuentran dos sacerdotes italianos: uno es Gabriele Martinelli, cura de 29 años de la diócesis de Como, ordenado en 2017 y acusado de haber perpetrado uno de los delitos más aberrantes que puedan cometerse en la Iglesia católica; otro es monseñor Enrico Radice, rector del pre-seminario San Pío X, acusado de haber encubierto y defendido al culpable.
El caso se remonta a denuncias presentadas por Kamil Jarzembowski, exmonaguillo polaco que, hace más de una década fue testigo de los abusos sexuales cometidos por la noche contra diversos menores por Martinelli, que de día, como si nada hubiera pasado, ayudaba a Benedicto XVI (papa emérito) en las celebraciones eucarísticas. El escándalo había salido a la luz en 2017 en un libro escrito por el periodista Gianluigi Nuzzi –autor de diversos best-sellers sobre trapos sucios del Vaticano-, en el que contaba la dramática historia de Jarzembowski, que había entrado en el pre-seminario en 2009 y que en 2014 había denunciado ante las autoridades eclesiásticas abusos sobre un compañerito de habitación. Denuncias que, en sendas cartas alcanzaron altísimos prelados, pero que nunca fueron escuchadas, es más, fueron silenciadas y que determinaron su expulsión del pre-seminario. Las acusaciones de Jarzembowski, no obstante, tuvieron mucho eco en sendos programas televisivos e hicieron que otros ex alumnos del pre-seminario tuvieran el coraje de salir a denunciar.
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