El Papa, sobre los abusos sexuales a cientos de menores en EE.UU.: "Esta suciedad está en la Iglesia"
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco no se quedó callado. Tras la salida a la luz del informe judicial realizado en Estados Unidos a raíz de los más de 1000 casos de abuso sexual cometidos por miembros de la Iglesia Católica a lo largo de 70 años a víctimas infantiles y adolescentes en seis diócesis de Pensilvania, condenó el "delito" de las agresiones y su encubrimiento y exigió responsabilidades.
En una carta dirigida a todos los católicos del mundo, el pontífice argentino pidió perdón por el dolor que padecieron las víctimas y dijo que los católicos laicos deben implicarse en los esfuerzos para eliminar los abusos y su encubrimiento.
"No mostramos ningún cuidado por los más pequeños, los abandonamos", escribió el Papa en una misiva que se hizo pública hoy, antes de su viaje a Irlanda, que se espera esté monopolizado por el escándalo.
Francisco utilizó una "Carta al Pueblo de Dios", entendido en su universalidad, un instrumento excepcional que no se registra en la historia reciente de la Iglesia, para reiterar el "dolor", la "vergüenza" y el "arrepentimiento" por el escándalo de la pedofilia cometida por el clero.
Es "un crimen que genera profundas heridas de dolor e impotencia, sobre todo en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad", dijo y agregó que las heridas provocadas por estos delitos "nunca prescriben".
"Aunque se pueda decir que la mayor parte de los casos se refiere al pasado, sin embargo con el pasar del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas no desaparecen nunca y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a concentrar los esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas nunca prescriben".
"Mirando al pasado, nunca será lo suficiente lo que se hace para pedir perdón y tratar de reparar el daño causado. Mirando al futuro, nunca será poco lo que se hace para dar vida a una cultura capaz de evitar que tales situaciones no solo no se repitan, sino que encuentren espacio para ser cubiertas y perpetuarse", escribió el Papa en la carta.
"El dolor de las víctimas y de sus familias es también nuestro dolor, por ello urge reiterar una vez más nuestro compromiso por garantizar la protección de los niños y de los adultos en situación de vulnerabilidad", continuó.
El pontífice llamó a dejar atrás las omisiones y pasar a la denuncia: "Hoy somos interpelados como pueblo de Dios a hacernos cargo del dolor de nuestros hermanos heridos en la carne y el espíritu. Si en el pasado la omisión pudo volverse una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su significado más profundo y exigente, se vuelva nuestro modo de hacer la historia presente y futura, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones y especialmente las víctimas de todo tipo de abuso puedan hallar una mano tendida que las proteja y las rescate de su dolor".
"Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos y también por todos aquellos que tenían la misión de vigilar y proteger a los más vulnerables. Pedimos perdón por los pecados propios y ajenos".
"La conciencia del pecado nos ayuda a reconocer los errores, los delitos y las heridas infligidas en el pasado y nos permite abrirnos y comprometernos mayormente en el presente en un camino de renovada conversión", agregó Francisco sobre la pedofilia.
"Esta suciedad está en la Iglesia", observó el Papa y retomó las palabras del cardenal Joseph Ratzinger en 2005: "Hago mías las palabras del entonces cardenal Ratzinger cuando, en el Vía Crucis escrito para el Viernes Santo de 2005, se unió grito de dolor de tantas víctimas y con fuerza dijo: 'Cuánta suciedad hay en la Iglesia y precisamente entre aquellos que, en el sacerdocio, deberían pertenecerle completamente a Él".
En otro tramo de la carta, Francisco recuerda que "decir que no al abuso significa decir con fuerza no a cualquier forma de clericalismo" y por lo tanto "es imposible imaginar una conversión del actuar eclesial sin la participación activa de todos los componentes del pueblo de Dios".
Francisco ya había utilizado este medio, una Carta al Pueblo pero dirigida específicamente al pueblo chileno por el escándalo de la pedofilia. Antes Benedicto XVI también lo hizo, pero dirigidas a China e Irlanda, en tanto Juan Pablo II escribió una carta a todas las mujeres.
Agencias AP y ANSA
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