Abdala Bucaram: el eterno retorno del "Loco"
1997
Más que como un gran estadista, el ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram Ortiz es recordado como un desequilibrado que ocupó el sillón presidencial durante unos pocos, pero agitados meses; de allí, su apodo de "Loco".
Su gobierno, que duró apenas seis meses, se caracterizó por un alto nivel de corrupción y por la excéntrica personalidad de Bucaram, que planeó, entre otras cosas, contratar a Diego Maradona para la selección ecuatoriana, que organizó pantagruélicas fiestas en la casa presidencial y que grabó un disco de rock durante su gestión.
Sus abuelos paternos eran libaneses -de ahí, su nombre de origen árabe-, y pertenece a una de las familias más influyentes de la política ecuatoriana.
Con un diploma de la Facultad de Derecho bajo el brazo, Bucaram se destacó más como deportista que como abogado: fue récord ecuatoriano de los 100 metros llanos y formó parte de la delegación de los Juegos Olímpicos de Munich de 1972.
En 1996, tras una campaña hilvanada por un mensaje populista y la megalomanía -sus mítines terminaban en un desenfrenado espectáculo de canto y danza, con él mismo bailando sobre el escenario-, el "Loco" se ganó la adhesión de los sectores más desfavorecidos, hastiados de los políticos tradicionales. En el ballottage, celebrado en julio, Bucaram se impuso con el 54,3% de los votos y se convirtió en el presidente de Ecuador.
Una vez en el poder, se dedicó a incrementar su patrimonio y a favorecer los intereses económicos de su entorno. Sin límites en el derroche, su hijo Jacobito, de 21 años, organizó una fiesta para celebrar su primer millón de dólares, en su mayor parte, ganado en los manejos ilícitos de las aduanas de Guayaquil.
En poco tiempo se fueron acumulando los excesos de Bucaram, que, sometido a la presión popular y a un dictamen del Congreso que lo declaró incapaz mental, fue destituido el 6 de febrero de 1997 y huyó a Panamá, donde obtuvo el asilo político.
2006
Pero la nostalgia por su país y la ambición política hacen que el regreso a Ecuador siga guiando sus pasos. Gracias a un turbio acuerdo político en 2005 con el entonces presidente ecuatoriano, Lucio Gutiérrez, Bucaram consideró que era tiempo de volver a a su país, aunque ahí eran pocos los que ansiaban su retorno.
A bordo de la avioneta de un amigo, Bucaram llegó a Guayaquil en la madrugada del sábado 2 de abril, aprovechando la oscuridad de la noche. Lo primero que hizo ese día fue recorrer la ciudad para abrazar a viejos amigos y saborear un plato de "guatita" (un guiso con trozos de panza de res), su comida favorita.
Sin embargo, la indignación popular que provocó su retorno fue una de las causas que precipitaron la caída de Gutiérrez y una nueva crisis política en Ecuador. En medio del caos, y tras sólo 18 días, Bucaram regresó al exilio en la Ciudad de Panamá.
A pesar de todo, "El Loco" no se dio por vencido y ya tiene en mente ser candidato en las elecciones presidenciales del próximo 15 de octubre. Desde su departamento en Panamá, mueve los hilos de sus seguidores en Ecuador y se mantiene muy presente en el día a día de la política de su país. Sin ir más lejos, el miércoles pasado participó, vía telefónica, de una reunión de su partido en Guayaquil.
En Ecuador se comenta que Bucaram, como buen deportista que es, se dedica por las tardes a jugar al básquet, y como buen parrandero, por las noches sale a divertirse en la capital panameña.
Sin embargo todos subrayan que convive con una gran nostalgia y que su mayor anhelo sigue siendo el de regresar, triunfal, a Ecuador. Por el momento, sus posibilidades de volver son remotas, porque la Corte Suprema reactivó las dos órdenes de arresto en su contra y, de pisar Ecuador, sentirá nostalgia, pero de la libertad