A la ucraniana, a la irlandesa o a la uruguaya: cuál es la fórmula para resolver la deuda externa
¿Cuál es la mejor forma de pagar la deuda externa? ¿A la "uruguaya" o a la "ucraniana"? ¿Es posible repetir "el milagro portugués"? Después de que el ministro de Economía, Hernán Lacunza , anunciara el plan de "reperfilamiento" de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se abrió un debate entre economistas y analistas financieros con miras hacia afuera: ¿cuál es la mejor vía para salir airoso de la deuda?
Los economistas advirtieron que buscar un reflejo exacto en la "fórmula" de otros países puede resultar desacertado, ya que cada uno cuenta con características particulares, atadas al contexto geográfico, económico y político. Así lo explicó Martín Kalos, economista jefe de la consultora Elypsis, que consideró que todo es completamente distinto en cuanto al acceso a mercados y la política monetaria. "Ninguno da una receta porque hay que entender las particularidades de cada caso. Las negociaciones son distintas según los momentos y se buscan maneras para resolver cómo salir", señaló.
Pero esto no es todo. Además de las particularidades de cada país, hay que tener en cuenta que cumplir con los compromisos financieros externos también requiere de la implementación de medidas de ajuste que conllevan un costo social. "Nada es tan fácil porque resolver la deuda genera consecuencias sociales", advirtió Kalos.
Ucrania
Uno de los ejemplos emblemáticos es el de Ucrania, que en abril de 2014 acordó con el FMI un acuerdo stand-by a dos años por 17.000 millones de dólares. Ucrania atravesó un escenario macroeconómico de recesión, desequilibrio fiscal, suba de los precios, mientras se desataba el conflicto con Rusia en el este del país. Por eso, creció la preocupación sobre la capacidad de pago y se decidió reestructurar la deuda. Un año más tarde Ucrania pasó de un acuerdo stand-by a un programa de facilidades extendidas (EFF, por sus siglas en inglés), que le agregó 5000 millones de dólares y una amplitud en los plazos de pago de cuatro a diez años.
Ucrania implementó reformas para saldar la deuda con el FMI, entre las que se incluyeron subas de tarifas energéticas, reestructuración del sector bancario, reformas en la gestión de empresas estatales y la negociación de nuevas condiciones con los fondos de inversión que concentraban las obligaciones financieras del país, según consignó un informe de la consultora LCG. "En 2015 el gobierno acordó una reestructuración de la deuda soberana con un comité de acreedores privados. Se logró canjear el total en manos de privados (sin holdouts). El acuerdo de canje ocurrió de forma voluntaria y pudo reunir a la mayoría de los acreedores", precisó el informe.
Entre las nuevas condiciones de la reestructuración, Ucrania logró una quita del 20% de la deuda -que pasó de US$19.300 millones a US$15.500 millones- y entregó instrumentos atados a la evolución del PBI, es decir, que se pagaban cuando la actividad económica creciera más del 3%. Los vencimientos de los bonos se extendieron por cuatro años y se brindó un período de cuatro años de gracia en que solo se pagaban los intereses de la deuda.
Las consecuencias económicas en Ucrania quedaron a la vista, con una caída del 10% en la actividad económica en 2015 y una suba del índice de precios de 48,7%, pero al año siguiente, la actividad creció a un promedio del 2,7% anual y la inflación se estabilizó en alrededor del 12%. Sin embargo, el déficit fiscal se detuvo en torno al 2,4% del PBI y el resultado de cuenta corriente mantiene un saldo negativo del 2,5% del PBI desde 2016. Por eso, a fines de 2018 el gobierno de Ucrania recurrió a una nueva asistencia del FMI para hacer frente a distintos vencimientos de deuda.
Uruguay
El caso de Uruguay es un ejemplo de estudio entre los especialistas del FMI. En mayo de 2000, el organismo aprobó un crédito stand-by de 22 meses por 197 millones de dólares, ya que Uruguay atravesaba una recesión, por una "contracción en la producción como resultado de una coincidencia inusual de shocks adversos, incluida la devaluación del real brasileño y una sequía severa", resumió el FMI. El programa incluía "recortes selectivos de impuestos para reducir los costos en la economía" y reducir a la mitad el déficit del sector público, además de "mejorar la eficiencia en las grandes empresas del sector público no financiero y en los bancos públicos fortalecer el sistema de seguridad social".
Pero Uruguay no pudo cumplir con sus obligaciones con el FMI y en 2002 debió acudir a un aumento en el crédito por 1500 millones de dólares tras el "efecto contagio" que sufrió de la crisis argentina. El economista que lideró el proceso de reestructuración de deuda uruguaya, Carlos Steneri, explicó a LA NACION, que los cambios en las condiciones para afrontar el crédito con el Fondo se basaron en extender plazos sin tocar capital ni intereses. Uruguay acudió a un intercambio voluntario de deuda, por el que prolongó los vencimientos en cinco años y contó con una participación del 93% de los acreedores.
Según explicó, Uruguay necesitó refinanciar su deuda después de una "fuerte corrida bancaria", cuando los depositantes argentinos retiraron en masa el dinero de los bancos. "Pagamos con reservas, asistimos a los bancos y quebramos el 25% de nuestro sistema financiero. Tratamos de proteger a los depositantes de hasta 100.000 dólares y a los ahorristas de los bancos públicos (Hipotecario y de la República) les hicimos una extensión de plazos", dijo a este diario y puntualizó en que uno de los principales requerimientos del gobierno uruguayo fue que no quisieron incurrir en un default.
Para 2003, el FMI aprobó una extensión de un año hasta 2005 para completar el acuerdo. Los objetivos principales eran recuperar la liquidez del sistema bancario, a la vez que también se buscó reducir el déficit del sector público, para lo que se implementaron medidas de recorte, como un impuesto temporal a todos los sueldos del 10%.
Portugal
La crisis global de 2008 y el traslado a Europa de la crisis subprime le generó a Portugal un resultado fatídico: el país había alcanzado la tasa de crecimiento más baja en la eurozona y el desempleo había tocado su nivel más alto en diez años, producto de un fuerte saldo negativo en los índices de productividad y una suba del déficit que rondaba el 11% del PBI en 2010. Esto derivó en la necesidad de solicitar un salvataje financiero, que provino de la troika, conformada por el FMI, la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE), que otorgaron en 2011 un "paquete cooperativo de financiación" de tres años que rondaba los 78.000 millones de euros.
Por eso, acudió a un ajuste fiscal estricto que incluyó el congelamiento del salario mínimo y el empleo público, la eliminación del aguinaldo y el incremento de la jornada laboral, entre otras cosas. Estas medidas dejaron un índice de desempleo que escaló al 16% en 2013. Para Martín Vauthier, director de Estudio EcoGo, controlar el déficit fue posible, gracias a una "prudencia fiscal" sostenida en el tiempo que contribuyeron a un fuerte movimiento en las exportaciones, especialmente del turismo receptivo y la inversión extranjera. Pero también destacó que el país equilibró sus cuentas porque "tiene problemas de inflación, no tenían la posibilidad de devaluación", ya que el país mantiene la política monetaria común con la Unión Europea.
Según el economista, el llamado "milagro portugués" ocurrió porque "Portugal se abarató mucho medido en euros y el crecimiento empezaron a traccionarlo las exportaciones y el turismo". "El milagro portugués no es tal porque no hay un crecimiento que pase por encima de los países de Europa y, además, el Banco Central europeo le ha permitido a Portugal endeudarse a tasas más bajas que otros países de la región, pero sí es cierto que a partir de una crisis brutal ha empezado a recuperarse", completó Kalos.
Pese a que la deuda pública de Portugal ronda el 120% del PBI y es el tercero más alto en la eurozona, el FMI presenta al país como un ejemplo del que aprender. Según las previsiones del organismo, Portugal terminará este año con "un pequeño déficit, y se espera que el saldo primario alcance su nivel más alto desde 1992".
Irlanda
El de Irlanda es considerado "un caso de éxito para el FMI". Por el efecto de la crisis subprime, el sector bancario irlandés quedó debilitado y la economía sólo mostraba números en rojo. El 16 de diciembre de 2010, el FMI informó sobre un "paquete internacional de rescate" de 85.000 millones de euros para "restaurar el sistema bancario", que incluía fondos del FMI, aportes de la Comisión Europea (CE) y la UE.
"No hubo exceso de deuda pública, sino un boom inmobiliario que se llevó puesto al sistema financiero y rescatarlo tenía un costo fiscal enorme. El Estado tuvo que intervenir para rescatar el sistema bancario y por eso pidieron ayuda", explicó a LA NACIÓN Leonardo Chialva, economista de Delphos Investment.
El "plan de recuperación" del gobierno irlandés apuntaba a generar un ahorro de un valor aproximado del 9% del PIB durante el período 2011-2014, pero, ¿cómo?: "Dos tercios de los ahorros se lograrán mediante la reducción del gasto público. Se reducirá el tamaño del sector público y también se recortarán los beneficios universales de bienestar social. Para aumentar los ingresos, la base impositiva se ampliará y las tasas impositivas aumentarán", informaba el FMI en ese momento.
Chialva aclaró que para asegurar el repago de la deuda, Irlanda acudió a un crudo ajuste fiscal que significó una caída de más del 10% de los salarios y una suba del desempleo que escaló al 15%."Irlanda sufrió una depresión de sus mercados domésticos para generar saldos exportables que den vuelta las cuentas externas", señaló. De forma similar, Vauthier expresó que los índices de productividad alentaron una reparación económica más rápida, que provinieron principalmente de la exportación de servicios y la ayuda del Banco Central Europeo, que compró bonos de la deuda y permitió una financiación menos costosa.
Para finales del 2013, la Junta Ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) informó que el programa económico de Irlanda se había completado con éxito. Pese a esto, el ajuste para completar la deuda dejó un país en rehabilitación. "Se prevé que la deuda pública alcance el 124% del PBI este año (por el 2013). Se espera que el déficit fiscal sea de alrededor del 7% del PBI. Los bancos siguen agobiados por las hipotecas indexadas de bajo rendimiento y por el 26,6% de los préstamos que no tienen vencimientos. El desempleo sigue siendo inaceptablemente alto en 12,5% en noviembre, con casi el 60% de los solicitantes de empleo sin trabajo durante más de un año", resumió el FMI.
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